ABC (Amor Brilloso Con MALEC)

- Yugular -

Creo que ya hice varios omegaverse pero ¡pff! Me encanta escribir de éstos, aparte de que fue uno de los temas que más me pedían jeje

Éste capítulo es muy lindo porque, la primera persona que me siguió y me comentó desde la primera historia que publiqué, me pidió que fuera así; por lo que también le tengo mucho aprecio ^^

Espero que les guste, tanto como a mí :*

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Magnus tenía reglas antes de fijarse en un hombre; de hecho solo eran tres, muy simples y fáciles para él; habían funcionado muy bien a lo largo de su vida; ya que, se libraba de las malas experiencias con alfas que no sabían quererlo.

Número tres. El alfa no debía tener tatuajes, hablaba mal de su persona y no era sexy en muchos casos. Parecían carceleros según sus padres y definitivamente no lo aprobarían.

Número dos. El alfa no debía de tener muchos amigos alfas porque por lo general eran idiotas y no sabían respetar al omega de su amigo.

Y número uno, y el más importante. El alfa no debía ser un jodido policía o algo de seguridad, Magnus solo debía preocuparse de una 'pistola' del hombre, no de múltiples.

Pero todas su reglas se desequilibraron cuando vio entrar a un hombre cubierto de tatuajes, con varios amigos alfas a su alrededor, y por la forma en la que venía vestido, era más que obvio saber que era un jodido soldado.

Un militar muy sexy.

– Te está viendo. – Le susurró Clary, su mejor amiga y mejor consejera que tenía.

– No me importa, ni una mirada sucederá. – Se dijo más para sí mismo que para ella.

– Es guapo, y sé que te está matando el uniforme de soldado, combina con sus ojos verdes. – Le dio un codazo para motivarlo y despistarlo de las tazas de café que seguía limpiando.

– No galletita, no lo miraré... Y sus ojos son cafés. – Aclaró como no queriendo la cosa.

– Oh, pero si como no que no lo has visto. – Se burló con una sonora carcajada.

– Tonta. – Sonrió ampliamente por la loca de su amiga.

Tenía que ser sincero y tal vez sí lo había visto un poquito de más cuando entraron los cinco alfas al bar. Todos se veían muy imponentes con sus gafas de aviador colgando en su pecho, algunos con tatuajes y con la misma vestimenta.

Aunque resaltaba mucho más el pelinegro.

– En serio Clary, no pasará... El hombre rompe todas mis reglas. – Se encogió de hombros algo desanimado.

Le había atraído el hombre, sí; estaba muy guapo, alto y era el gran alfa de cuerpo ejercitado de casi dos metros, y para ponérsela más difícil, lo que más le había atraído, era la mirada dulce que tenía.

Claramente el soldado era rudo pero Magnus podía verle el lado tierno.

– Lo estás viendo. – Canturreó la pelirroja con diversión.

– Oh calla. – Desvió su mirada cuando el hombre giró su cabeza, por novena vez, para verlo.

– Aunque si lo piensas bien, que haya llegado un alfa que rompa tus reglas significa que él es El Alfa.

– Nop, no pasará, ese hombre no será El Alfa, admitiré que es guapo pero no es él. – Su voz no había salido tan firme como quería pero, sí ajá.