Capítulo 34

481 39 7
                                        

EIRE

La respiración se me atasca en el pecho mientras le miro a los ojos buscando algún indicio, una señal de mentira. Sin embargo lo único que encuentro es determinación y un profundo y abrasador deseo que me deja sin aliento. Su mano se posa en mi mejilla con una gentileza que no es propia de él. La sutil caricia me provoca un revoloteo de mariposas en el estómago. Su pulgar traza un tormentoso recorrido en mis labios. Pareciera como si tratase de memorizar uno a uno los trazos de mi rostro. Cada pliegue, cada lunar.

—Eres tan hermosa

— Sean...

— Lo siento —le miro sin entender —Por haberme alejado de ti todo este tiempo yo... tenía miedo— su admisión me toma por sorpresa y pareciera que a él también — La mera idea de perderte... y sin embargo necesité estar al borde de la muerte para darme cuenta.

—De qué?—susurro casi sin voz.

— Que no puedo vivir un día más sin verte —el corazón parece querer salirse de mi pecho martilleando de forma atronadora — No me importa si al final decides volver a tú... época Eire —una ligera sonrisa asoma en sus labios mientras saborea mi nombre entre sus labios — No importa morir de pena, no si es por ti.

Como toda respuesta termino por acortar la ligera distancia que nos separa y uno nuestros labios en un beso lleno de promesas y temores pasados. Sean no tarda en reaccionar tomando mi rostro entre sus manos y profundizando el beso. Sus manos callosas y llenas de cicatrices por la lucha y el trabajo duro dejan una estela de fuego en mi piel mientras recorren cada rincón con una desespero de quien no ha bebido agua por días.

Su mano se cuela entre nosotros para ayudarme a quitarme el vestido que ahora me aprisiona. Cuando sus manos se encuentran con mis pechos libres de su prisión los amasa entre sus dedos haciéndome gemir. Sus labios dejan los míos para trazar un tortuoso sendero por cada parte de piel que descubre. Cuando llega al lugar de mi deseo sus ojos refulgen en llamas al encontrarme lista para recibirle, pero antes de saber lo que pretende termina por girarme y ponerme de espalda a su pecho. Mis ojos se llenan de lágrimas cuando siento sus labios besar con extrema ternura cada una de las cicatrices de mi cuerpo. Su mano se cuela entre mis piernas en una asfixiante y embriagadora caricia que me lleva a la locura. Antes de que pueda suplicar por más inclina un poco mi cuerpo para poder embestirme de una sola estocada, cada envite siendo más enfebrecido que el anterior. El choque de nuestros cuerpos se convierte en una pecadora melodía mientras nos fundimos en un fuego abrasador. Con cada embestida de su cuerpo susurra palabras en mi oído que me tocan en el alma. Cada beso, cada caricia, cada movimiento llevándonos al más profundo abismo de placer.

Susurra palabras que en mi letargo no logro entender mientras ambos caemos sobre el improvisado lecho. Su pesada respiración provoca un cosquilleo en mi cuerpo mientras nos gira para dejarme tumbada sobre su pecho. Recoge con su dedo una lágrima solitaria que no había notado que había dejado salir.

—¿Por qué lloras Mo cridhe? —su mirada preocupada inspecciona mi cuerpo provocando que el llanto fluya de manera descontrolada — Fui demasiado bruto, verdad? Sí, es que soy idiota — se pasa una mano por el pelo mientras se reprende a sí mismo — Tú eres tan delicada y yo...

—Shhhh — pongo la palma de mi mano sobre su boca cortando su diatriba — Sean no me hiciste daño —le regalo una tenue sonrisa cuando su expresión no cambia — Te lo juro

— Entonces, ¿por qué lloras? ¿Te... te arrepientes?
Ahora soy yo quien le observo preocupada. Tomo sus manos entre las mías mientras me acerco para darle un casto y ligero beso— Por supuesto que no —sus hombros se hunden con alivio mientras me mira fijamente encontrando verdad en mi rostro — No me arrepiento y tampoco me lastimaste, todo fue perfecto, TÚ fuiste perfecto Sean — tomo una lenta y profunda respiración antes de continuar— Mis lágrimas eran de felicidad, jamás me había sentido tan... tan deseada, tan venerada.

Deposita un tierno beso en mi frente para luego acurrucarme en su pecho — Te mereces todo lo que un hombre debe darle a una mujer — desliza su mano por mi brazo desnudo en una lenta y constante caricia — Te mereces tener a un mejor hombre que yo — intento hablar pero mi silencia con un beso — Pero soy demasiado egoísta para dejarte ir a menos que me lo pidas

— Me dejarías marchar?

— Incluso si te llevas mi corazón Eire, prefiero perderte a tenerte si no eres feliz.

Apoyo mi cabeza en su pecho mientras yacemos en silencio simplemente disfrutando del calor de nuestros cuerpos. El latido de su corazón resonando con fuerza bajo la palma de mi mano. Y por fin soy capaz de entender lo que es la tranquilidad. La paz de saber que tienes todo cuanto deseas en tus manos.

— ¿Sean? —susurro luego de un rato

— Mmmm...

— No tienes por qué preocuparte, yo tampoco quiero que me dejes ir—Como toda respuesta me aprieta más contra su cuerpo y pronto caemos en la inconsciencia del sueño.

Esa noche.

Las pesadillas no volvieron.































Lindo domingo babys, nos vemos pronto. Ojalá disfruten el capítulo.

BESILLOS!!!

EIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora