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Tenía los pies bien plantados en el escenario, observaba a cada persona delante de él, esperando la siguiente canción. Su mirada viajó entre los miembros de la banda, Emerson lo miró confundido y gesticuló "¿Estás bien?", él le sonrió y levantó su pulgar dando la señal para la siguiente canción.

Las primeras notas de Ma Chérie llenaron el recinto, Remington se aferró al micrófono y comenzó a cantar, no es que la canción necesitara mucha fuerza vocal pero, en ese momento, justo en ese momento, sentía que ese micrófono era lo único que la daba sentido y estabilidad a su vida.

-¡Nosotros somos Palaye Royale, gracias Colorado!-Gritó antes de bajar corriendo del escenario, sus hermanos lo siguieron muy de cerca, a lo lejos vislumbró a Anna recargada contra la puerta del camerino esperándolo con una sonrisa, él le correspondió pero no con la misma energía.

-Remington, tenemos que hablar.

-¿Sobre qué?-Sebastian rodó los ojos y se pasó la mano por la cara para quitarse el flequillo que comenzaba a pegarse en su frente por el sudor.

-Sobre lo errático que estás, olvidas las conferencias, las convivencias con los fans e incluso hasta olvidas los ensayos...

-Siempre he sido olvidadizo-comentó Remington interrumpiéndolo, comenzando a irse del lugar, pero sus hermanos ya estaban cansados de su actitud y lo retuvieron.

-Remington, Sebastian habla en serio, nunca estás en las entrevistas, olvidas los ensayos, desafinas en la mayoría de las canciones si no es que en todas. Estas así desde que...

-Cállate, no la menciones-la mandíbula se le tenso, Emerson podía jurar que había escuchado como sus dientes se movían a causa de la fuerza con la que había cerrado la boca, pero ¿Le importaba? Claro que no.

-Admítelo Remgiton desde que Maxime se fue una parte de ti no existe más.

-Mira, lo que tratamos de decir es que no merecemos ser arrastrados al hoyo en el que te estás cayendo y que por cierto tú mismo cavaste, así que concéntrate o estás fuera-sentenció Sebastian, ambos hermanos estaban cansados de Remington y su actitud desinteresada a la banda.

-No pueden echarme, soy...

-¿El vocalista? Seguro habrá alguien con tu rango vocal, no eres único Remington-con aquello ultimo ambos se retiraron dejando que el chico estallara solo en cólera, camino rumbo al camerino y Ana corrió hacia él para abrazarlo.

-¿Qué fue lo qué pasó allá atrás?-Preguntó la chica con el ceño fruncido, Remington miró a los ojos de su chica y aunque se perdió en aquel mar verde por unos segundos, no pudo evitar recordar aquel café que lo embriagaba de calidez y de confort, la culpa se removió dentro de él a la vez que sonreía a la chica frente a él.

-Problemas de hermanos-contestó restándole importancia, se separó del abrazo y le tomó la mano-salgamos de aquí, necesito fumarme un cigarrillo.

-¡Bastian para!-Gritaste mientras tu cuerpo se retorcía contra el sillón del autobús, intentabas alejarte de Sebastian para que esté no te hiciera cosquillas, pero no tenías oportunidad, el chico era un adonis con demasiado músculo y fuerza, imposible que te dejar ir-¡Por favor!

-Acepta salir con nosotros, no puedes pasar todo el tour encerrada en este autobús-Replicó el chico de ojos azules a la vez que continuaba picando tus costados provocando que las carcajadas brotaran de tu boca.

-¿Me estás retando?-Contestaste de manera torpe y ahogada por las risas, Bastian se detuvo un momento y te miro con seriedad para después volver a hacerte cosquillas pero de manera más rápida y brusca, haciendo que te retorcieras en el sillón.- ¡Esta bien! ¡Saldré con ustedes pero por favor para!

Los dedos del castaño pararon casi de inmediato y te miro con una sonrisa triunfante, molesta golpeaste su brazo justo en la flexura de este, provocando que Bastian perdiera el equilibrio y cayera encima de ti, ambos se quedaron callados por unos segundos, mirándose el uno al otro, azul contra café y finalmente estallaron en risas.

-Oye si quieres besarme solo tienes que pedirlo-dijo el chico entre risas, golpeaste su hombro y él continuó riendo a la vez que se incorporaba.

-¡Sebastian, Max! ¡¿Van a venir o no?!-Gritó JJ desde la calle, ambos tomaron sus chaquetas y bajaron del autobús, encontrándose con el resto del equipo-¿Cómo la convenciste?

-Nadie se resiste a mi encanto varonil

-Me hizo cosquillas hasta que acepte-JJ miró a Bastian con una ceja en alto y soltó una carcajada.

-Eso es bajo hasta para ti, pero lo apruebo-ambos chicos chocaron los puños para después comenzar a caminar. Durante el trayecto el ambiente estuvo lleno de bromas de Sebastian y anécdotas de JJ una de ellas fue sobre cómo James los había contratado, resulta que ambos trabajan en un café cuando tenían diecisiete y una banda local iba a tener una presentación en aquel pequeño local, por un accidente —u obra del destino— uno de los meseros derramó un poco de café en uno de los amplificadores, todos comenzaron a ponerse histéricos pues solo contaban con ese pequeño amplificador para hacer su presentación y cuando los chicos dieron todo por perdido, JJ, al ver la desesperación de los chicos se ofreció a reparar el amplificador, cosa que hizo con tan solo un destornillador, unas pinzas y la campana extractora de la cocina. James quien casualmente se encontraba tomando café en el lugar se impresionó por la habilidad de JJ para reparar el amplificador y para ayudar a los chicos con el ecualizador, todo esto para que la música se escuchara bien y bueno así fue como JJ ganó su lugar como técnico de sonido en Killing Dreams.

-¿Y a Bastian por qué lo contrató?

-Porque créelo o no, lo contrato por su encanto.

-¿Qué?-Preguntaste inmediatamente, girando tu cuello hacia JJ quien reía.

-Sebastian tiene un encanto natural para vender cosas, el día de la presentación vendió casi todos los discos de los chicos...

-¿Quizá es porque eran buenos?

-En realidad ni siquiera habían empezado cuando Sebastian ya había acabado con los discos-te reíste, imaginaste a Sebastian usando sus bonitos ojos azules y su melosa voz para lograr que las chicas compraran discos.

-Oye preciosa, ¿A dónde deberíamos ir? Si es aquí a donde te traía tu padre ¿No?-Dijo Sebastian haciendo que el pequeño grupo se parara en medio de la banqueta.

-Eh, hay un restaurante muy famoso cerca de aquí y venden...

-Max, queremos comida callejera, no un restaurante fino-comentó el jefe de seguridad, te reíste e indicaste a todos que te siguieran.

-Bueno les presento los mejores hot dogs de la ciudad, Broncos Dogos-los chicos hicieron bulla y rápidamente se formaron para comenzar a pedir su comida, tú por tú parte te sentaste en una de las bancas que estaban por ahí.

Observaste a tu alrededor sintiendo la nostalgia de cuando visitabas a tus abuelos paternos, aún podías sentir el cítrico olor del naranjo de aquella casa, también recordabas los fines de semana cuando había partido de fútbol y como tú abuelo se transformaba cuando su equipo cometía errores, reíste ante el recuerdo.

-Tenías razón-comentó Sebastian sentándose a tu costado con un refresco de cereza en mano el cual te ofreció.

-¿En qué?-Cuestionaste tomando el refresco de sus manos y dándole un sorbo.

-Son los mejores hot dogs de la ciudad, lo mejor de todo es que quedan cerca del Pepsi Center, así que mañana podremos comer estas delicias de nuevo.

-¿De verdad te gustaron tanto?-Preguntaste divertida, el chico asintió a la vez que mordía su hot dog.

-Son los mejores que he probado en mi vida.

-Bueno es que no hay hot dogs como los de Colorado-dijiste mientras tomabas uno de la charola y lo mordías.

Maquillaje || Remington Leith ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora