- Recuerdos -

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La magia de Magnus no se había agotado aún, pero su cuerpo ya se sentía cansado y vaya que le estaba molestando sudar y sentirse sucio.

Terminó de limpiar el último lugar de su casa hasta muy tarde; había veces que extrañaba el antiguo loft donde vivió varios años, en lo alto de un edificio, muy moderno, adornado a su estilo y más fácil de limpiar.

Pero cuando decidieron tener a los niños, habían querido algo más grande, algo más... Familiar.

Les gustaba escuchar las risas de los niños, los correteos que se daban desde temprano por todo el lugar y los gritos de ayuda cuando un hermano molestaba a otro injustamente.

A pesar de que no habían cumplido ni dos años con sus hijos, se habían vuelto primordiales en su vida, les amaban incondicionalmente, a pesar de que uno era un cazador de sombras y el otro un brujito, era el mismo amor.

Eran sus bebés.

Cada día les veían con amor, conforme pasaban los meses, crecían más y se hacían más fuertes, tenían conocimientos tanto por subterráneos como por cazadores; eran fuertes y ya sabían diferenciar lo que estaba bien y lo que no.

– Pa, Rafa se quedó dormido en cuánto llegó del Instituto, ¿te ayudo en algo? – La dulce voz de su hijo menor de seis años, le hizo salir de sus pensamientos.

– No arándano, he terminado, en un momento despiertas a tu hermano para cenar. – Le removió su suave cabello azul hacía un lado con una sonrisa.

Después de una hora donde se bañó y se puso algo cómodo nuevamente, los tres chicos estaban poniendo la mesa para tener su cena familiar.

El pequeño cazador de ocho años ya estaba más que despierto, jugando con su hermano como cada día lo hacía, mientras ayudaban también a su padre a acomodar todo donde debía.

Magnus les habló cuando estaba lista la cena que había pedido como un mundano normal, porque a Alec le molestaría si "robaba"; así que prefería hacer las cosas relativamente bien.

– Hoy, tío Jace me enseñó a tirar con el arco. – Comentó con orgullo el mayor de los hijos mientras tomaba un bocado.

– ¿En serio? Eso quiere decir que has avanzado mucho con tus habilidades hijo.

– ¡Sí! Y me aseguró que tal vez en un mes ya le pueda dar al blanco fácilmente.

– Muy bien pequeño, ese es mi chico. – Le enorgullecía bastante. – ¿Y tú arándano? ¿Algún avance?

– Mm... – El pequeño se quedó viendo un punto fijo, hasta que sus ojitos brillaron cuando se acordó de algo. – La tía Cata me dijo que mi magia se ha vuelto más estable, ya puedo controlar muy bien el glamour y darle color a mi magia.

– Me alegro mucho, han hecho avances muy importantes en estos años, sigan así y explotaré de orgullo.

Siguieron cenando amenamente, platicando de cosas triviales y futuros planes de la semana; ya que, todos estaban ocupados con deberes y responsabilidades.

Magnus era el Gran Brujo de Brooklyn y sabía que su trabajo siempre le daría frutos, mientras que sus hijos crecían y aprendían sobre sus mundos.

– Pa. – Habló Max, mientras limpiaban todo. – ¿Podrías... Contarnos un poco de... Papi?

El brujo mayor se tensó ante la pregunta, no era un tema tabú hablar del amor de su vida; había veces que los chicos preguntaban por él, porque claro que le recordaban, pero era difícil hacerlo la mayoría del tiempo.

ABC (Amor Brilloso Con MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora