Volvían en el auto de Maxi después de la fiesta, esa noche él había preferido llevar el suyo porque imaginaba que la noche se extendería lo suficiente como para eliminar el poco alcohol que iba a tomar. En el último tiempo su cuerpo no soportaba más de dos días de alcohol, y la noche del viernes en el lejano Lanús había sido más que suficiente para él. Por otro lado, estaba convencido que estar sobrio, lúcido y consciente para percibir cada cosa que pasara estando junto a Liz y sus padres , lo ayudaría no solo a descifrarla a ella como mujer, sino también a descifrar lo que le pasaba al compartir tiempo con ella.
Maxi estaba completamente loco por Liz, de eso casi no tenía dudas, pero él era Maximiliano O'Connor, y más allá de ser quién había sido durante 33 años, estaba pensando seriamente en pedirle a alguien que deje todo por estar junto a él y eso era algo extremo que merecía ser percibido con todos los sentidos.
Liz iba sentada a su lado, y atrás iban Paul y Vero sumidos en el silencio, ellos se quedarían en Buenos Aires durante esos días, y Maxi ya se había arrepentido de ofrecerles alojamiento pero ya era tarde. Soñaba con estar a solas con Liz, no quería cuidarse de nada, quería vivir con intensidad esos pocos días en los que la tendría cerca, conocerla a ella en su casa y conocerse él mismo en su casa con ella, su corazón se enloquecía de solo pensar en eso.
Esa noche no diría nada, despertarían todos juntos en la mañana del domingo y cada uno decidiría que hacer luego, él hablaría con Vero y le explicaría su necesidad de último momento. Es más, hasta pensaba recibir a Ramona sólo el lunes por esa semana, para que organizara todo de una sola vez y no apareciera más por su casa. Quería verse a sí mismo conviviendo con Liz, quería explorar qué sentía con ella presente en su vida y quería observar qué sentía ella con él, los dos solos en Buenos Aires.
Pensaba ir al estudio algún día, ya que trabajo nunca le faltaba, para saber qué sensación le daría saber que Liz lo estaba esperando en su casa. Tenía que tratar de vivir todo lo que fuera posible antes de que Liz volviera a Londres, tenía una semana exacta y él necesitaba por primera vez en su vida, en muy poco tiempo, tomar una decisión crucial. Él era un O'Connor y no dejaba de recordar las palabras de Valentina y las de su propio padre, los O'Connor eran hombres de palabra y su palabra no sería empeñada si no estaba completamente seguro.
Las ideas iban y venían en la cabeza de Maxi, mientras manejaba concentrado, y Paul en silencio observaba la ciudad, más precisamente las anchas avenidas que los habían acercado en pocos minutos a las inmediaciones del parque Centenario en Caballito. Vero miraba a Maxi sabiendo casi a la perfección lo que pasaba por la mente de su amigo, y Liz deliberaba en la suya, algo no tan fácil de explicar.
Liz no dejaba de recordar a Marisa Anchorena, su futura suegra, no había manera de poner ese nombre en su cabeza sin el título agregado de: ¿"futura suegra"?, así como tampoco podía dejar de pensar en lo mal que le caía. Por otro lado, pensaba en el padre de Maxi, él le había encantado y si siendo tan apuesto y serio la quería, por algo debía ser. Tampoco dejaba de pensar en qué hacía ella en Buenos Aires con ese chico ridículamente perfecto a sus ojos adulándola todo el tiempo. Se le aparecían los comentarios de Ramona seguidos de los ojos de Max, que la había amado con la mirada durante toda la noche. Ese recuerdo la dejaba sin aire, él que era perfecto, le decía "no puedo vivir sin vos" con la mirada cada vez que podía, y ella sentía que le pasaba lo mismo, pero, ¿qué tenía que hacer? Esa pregunta le carcomía la mente y la estaba matando. Ella no podía seguir con ese amor a la distancia y tampoco podía volverse a Buenos Aires y abandonar su vida de la noche a la mañana.
Las frases de Valentina resonaban en su cabeza y una vez más, recordaba los ojos de Max clavados en su rostro, por poco la hacen romper en llanto de tanta emoción, de tristeza y felicidad porque esos ojos provocaban un mar de sensaciones en su corazón.
ESTÁS LEYENDO
Herederos de la Distancia
Roman d'amourLa resolución de ciertos asuntos legales hacen que la psicóloga Liz Collins, residente en Londres, se vea obligada a viajar de urgencia a Buenos Aires, su ciudad natal. Solo dos minutos han pasado dentro de la misma habitación con el abogado Maxi...