- Gotas -

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Una gota.

Dos gotas.

Tres gotas.

Podía contar hasta mil sin ningún problema, la verdad es que tenía todo el tiempo del mundo en ese momento.

Cuatro gotas.

Cinco gotas.

– Maldita sea. – Siseó.

La lluvia no cesaba, los truenos retumbaban por todo el Instituto, y era un hecho que no pararía de llover como en toda la semana, así como también que no saldría a cazar... Como en toda la semana.

Alec estaba... Desesperado.

Haber sido herido en batalla no era algo inusual, solía pasar cada vez que salían a cazar y más cuando su parabatai era un loco amante del peligro y perseguidor de los demonios.

Aunque debía de reconocer que también era su culpa por no detenerlo y seguirlo.

Seis gotas.

Siete gotas.

Ocho gotas.

¿Pero qué podía hacer?

Cada día era lo mismo... Cazar, comer, dormir; cazar, comer, dormir.

¿Dónde quedaban los días diferentes?

A menos que fuera herido y estuviera en recuperación, los días podían ser 'diferentes', justo como ahora se encontraba.

Nueve gotas.

Diez gotas.

Once gotas.

– Venga Alec, podrías salir con los mundanos si tanto estás aburrido. – La voz de su hermana hizo que perdiera la cuenta.

– Ya te dije que no Izzy, no me gustan esas cosas. – Regresó la mirada a su ventana y comenzó a contar de nuevo las gotas que iban descendiendo.

– Pues yo sí saldré... Estoy aburrida y no seguiré siendo tú niñera.

– ¿A dónde irás con tanta lluvia? – No estaba interesado... Solo tenía curiosidad.

– Hay un bruja que conocí por ahí y me invitó a ir a Pandemonium. – Izzy ya estaba más que lista para irse, pero en serio quería sacar a su hermano de su cuarto.

Eran jóvenes cazadores con un trabajo de por vida, pero al final eran eso... Jóvenes.

– A cada rato vamos allá para cazar demonios ¿recuerdas?

– Sí, pero nunca vamos por gusto... Acompáñame, anda, será divertido. – Dijo un tanto mimada.

– ¿Quién se quedaría al tanto del Instituto? – De nuevo, no estaba interesado... Solo era curiosidad.

– Mamá creo, de cualquier forma nos dejó salir a nosotros. – Contestó con simpleza.

– Lo dices como si estuviera muy segura de su decisión.

– Da igual, solo vámonos. – Izzy soltó un pequeño grito cuando su hermano mayor suspiró y se levantó no con tantas ganas.

Prácticamente ya no estaba herido físicamente, pero su orgullo, sí. Rayos, lo habían aventado como goma de mascar al piso.

¿Auch?

– No te arrepentirás, puede que conozcas a alguien por ahí. – Le dijo pícaramente.

– ¡Isabelle! – Exclamó enrojecido antes de que su hermanita saliera sonriendo inocentemente.

Pero no estaba tan mal la idea.

ABC (Amor Brilloso Con MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora