EIRE

Capítulo 17

No tenía elección, tenía que marcharme lo antes posible de aquel lugar, debía hallar la forma de volver a época, a mi hogar. No podía quedarme más tiempo cerca de Sean.

Me encerré en mi habitación para tratar de serenarme, pero aún no había podido calmar los acelerados latidos de mi corazón, cerré los ojos tratando de calmarme, pero me fue imposible, aun podía sentir la cercanía de sean en mi piel, su aliento acariciando mi mejilla, su olor tan varonil impregnado en mi piel, la manera en que había asegurado que sería suya.

Tenia que marcharme, si me quedaba más tiempo me arriesgaba a enamorarme, volvería a ser vulnerable.

Las lagrimas inundaron mis ojos al recordar lo estúpida que había sido en mi relación con Travis, todo lo que había dejado, la gente que alejé.

Un sollozo se escapó de mi garganta al recordar la discusión que habíamos tenido cuando le plantee la idea de ser padres.

-de verdad crees que tu podrías ser buena madre? - dejó escapar una risa irónica- solo mírate Eire ni siquiera puedes cuidarte a ti misma- me miró de arriba abajo despectivamente- eres torpe y descuidada y la verdad no eres muy bella que digamos, además no creo que en un futuro algún niño se enorgullezca de llamarte mamá-

Esa noche había llorado en silencio en mi lado de la cama, podía haber decidido terminar con todo, aquella noche, pero había estado tanto tiempo soportando esa situación que ya estaba acostumbrándome a eso, a sus desprecios, malos tratos, incluso en mi interior comenzaba a preguntarme, si yo era la única culpable de ello por ser tan torpe.

¿Unos golpes en mi puerta me hicieron dar un salto, conteniendo un sollozo al ver la puerta abrirse- mo Anam? - la voz de Sean me hace levantar la cabeza de golpe- estas bien? ¿estás herida? - su cabello aún está húmedo del baño

- ¿qué hace aquí? – mi voz se quiebra al final

-venia a pedirte que me acompañaras a cenar, ya que todos estaban en el pueblo- se sienta junto a mi en la cama mientras me observa intensamente- te escuché llorar, quería cerciorarme de que estuvieras bien-

- estoy bien- trato de esconder mi rostro entre las manos- sin embargo, no me apetece cenar-

- ¿estás así por mi culpa? - su voz se torna más grave- ¿fue por algo dije? ¿sabes que jamás te obligaría a hacer nada? -

Lo miro directamente a los ojos, parece preocupado y hasta triste- no, yo ... yo solo estaba recordando algo triste- parece relajarse con mi respuesta, pero aun veo algo de incertidumbre en su rostro- no fue culpa suya-

- ¿sabes que mientras estés aquí no dejaré que nadie te haga daño? -

- ¿incluido tu? - aparta la mirada un instante y eso me da la valentía para continuar- ¿acaso ya olvidaste de todo lo que me acusaste cuando llegué aquí? -

-la verdad es que no sé que pensar- suspira audiblemente- trata de ponerte en mi lugar, he perdido a demasiada gente que me importa por culpa de alguien que no es feliz con mi posición en el castillo- sus ojos se encontraron con los míos- ¿no harías tú, todo con tal de que proteger a la gente que amas?

-yo no tengo nada que ver con eso- lo miro directamente a los ojos- ¿Cómo podría yo hacer algo en tu contra? -

-estoy tratando muchacha, te juro que estoy tratando de creerte- su mano áspera toca gentilmente mi mejilla, haciendo que me sobresalte por el repentino contacto, al notar mi desconcierto baja la mano- pero cuanto más te observo siento que me ocultas algo, algo bastante oscuro-

-solo soy una simple mujer- me señalo a mi misma para remarcarlo- ¿Cómo podría hacerte daño? -

Deja salir una risa cargada de amargura- créeme existen muchas maneras en las que una mujer se convierta en la perdición de un hombre-

- ¿tuviste una mala experiencia? - su mandíbula se tensa mientras se levanta para marcharse

- creo que lo mejor será que dejemos lo de la cena para otra ocasión, lo mejor será que me marche- y sin más se va de la habitación dejándome desconcertada

Quizá yo no sea la única que guarde secretos, y quizá el Laird no sea alguien tan duro como quiere hacer creer-