Capítulo 2

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Editado: 04/ 03/ 2021

Te ayudaré.

Removiéndome levemente en la cama, puedo sentir un pesado brazo sobre mí... y entonces el recuerdo de la noche anterior me llega, es verdad... la otra noche Metal entró en la habitación, pero no solo es su pequeña mano la que me rodea.

Al abrir los ojos me encuentro con el rostro de Lee muy cerca del mío, parece mas relajado, más tranquilo... pero mi corazón por otra parte no puede evitar alterarse al igual que mi estómago, él se encuentra tan cerca de mí, su respiración... esta tan cerca que puedo sentirla, mi cabello se mueve por ella... anoche él lloro bastante, aún puedo notar las lágrimas pintadas sobre sus mejillas. Suspiro entre el sentir de sus manos aferrarse a mi cadera, Metal por igual se acerca aún más aferrándose a mi pecho, y yo solo puedo sonreír, jamás había sentido algo como esto, jamás... había tocado a alguien por la mañana al despertar en mi cama. Suspiro algo atontado deslizando mi mano desde sus nudillos hasta el musculo de su brazo y siguiendo hasta su mejilla, yo jamás había... visto a Lee de esta forma... mi corazón late con fuerza justo ahora... yo...

— ¡Lee, Metal! ¡es hora de levantarse!

La puerta de la habitación se abre y yo alejo mi mano rápidamente de la mejilla de Lee mientras ambos se levantan con pereza abriendo los ojos, yo me incorporo ante sus similares movimientos y no puedo hacer más que sonreír hacia ambos.

— ¿Durmieron todos juntos? —se adentra preocupada — ¡Pero! ¿¡Cómo se te ocurre Lee!? ¡Gaara debió dormir completamente mal!

—No —la detengo —está bien Tenten, no dormí mal... —observo a ambos —pero necesito ir al cuarto de lavado un segundo...

Me levanto pasando sobre Lee y observando sus miradas dudosas sobre mí, ambos adultos lo hacen, pero apenas salgo de la habitación puedo escuchar como Metal pide el desayuno; sujetando mi pecho entro al cuarto de baño y abro el grifo para mojar mi rostro y tratar de recomponerme, lo que hice antes...

Al salir del cuarto de baño me encuentro con Lee en el pasillo, él rasca su nuca avergonzado mientras se gira hacia mí, puedo escuchar el ruido de risas animadas en la sala mientras nosotros permanecemos en un incómodo silencio.

—Yo... —me mira avergonzado —lamento mucho lo que te mostré anoche...

Sonriendo levemente sujeto su brazo sin pensarlo tanto —Todos tenemos nuestros días malos, créeme, lo comprendo bien... mucho más de lo que crees.

Su cara cambia a una de preocupación al instante, y sujetando mi brazo con pena se inclina hacia mí. Él puede ser muy lindo a veces.

— ¡Ha! ¡Lamento traerte malos recuerdos! —Dice con prisa.

—Para nada, —niego sonriente —ahora son buenos recuerdos.

Un poco apenado dirige la mirada por el pasillo hacia la sala principal, y de un momento a otro se abraza a mí, su barbilla sobre mi hombro me hace sentir algo inquieto, pero por igual me sujeto a sus ropas.

—Gracias por darme aquel consuelo a pesar de que no te conté sobre lo que ocurría conmigo —Dice más tranquilamente.

—Supongo, —me alejo más tranquilo —que es por lo de ser padre, dicen que no es tan sencillo como se ve, y no parece serlo para ti.

Algo sonrojado rasca su nuca con ánimos para enseguida mirarme.

— ¿Se nota mucho?

— ¡Chicos se enfría el desayuno! —grita al final del pasillo con una cuchara en mano.

El hijo de LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora