Capítulo 7

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- Desde el primer día que te conocí, te has empeñado en actuar tan...

- ¿Cruel y arrogante? - Interrumpió la ojiverde pensativamente. - Si, supongo que sí.

- ¿Supones? - Cuestiono Hermione con una risa amarga. - Lo has hecho, no solo conmigo y mis amigos. Pero creo que no puedo culparte.

El ceño de Pansy se contrajo inmediatamente al escuchar sus últimas palabras.

- ¿Por qué? - Exigió observándola. -...por favor, no me salgas con la tontería de Slytherin. Eres más inteligente para eso.

- Lo tomare como un cumplido. - Acordó la chica con una sonrisa. Sin embargo, no pudo evitar retorcer sus manos con ansiedad.

¿Cómo podría decirle a Pansy lo que pensaba sin ofenderla? ¿Sin arruinar ese momento?

La reputación y fama de la familia Parkinson era conocida en el mundo mágico. Su poder e influencia los posicionaba dentro de las familias más poderosas... pero al mismo tiempo peligrosas. Los rumores en torno a Markus Parkinson iban desde una lealtad indudable hacia Voldemort hasta una obsesión por la pureza de su linaje. Muchas personas lo describían como un hombre arrogante y cruel, ambicioso por obtener todo lo que desea sin importar a que costa.

Hermione medito sus palabras por varios minutos hasta que sintió un ligero empujón en su hombro. Había sido rápido pero firme, sin causar dolor alguno. Sus ojos se desviaron hacia la chica que impacientemente esperaba junto a ella.

- ¿Me dirás que fue lo que quisiste decir?

- La gente habla, Pansy. Dice demasiadas cosas que no pueden ser ciertas, y si lo son, yo no soy quien para juzgar. He aprendido a lidiar contigo y tu extraña manía de insultarme y acosarme. Quizá al principio dolía, pero ahora...

-...te parece raro estar así, ¿no? - Interrumpió una vez más con una mueca muy parecida a una sonrisa.

- ¿Puedes culparme?

La ojiverde se limitó a observarla en silencio por varios instantes, antes de retomar su lugar contra el árbol. La oscuridad de la noche cada vez más se apropiaba del cielo brindándoles un espectáculo singular.

- Algunas cosas están destinas a suceder, mientras que otras así deben ser.


Tensión, molestia e impotencia; eran solo algunos de los sentimientos que creyó experimentar en un segundo. Dudo por un instante que fuera capaz de hacerlo, pero al contemplar la escena una vez más, Hermione volvió a sentir un extraño sentimiento invadiendo su interior.

La sensación desconocida provoco que apretara la mandíbula con fuerza mientras la arruga en su ceño se profundizaba. Las voces a su alrededor desaparecieron tan pronto como cerro sus ojos. No podía permitir que sus emociones la dominaran, no frente a todos los demás... definitivamente no frente ella.

- ¿Hermione? ¡Hermione! - Exclamo Ronald en voz alta, atrayendo la atención de algunos.

La castaña abrió sus ojos y le fulmino con la mirada, ¿Por qué insistía tanto en llamar su atención?

- ¿Si Ronald?

- ¿Escuchaste lo que Dumbledore dijo?

Pero antes de que la joven pudiera responder, las puertas del comedor se abrieron en par y dos filas de estudiantes masculinos se abrieron paso hacia el director. Hermione ignoro la sensación intensa de estar siendo observada, fingiendo interés en la presentación de aquellos estudiantes.

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