A veces la vida te pone en situaciones que te hacen dudar de todo lo que creíste correcto, te hace arrepentirte de lo que una vez pensaste era lo que más necesitabas en el mundo. Esta era una de esas veces, estabas en el aeropuerto con los ojos hinchados de tanto llorar y la nariz irritada de tantas veces que la habías limpiado bruscamente con la manga de tu chaqueta, sentías como tu pecho se contaría con cada sollozo que intentaba escapar de tu boca.
Escuchaste como por el altavoz llamaban a los pasajeros para abordar el avión que tenía por destino Toronto, tú hogar. Cerraste los ojos y escuchaste como varias personas apuraban su paso para tomar el vuelo.
-¿Qué carajo voy a hacer?-Te cuestionaste, ninguna idea que te pasara por la cabeza te parecía racional, no podías regresar a con tu madre, no después de que ella te había advertido y le habías ignorado olímpicamente. Regresar con Alex tampoco era una opción, él estaría fúrico si viera a su hermanita en tan pésimo estado y por culpa de un chico que desde que lo vio no le había agradado en lo absoluto. Tu padre, por otra parte, tenía sus propios problemas y no querías ser una carga más, cerraste los ojos y le pediste al cielo una solución.
Sentiste como tu bolsa vibraba, al principio la ignoraste pero después de unos minutos comenzó a incomodarte el que vibrara sin parar, lo sacaste de tu mochila y observaste el identificador.
Privado
-¿Hola?-Contestaste con una ceja enarcada y además insegura de si había sido una buena idea tomar la llamada.
-¿Max?-Tus ojos se abrieron completamente al escuchar esa voz tan profunda, no fue hasta qué volviste a escuchar tu nombre que te dignaste a contestar.
-¿Andy?
-¿Dónde estás?-Tú boca se secó, rápidamente pensaste en las posibilidad de Remington rogándole a Andy que te llamara porque a él definitivamente no le habías contestado ni una sola llamada.
-¿Por qué lo preguntas?
-Hay mucha interferencia, casi no te escucho-contestó de manera casi inmediata, haciéndote desechar la historia que te habías maquinado en la cabeza.
-Estoy en el recinto, supongo que la señal no es tan buena aquí-mentiste esperando que si Andy se traía algo entre manos entendiera que no le ibas a decir nada.
-Tiene sentido, en fin sólo te llamaba porque Remington no me contesta y quería saber si tú le podías dar un mensaje-Andy no tenía ni idea, antes de que pudieras decir algo, Andy habló-La próxima grabación para la voz de la película será en New York en tres días así que te agradecería si se lo recordaras, sé cómo es de olvidadizo.
Si, tan olvidadizo que no recordó tener novia.
-No te preocupes Andy, me encargaré de que no se le olvide-colgaste después de despedirte y miraste una vez más a tu alrededor, viste como una pareja de chicos de no más de quince años se despedían amorosamente, ambos con lágrimas en el rostro pero de todas formas no dejaban de sonreírse mutuamente. Cuando le dijiste al taxista que te llevara al aeropuerto era porque estabas segura de que Remington no te buscaría ahí, después de todo no llevabas nada de tus cosas contigo, solo tú mochila que estaba casi vacía.
Pusiste la mochila entre tus piernas y sacaste lo que llevabas en ella: tu cargador, cartera, pasaporte, audífonos, tu viejo discman y el disco de Black Veil Brides que Andy te había obsequiado. Tomaste el disco y lo observaste fijamente, grabando en tu mente cada detalle de las firmas que adornaban la tapa, abriste el disco y encontraste nuevamente los dos boletos VIP.
-Supongo que esa banda te gusta mucho, ¿No?-Te sobresaltaste al escuchar aquella voz tan varonil y arisca, miraste al hombre sentado a tu lado que esperaba con una ceja enarcada tu respuesta.
-Eh, ¿Si? Supongo que si-dijiste extrañada, sin apartar tu mirada del hombre, él solo sonrió y acercó su silla un poco más a la tuya, puso su café sobre la mesa y cruzó sus brazos observándote con una sonrisa.
-Lamentó ser un entrometido pero no puedo evitar notar que algo anda mal, ¿Necesitas ayuda?-Miraste profundamente a aquel hombre; era fornido, llevaba el cabello estilizado hacia arriba y era de un color grisáceo debido a las canas, tenía ojos profundos de un azul casi comparable al del cielo, te recordaba a los ojos de Lex. -¿Niña?
-Oh, lo siento, es solo que...
-¿Estás huyendo de alguien?-Lo miraste con los ojos bien abiertos sorprendidos de que hubiera atinado tan perfectamente a tu situación-Porque sí así es con mucho gusto puedo llevarte a la comisaría para que levantes una denuncia y...
-Oh no, no es lo que usted piensa, créame, huyó de algo, bueno de alguien, pero... es complicado-murmuraste encogiéndote en tu asiento a la vez que acomodabas un mechón de tu cabello.
-Quizá si me cuentas puedo ayudarte a hacerlo ver fácil-no sabías por qué o cómo pero terminaste confiando en aquel hombre, le contaste todo tu desastre, desde el momento en el que decidiste mudarte a casa de Remington hasta ahora, el hombre sin nombre –por ahora al menos– escuchó con atención cada parte de tu historia, dando su punto de vista cuando lo sentía necesario y por primera vez en años te sentiste importante, escuchada por alguien, aunque a ese alguien lo acababas de conocer.
-Antes de que prosigas con tu historia, ¿El nombre de tu madre es Elizabeth Rizzo?-Tu rostro se inclinó hacia la izquierda al escuchar el nombre de soltera de tu madre, miraste al hombre intrigada y después de varios segundos contestaste:
-Sí, ese es su nombre ¿La conoce?-El hombre frente a ti sonrió y asintió-¿Cómo?
-Soy un viejo amigo de tu madre, supongo que tú eres Maxime, su segunda hija ¿No es así?
Una alerta se encendió en tu cabeza, era normal asustarte, aquello no era del todo normal puesto que durante toda tu vida habías estado rodeada de los amigos de tu madre y podías asegurar que conocías a cada uno. Pero igual era posible que hubieras conocido a este hombre, quizá cuando eras niña.
-¿Cuál es su nombre?-Él se rio, probablemente sabía lo que estaba pasando por tu cabeza –en efecto, él lo sabía- pero aun así dejó su café en la mesa y extendió su mano hacia ti, con aquel pequeño movimiento había dejado a la vista una muñeca cubierta de tatuajes y entre ellos, uno resaltó a tus ojos, pudiste observar el símbolo del cobre aquel que usaban los alquimistas.
-Mi nombre es James-tomaste la mano que te ofrecía y le diste una pequeña y rápida sacudida antes de soltarla-Tal parece ser que el mundo es muy pequeño, ¿No crees?
Y vaya que lo era...

ESTÁS LEYENDO
Maquillaje || Remington Leith ||
FanfictionLa vida no es fácil cuando eres novia del vocalista de una banda en ascenso y hay muchos obstáculos en el camino. ¿Podrán solucionarlo o será demasiado la presión?