Maquillaje || Remington Leith ||

19

-Gracias por ayudarme con... ya saben-dijiste a los chicos mientras caminaban hacia el recinto, faltaban exactamente 10 minutos para que el concierto diera inicio y Bastian había decidido que era tiempo de ir por ti, la banda de Remington probablemente ya había abandonado la ciudad, nadie podía molestarte ahora.

-Cuando quieras preciosa, no es nada-contestó moviendo su mano para restarle importancia, JJ te guiño un ojo y continuaron su camino mientras tu escuchaba como había ido él día, pues al parecer Diane había quedado fascinada con la mesa de refrigerios así que desde ahora sería una de tus tareas fijas. Bastian te contó como el staff de Palaye Royale se había disculpado con ellos por su comportamiento poco profesional y había dejado impecable el recinto.

-Maxime, necesito hablar en privado contigo, ahora-los tres se giraron confundidos al escuchar la orden que venía de la ronca voz de James. Esta era la cosa con tu jefe, nunca pedía siempre ordenaba, miraste a los chicos sobre tu hombro e hiciste un ademán para que se adelantaran.

-¿Sucede algo?-Cuestionaste, sabías lo que venía pero querías retrasarlo y que mejor manera de hacerlo que fingiendo no tener idea de qué algo andaba mal.

-¿Por qué estuviste encerrada en el autobús durante los preparativos del concierto? no te contrate para eso-tomaste aire y miraste directamente a los brillantes zafiros que tenía por ojos.

-¿Recuerdas al chico del que te conté el día que me conociste?

-Claro, el vocalista de esa banda, ¿Cómo es que se llama? ¿Royal qué?

-Palaye Royale-dijiste y por su lenguaje corporal entendiste que James dedujo lo que había pasado horas atrás, puso una mano sobre tu hombro y miró directamente a tus ojos, con esa mirada tan pesada que solo él tenía.

-¿Quieres hablar de ello? ¿Te sientes bien?-Dejaste que una sonrisa se te escapara, James te recordaba muchísimo a tu padre, quizá para los demás era un hombre rudo que no le importaba nada más que su guitarra pero contigo —por alguna razón que aún no lograbas comprender del todo— era diferente, te trataba de manera amable y con mucho tacto, casi como a una hija.

-Ya estoy bien no te preocupes, gracias.

-Si necesitas hablar de algo, lo que sea sabes dónde encontrarme, ahora tengo que ir al escenario pero hablaremos en la mañana-asentiste y viste cómo el hombre se metía al edificio, te quedaste afuera para tomar algo de aire fresco, necesitabas relajarte después de lo de Remington, aún no podías creer el descaro que tuvo al tratar de hablar contigo.

Escuchaste las primeras notas de la batería de Diane y seguido de eso los gritos de euforia del público, sonreíste y te quedaste en tu lugar, recargada contra la pared y viendo al cielo. Te descolgaste la mochila del hombro y rebuscaste en esta hasta encontrar tu dicsman, te colocaste los audífonos y dejaste que la música de Black Veil Brides fluyera por tus oídos, te sentaste en el pavimento y tarareaste las canciones al mismo tiempo que tú pie se movía al ritmo de la batería.

Después de un rato tu boca comenzó a secarse, metiste la mano a tu mochila para buscar tu termo de agua y al momento de sacarlo un par de papeles salieron junto a este, los tomaste en tu mano y los inspeccionaste confundida, sentiste la electricidad recorrer tu cuerpo cuando notaste que eran los boletos que Andy te había dado para que fueras a uno de sus conciertos, recordabas bien el día que te los dio, pero tenías más presente el día que se enteró de todo lo que había sucedido con Remington, y cómo olvidarlo.

-¡¿Qué Remington hizo qué?!-Alejaste el teléfono de tú oído así tu tímpano no se reventaría por los gritos, suspiraste rodando los ojos.

-Me engaño, así que agradecería que dejes de llamarme para recordarle las cosas porque yo ya no soy su asistente personal-dijiste de manera brusca, las primeras veces simplemente le hiciste creer a Andy que todo seguía normal, pero cuando Remington no se presentó a una de las grabaciones las llamadas comenzaron a hartarte y bueno, terminaste sacando toda tu ira en el pobre hombre que en ese momento se encontraba al otro lado de la línea.