Miel

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Me pidieron un capítulo lleno de ternura y pff! En serio espero que sí me haya quedado; ya que, me tardé días en terminarlo y ni 3000 palabras son :(

Disfrútenlo!(:

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Hay veces en las que uno se siente mal.

No necesariamente físicamente, es más algo como un "no sé qué" que simplemente no te deja en paz todo el día; llegando así a desquitarse con la primera persona que se te atraviesa, porque puedes sentirte cansado y de mal humor.

Al menos eso estaba sintiendo el gran cazador de sombras, Alexander Lightwood.

Si de por sí era conocido por ser serio, con el ceño siempre fruncido y con una postura de estatua, ahora lo estaba siendo aún más.

Ser el Director del instituto no era fácil, tenía muchas cosas por las cuales encargarse, tenía que vigilar, cuidar, supervisar, proteger y todos los sinónimos habidos y por haber; le gustaba ser un líder pero, a veces era malo cuando tanto ajetreo interrumpía su vida personal.

Su pareja se veía más afectado gracias a eso.

No era la primera, y tal vez no sería la última vez, que Alec olvidaba alguna comida o cena, alguna salida o algún mínimo detalle con su brujo de vida.

A pesar de ser el Gran Brujo de Brooklyn, Magnus Bane siempre se las apañaba para tener tiempo libre e ir con su cazador; en cambio, Alec se culpaba por siempre olvidarse o atrasarse con casi todos los compromisos que hacían.

Y esa era la razón de su enfado desde el día anterior, donde ya había olvidado la cena en un lindo restaurante, y de paso, había llegado muy tarde al loft.

No había querido despertar al moreno, porque era hermoso cuando dormía y claro que él también tenía sus días largos por lo que tenía que descansar, no quería ser un fastidio más, y por eso solo podía seguir reprendiéndose internamente.

– Hey, ¿cómo te ha ido? – Magnus se había dado cuenta que su chico estaba cabreado con simplemente verlo dar sus órdenes más fuerte de lo normal.

Aparte de que se lo había dicho Izzy y Jace, y todas las miradas de compasión de los demás cazadores.

Él entendía su trabajo, como Alec el suyo. A veces estaban libres y otras no; nunca le recriminaría nada, porque le amaba tanto que esperaría a tener una cena después con tal de verlo todos los días al final del día.

Porque a pesar de que a veces Alec no le despertaba, le podía sentir cada noche, sus cuerpos se buscaban instintivamente cada noche; a la hora que fuera, siempre esperaban el uno por el otro.

– Supongo que... Bien. – Soltó un fuerte suspiró, recargándose en el respaldo de su silla, cansado y apenado por volverle a fallar a su pareja.

El brujo caminó hasta posarse a la parte de atrás de su asiento, abrazándolo prácticamente por la espalda, rodeando con sus brazos ese fuerte cuello que le gustaba, haciendo que sus mejillas se tocaran.

Alec volvió a suspirar de una manera aliviada, sintiéndose en otro mundo como solo podía sentirse cuando estaba con Magnus; con un abrazo, con un beso, o con una simple pregunta de "¿cómo estás", le cambiaba su humor.

Le daba fuerza, le daba luz a sus días... Magnus era su vida.

– No te agobies, sino terminarás cazando a tus propios compañeros de trabajo. – Dijo para luego darle un casto beso en su mejilla.

ABC (Amor Brilloso Con MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora