Deidara suspiró y se acercó más a la fuente de calor.
Bostezó medio dormido y casi ronroneó de placer al notar una mano acariciándole la espalda.
Qué manera tan maravillosa de despertarse.
Entonces recordó que estaba en la cama con Itachi y que sin duda él era el propietario de esa mano que le estaba acariciando.
Levantó la cabeza y le descubrió mirándole.
Entonces Itachi le pasó la mano por el pelo y le masajeó la nuca con cuidado.
Deidara tenía miedo de hablar, de alterar la paz que reinaba en el dormitorio.
Una suave luz se colaba por entre las cortinas que cubrían la ventana y el fuego se había ido apagando hasta quedar sólo unas brasas.
Itachi estaba incorporado encima de él, su larga melena le colgaba sobre uno de sus hombros.
Parecía realmente feliz. El dolor ya no le oscurecía la mirada.
En las profundidades de sus ojos brillaba algo completamente distinto. Algo que hizo que Deidara sintiese un cosquilleo por todo el cuerpo.
Se lamió los labios, nervioso, y la mirada de Itachi se oscureció todavía más.
Itachi separó los labios y el doncel notó que tenía la respiración entrecortada.
La mano que tenía alrededor de su nuca se tensó y antes de que Deidara pudiese asimilar qué estaba pasando, Itachi le acercó y ladeó la cabeza para besarle.
Fue un beso suave. Sus labios apenas le rozaron, pero su sabor fue muy dulce.
Itachi volvió a acercarse para besarle la comisura de los labios y acto seguido deslizó la lengua por sus labios, exigiéndole paso.
Incapaz de negarle nada, Deidara le dio acceso.
Itachi entró con cuidado en su boca, deleitándose en aquel primer encuentro de sus lenguas.
En una danza muy delicada, las puntas de sus lenguas se enfrentaron en duelo, entrando y saliendo de los labios del otro, volviéndose cada vez más atrevidas, rozándose la una con la otra.
—Tienes un sabor muy dulce —le susurró Itachi.
Su voz le hizo estremecer de placer, pero al mismo tiempo le obligó a reconocer lo que estaban haciendo.
Estaban juntos en la cama, medio abrazados e Itachi le estaba besando hasta hacerle perder el sentido.
Un hombre que estaba prometido con otra persona.
Ese último pensamiento fue como un jarro de agua fría.
—¿Qué pasa, Dei?
Deidara salió de debajo de él y puso un poco de distancia entre los dos sin llegar a levantarse de la cama.
—Esto está mal —murmuró el doncel—. Estás prometido con otro.
—¿Quién te lo ha dicho? —le preguntó Itachi, frunciendo el ceño.
Deidara también lo frunció.
—No importa quién me lo haya dicho. Es la verdad. Le perteneces a otra persona. No está bien que me beses y que me abraces.
—Todavía no estoy prometido con nadie.
Deidara suspiró.
—Eso es una excusa tonta y lo sabes. ¿Acaso vas a romper el compromiso?
ESTÁS LEYENDO
Seduciendo a un Uchiha
RandomItachi Uchiha siempre ha estado dispuesto a sacrificarse para defender los derechos de su clan, por ese motivo ha aceptado casarse con el hijo doncel del Lord del clan vecino. Pero cuando se dirige hacia las tierras de su prometido, Itachi y sus hom...