Capítulo 11

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Editada: 04/ 03/ 2021

La festividad y el gran regalo.

Con una sonrisa en cara me encargo de ayudar con los últimos arreglos de la villa, el camino de luces de colores invita a los ciudadanos a pasar a la torre central para iniciar con el festejo; las luces iluminan hermosamente las calles mientras los niños juegan y las personas que van llegando me saludan con entusiasmo iniciando conversaciones entre ellos.

El anuncio de las salas por sección fue dado ayer por la tarde, los que pasarían la noche en la sala principal estaban mas alegres que nunca ya que tienen la oportunidad de convivir conmigo y los demás altos mandos, mientras los otros sectores felizmente pasaban a sus salas saludándome y comenzando a platicar con su sector vecino. Aún recuerdo el inicio de este festejo, todo inicio con Shira y su alma que es casi tan pura como la de Lee... su idea comenzó cuando aun después de intentarlo tanto todos seguían rechazándolo, Suna es un lugar muy triste y apartado, la gente solo se ocupa de sus vidas sin importar como se sientan los demás... no somos muy unidos aun cuando somos pocos, y él quería cambiar eso, quería que todos se conocieran en la villa, que se apoyaran en los buenos y malos momentos... sin importar la diferencia que tuvieran durante este día no se permiten las peleas entre nosotros, no se permite juzgar, alejar, ignorar o decir malos comentarios sobre los demás a menos que quieran tener una muy severa plática con Temari, o al menos eso fue al inicio, ahora esta es una celebración muy querida y todos siguen las reglas sin necesidad de recordarles.

— ¡Kazekage sama!

Regreso la mirada ante el llamado de mi pequeño niño, y solo puedo sonreír alegre al verlo hacer la pose de un ninja cualquiera frente a mí, con la rodilla en el suelo y el puño en el pecho mientras mantiene la mirada baja, él... parece ser realmente fiel ante mí; enternecido despeino sus cabellos un poco.

—No necesitas hacer eso, —lo ayudo a levantarse —somos amigos Shinki.

—Yo quiero ser... —sube la mirada con decisión —un orgullo para usted, y si quiero lograr eso debo comportarme como un ninja correcto que sigue las reglas de comportamiento hacia su Kage.

Entre un asentimiento lo tomo del hombro para guiarlo por la gran sala y mostrarle todo, la felicidad llena su rostro enseguida mientras sus ojos brillan ante la fascinación por los arreglos de la sala.

— ¡Es increíble! ¡No se compara a las otras salas! —retoma la compostura y me mira —jamás... había venido a la sala principal.

—Bueno, —sonrío sujetando su hombro —esta sala debe ser especial, le pongo mucha mas atención que a las otras, aunque las demás salas también son buenas ¿No?

—Claro que sí, —sonríe hacia el lugar —pero esta es increíble, es aún mas grande, y esta usted.

Sonriendo divertido trato de controlar mis ganas de tomarlo en brazos pues se que eso definitivamente no le agradaría, bueno, a pesar de mis grandes ganas de hacerlo solo me detendré por el momento.

— ¡Gaara! —me llama Kankuro —Aquí tengo el regalo de Shinki —eleva los papeles sin mirarme—solo falta tu firma.

Al apartar la vista de los papeles que leía puedo ver su sonrisa desaparecer al percatarse de la situación en la cual hablo, su mirada viaja hacia el pequeño a mi lado y sube llena de arrepentimiento hacia mí, pero yo solo niego regresando mi atención al pequeño que me mira curioso, dedicándole una sonrisa tomo los papeles de las manos de mi hermano y solo doy un asentimiento como agradecimiento para luego mirar el papel.

— ¿Pu... puedo saber que es eso Gaara sama?

—Bueno... —suspiro sonriente —no quería mostrarte esto hasta mas tarde, y tampoco se si quieres que lo firme, pero... —le entrego los papeles —este es tu regalo y se podría decir que también, si aceptas, podría ser un regalo para mí.

El hijo de LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora