Capítulo 37

6.8K 607 372
                                    

Itachi no se apartó del lado de Deidara durante tres días y por mucho que lo intentó, el doncel no recuperó la conciencia durante todo ese tiempo.

Le suplicó que abriese los ojos, le provocó, le amenazó. Le prometió la luna. Sin resultado.

Le preocupaba mucho que no estuviese comiendo nada, porque después de haber perdido tanta sangre seguro que necesitaba alimento para recuperarse.

Y entonces empezó a tener fiebre.

Su piel estaba seca y muy caliente. Muy, muy caliente.

Deidara se agitaba nervioso en sueños y parecía tener una pesadilla tras otra.

Itachi le sujetaba entre sus brazos y le consolaba. Le bañaba e incluso en una ocasión se metió con él en una bañera de agua fría para sujetarle y ver si así le bajaba la fiebre.

Una semana más tarde, empezó a perder la esperanza.

Deidara estaba más débil cada día que pasaba y ahora permanecía completamente quieto en la cama, como si ya hubiese muerto por dentro, pero su cuerpo se negase a apagarse del todo.

El séptimo día, Madara y Sasuke fueron a buscarle.

La rabia de Itachi era descomunal. Hicieron falta cuatro hombres, sus hermanos, Shisui y Obito para sacarlo del dormitorio.

Naruto y Minato ocuparon su lugar junto al lecho de Deidara, mientras sus hermanos llevaban a Itachi fuera de la fortaleza.

—¿Adónde me lleváis? —preguntó Itachi, resistiéndose.

Ellos no le dijeron nada, pero lo llevaron hasta el lago y lo lanzaron al agua.

Itachi se quedó petrificado y se hundió bajo la superficie sin aire en los pulmones.

Qué fácil sería seguir bajo el agua y así ir a reunirse con Deidara.

Le estaba matando imaginárselo solo, en algún lugar helado y oscuro, muerto sin llegar a estarlo.

Cuando el frío penetró en sus huesos, su instinto de supervivencia reaccionó y se abrió paso hasta la superficie. Salió del agua con la boca abierta para intentar respirar.

—Me alegro de que hayas decidido quedarte con nosotros —le dijo Madara, sarcástico, desde la orilla.

Itachi se quedó en el agua un rato y miró a sus hermanos.

—¿A qué ha venido esto?

—Te estás rindiendo. No has salido de la habitación de Deidara en toda la semana. No quieres comer. No te has bañado. Ni siquiera te has cambiado de ropa. Si la herida no le mata, seguro que tu hedor lo conseguirá —le dijo Sasuke.

Itachi nadó hasta la orilla y salió del agua sacudiéndose el pelo. Le enseñó los dientes a su hermano justo antes de lanzarse sobre él.

Los dos aterrizaron en el suelo con un golpe seco y Sasuke gimió al quedarse sin aire. Se recuperó al instante y giró con Itachi hasta quedar encima de éste y colocarle un brazo en el cuello.

Su hermano le dio un puñetazo y Sasuke retrocedió. Pero antes de que Itachi pudiese ponerse en pie, Madara lo derribó de un codazo en el estómago.

—Por todos los dioses, ¿intentas matarme? —le preguntó Itachi cuando su hermano lo sujetó contra el suelo.

—Sólo estoy intentando meterte algo de sentido común en la sesera —le dijo Madara entre dientes—. ¿Estás dispuesto a escucharme?

Seduciendo a un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora