- Entrenamiento -

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El ostentoso loft del Gran Brujo de Brooklyn, se encontraba en total silencio y a oscuras; Presidente estaba acostado en el sillón durmiendo, esperando a que el amanecer se hiciera presente.

Todo estaba en tranquilidad, aunque estaba a punto de cambiar.

Alec se encontraba sobre la amplia cama, sin playera, sin pantalón, solo con una sábana dorada delgada tapando su desnudez, dejando su torso al descubierto; a su lado, Magnus se encontraba en la misma situación que el otro, a diferencia éste, el brujo se encontraba despierto.

Veía subir y bajar el pecho de su novio, del hombre que más amaba en su vida, apreciaba las runas que rodeaban su cuerpo, su cabello desordenado y su piel blanca, firme y ejercitada, cubierta por una capa de vello.

Tan varonil.

Magnus removió un mechón que se encontraba en su frente, acarició sus cejas simulando peinarlas, pasó su dedo índice por el largo de su nariz hasta bajar a sus labios, jalando ligeramente el labio inferior, tan rojo y grueso.

Se acercó hasta él, sin querer despertarlo, para darle un casto beso.

Siguió bajando su mano, recorriendo su cuello, para después pasarla por su fuerte pecho, repasando ambos pezones con una ligera caricia, remarcando después cada abdominal, que aún acostado y descansando, se marcaban perfectamente.

Alec suspiró sintiendo entre sueños las caricias, los toques cálidos que ya conocía aun estando dormido, aquellos que siempre extrañaba cuando no dormía en el loft.

Abrió ligeramente los ojos cuando sintió los fríos anillos tocar su estómago; mientras aquella mano bajaba más, Alec regresaba al mundo real, sonriendo por despertar de la manera más hermosa.

Su brujo estaba a su lado y esa forma de despertar, la amaba.

– Buenos días. – Dijo con la ronca voz.

– Muy buenos garbancito. – Contestó con una sonrisa, aun descendiendo su mano.

– ¿Qué hora es?

– Pronto saldrá el sol.

Alec soltó un ligero gemido y cerró los ojos, Magnus había tomado su miembro repentinamente, despertándolo más de la ligera erección mañanera.

– Hoy tenemos que ir al Instituto Mags. – Dijo entre gemidos.

– Podemos olvidarnos de eso. – Contestó con una sonrisa, colocándose lentamente encima de su pareja.

Abrió sus piernas y se acomodó entre ellas, juntando ambos erectos miembros.

– Lo prometiste.

– No recuerdo eso.

– Magnus... Ah...

El mencionado entró con una estocada tortuosa, invadiendo el cuerpo del cazador de una manera asombrosa, y aunque lo habían hecho unas horas atrás, nunca era suficiente.

Jamás tendrían suficiente el uno del otro.

– Alexander. – Gimió sobre los labios contrarios.

– Aunque hagas esto... Aah... No te librarás...

En forma de respuesta, Magnus comenzó a penetrarlo más rápido, sintiendo las manos del cazador en su espalda mientras respiraba pesadamente en su oído.

– Rayos... Alexander...

En tres empujes más, directos y concisos, ambos se dejaron llevar, liberando su semen entre sus cuerpos, concluyendo su acto de amor mañanero.

ABC (Amor Brilloso Con MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora