Capítulo 13

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-Señora Munro necesito ir a una farmacia- el ama de llaves deja de mover su comida para prestarme atención- podría decirme como llegar-

-no entiendo de lo que estas hablando muchacha- camina hacia mi mientras limpia sus manos en el delantal- ¿Qué es una farmacia? –

-vamos señora Munro, estoy segura de que sabe de qué estoy hablando, entiendo que les guste todo este rollo de mantener la casa en un estilo medieval y todo eso pero yo necesito ir a la ciudad y dejar un poco todo este- lo ultimo lo digo pensando en Sean, necesito trazar mi ruta de escape, huir antes de que sea demasiado tarde aunque muy en el fondo se que ya lo es

-querida si lo que quieres es ir a Aberdeen, solo tienes que pedirle a Kieran que te lleve para que compres todo lo que necesite-

Suspiro cuando pienso que después de todas estas semanas por fin saldré del pequeño pueblo- ¿podría decirme donde se encuentra Kieran? -

-claro que si querida, búscalo en las caballerizas, un pelirrojo alto- me guiña un ojo mientras suelta una risilla cómplice que me hace sonreír

Es la primera vez en todo el tiempo que llevo aquí que voy a las caballerizas, la mayor parte del tiempo me la había pasado adentro de la casa o en el jardín trasero jugando con los niños de las otras criadas.

Sonrío cuando me encuentro de espaldas a un pelirrojo alto como lo describió la señora Munro, el kilt se balancea con el suave movimiento de sus caderas mientras canta una melodía dulce en gaélico, me aclaro la garganta para hacerle saber de mi presencia.

Se gira lentamente sin dejar de cantar y bailar dejándome con la boca seca cuando noto la belleza de sus dulces rasgos, sus ojos azules como el cielo me observan con un brillo de diversión hasta que llega a la última nota y se inclina graciosamente mientras aplaudo.

-vaya no sabia que alguien pudiera cantar así de bien- su sonrisa se ensancha mientras toma mi mano para depositar un beso en ella

-gracias mi lady, me alegra que mi humilde actuación haya sido de su agrado, pero lastimosamente para mi orgullo, estoy seguro de que no era eso para lo que había venido a buscarme-

-no la verdad, es que venia para pedirte que me llevaras a Aberdeen para comprar algunas cosas-

-por supuesto mi lady voy a prepararlo todo-

- ¿crees que sea posible que fuese en caballo? - la idea de huir se adentra en mi mente- así tú también podrías mirar algunas cosas, quizá para tu novia-

Una sonrisa dulce ilumina su rostro- si lo que deseaba era saber si tengo una mujer esperándome, puedes estar tranquila mi lady, estoy completamente disponible para cualquier dama con mirada de cardo silvestre-

Sus palabras me hacen sonrojar y no puedo evitar pensar cuan diferentes son Kieran y Sean, me molesta que no puedo dejar de pensar en él, en ningún momento- solo trataba de tener conversación, no me importa tu vida privada-

-vaya una mujer de carácter, me gusta- sale por una puerta trasera mientras lo sigo para saber a donde se dirige- por supuesto que no pienso dejar que monte, podría lastimarse y yo no puedo permitirlo-

Suspiro decepcionada al darme cuenta de que quizá he perdido esa oportunidad de huir- bien entonces vayamos-

La ciudad de Aberdeen no es realmente como esperaba, pareciera que todos lados a donde voy, la gente se empeña en parecer del siglo XIV.

A lo lejos diviso una pequeña casa mas parecida a una choza con un cartel anunciando sobre remedios, asumiendo que se trata de la farmacia me adentro en ella para sorprenderme encontrándome con estanterías llenas de frascos oscuros con nombres extraños.

-Vaya la chica con el nombre de la isla esmeralda- la voz de una anciana me hace desviar la mirada

- ¿perdón? – la anciana sonríe mientras se acerca para repasarla con curiosidad

-se quién eres y también porque estas aquí- su sonrisa misteriosa la hace poner nerviosa- la pregunta es ¿lo sabes tú?-

- no entiendo de que habla señora-

-Na bi mothachail air an astar

Na cuimhnich an t-àm

Dèan e anns an àite-fuirich seo

An aire mu dheireadh agad-

- ¿do... donde escuchó ese poema? - los nervios comenzaron a atenazarle

-no es un poema mi querida Chiara- tragó en seco cuando la anciana pronunció su nombre falso- ¿o debería decir Eire? –

- ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Quién demonios es usted? -

-aquí lo que importa es quien eres tu y porque estas en esta tierra y sobre todo en este tiempo, como decía ese no es un poema, es un hechizo-

-no entiendo de que habla, usted esta loca- hizo ademán de marcharse, pero una palabra o mejor dicho un nombre la hizo detenerse

-Travis-

-¿Cómo sabe de él?-

-te dije que yo sabía muchas cosas-

-digame de que me conoce-

-¿ni siquiera te has dado cuenta verdad?, No sabes que estás en una época que no te pertenece o quizá si-

-dejese de rodeos y hableme claro señora, ¿A qué demonios se refiere?-

-bien hablaré claro muchacha, has viajado en el tiempo-

Chiara comenzó a reír de manera nerviosa- está usted loca, eso es imposible-

-entonces dime cómo es que en todo el tiempo que llevas aquí, no has tenido indicios o señales de modernidad o de tu época-

-porque se que tratan de mantener el pueblo como si fuera de la época medieval para atraer turismo y esas cosas-

-Entonces como explicas el hecho de que estén a punto de quemar viva a aquella mujer acusándola de bruja- giró la cabeza en dirección a la puerta para observar la terrible escena que se desarrollaba en la plaza

Corrió hasta la calle para tratar de intervenir, hasta que Kieran que todo el tiempo había estado observando los puestos salió para detenerla.

-¡Sueltame, tengo que frenar esta barbarie!- me retuerzo en sus brazos para tratar de soltarme pero es inútil competir con su fuerza

-mi lady por favor, no puede hacer nada, la quemarán junto a la bruja-

Lo último que veo es al verdugo acercarse con una antorcha hasta que Kieran me hace esconder la cara en su pecho, los gritos de la multitud no pueden mitigar los lamentos de la condenada.

Sollozo fuertemente mientras Kieran me arrastra para volver al castillo, lágrimas de horror, de impotencia pero sobre todo lágrimas de comprensión cuando por fin me atrevo a aceptar algo que quizá en el fondo lo sabía pero que mi mente lógica no se atrevía a aceptar.

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