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Remington se quedó parado en la acera, observando el camino por el cual te habías marchado, no podía creer las palabras que soltaste con tanta rabia. Dio la media vuelta y camino de regreso a su casa, aquella en la que no había estado en meses.

Al llegar sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta que emitió un crujido por la falta de uso, se adentró en la casa y dejó que el familiar olor lo embriagara, aún después de tanto tiempo seguía oliendo a agua de rosas, ese olor que era tan característico de ti. Recorrió los pasillos hasta llegar a la habitación principal, se desplomó sobre la cama y tomó aquella almohada que pertenecía a ti, se la llevó a la cara y dejó las lágrimas fluir por su rostro.

Y comenzó a recordar todas aquellas veces en las que te retuvo a su lado, en las que te aconsejo huir de tus problemas en vez de enfrentarles, en las que no te alentó lo suficiente y su corazón se apretó contra su pecho al darse cuenta que, en efecto, tenías razón, no te amaba o al menos no tanto como creía hacerlo, te mantuvo a su lado tanto tiempo porque te necesitaba, era dependiente de ti porque sólo tú lograbas que fuera seguro de sí mismo, que creyera y confiara en su talento, sólo tú.

-No era amor-murmuró para sí mismo contra la almohada-no del todo.

-¿Qué piensas acerca de los hombres que usan maquillaje?-Tú cabeza se giró muy rápido por lo bizarra que había sido la pregunta, observaste a Remington que descansaba en el sillón y jugueteaba con una pelota que tenía entre las manos.

-¿Qué?-Preguntaste creyendo que habías escuchado mal, Remington suspiro y se sentó en el sillón aún concentrado en la pelota que tenía entre las manos.

-He dicho, ¿Qué piensas de los hombres que usan maquillaje?

-Pues nada en realidad-dijiste levantando una ceja, Remington te miro confundido y murmuró un pequeño "¿Cómo que nada?" Te reíste y asentiste-No pienso nada, porque creo que cada quien es libre de hacer lo que quiera.

-Bien, ¿Qué pensarías si yo usara maquillaje?-Una vez más miraste a Remington y esta vez su mirada estaba fijada a tu cara, como si esperara una reacción, hiciste una media sonrisa y pusiste tu libro de lado.

-¿Tratas de decirme algo Remington?-Le escuchaste tragar saliva y volvió a fijar su mirada en la pelota.

-No, sólo curiosidad, lo siento si fue una pregunta tonta-rodaste los ojos y te levantaste del sillón para ir a sentarte a su lado, él te miro y espero a que hablaras.

-Sí usarás maquillaje no me molestaría en lo más mínimo, es tu vida y tú cuerpo, tú decides que hacer con él y no debería importarte la opinión de nadie más que la tuya.

-Eres perfecta, ¿Lo sabes?-Contestó mirándote con los entrecerrados, te reíste y besaste su mejilla y desde entonces Remington entendió que podía aferrarse a ti sin importar qué, porqué estarías ahí para él.

-Soy un idiota-gritó enojado y lanzó la almohada contra la pared, esta calló al piso con un sonido sordo, se quedó mirando el techo y se jalo el cabello mientras pensaba en cómo se había podido evitar todo este desastre, si tan solo no hubiera despegado los pies del piso cuando se enteró que Anna le podía abrir varias puertas a la banda, sí tan solo hubiera confiado en su talento y en el de sus hermanos, sí tan solo te hubiera amado por lo que eras y no solo por lo que le dabas.

-Sí tan solo...-susurro para sí mismo antes de dejar que las lágrimas lo volvieran a consumir.

-¿Así que soy producto de un condón roto?-Repetiste después de haber escuchado toda la historia, asentiste con los labios tensos y al ver la pálida cara de tu madre quisiste reír pero te contuviste-es un gran confort después de haberme enterado que no soy hija de quién creía, en verdad mamá, has aliviado mi alma.

-hija...

-Solo déjalo así ¿De acuerdo? No quiero oír más de cómo tú y James se enredaron porque estabas enojada con Erik, quien por cierto pienso seguir llamando papá hasta que él me pida lo contrario-Te levantaste de la silla y caminaste al recibidor donde aún estaba tu maleta y antes de que pudieras tomar la manija de esta, la mano de Alex entró en tu campo visual.

-Creí que te quedarías por unas semanas-murmuró confundido, lo miraste con una sonrisa sarcástica.

-¿En serio Alex? Después de todo lo que acabo de enterarme ¿Quieres que me quede? No, por supuesto que no, yo sólo quería estar tranquila, disfrutar de mis vacaciones a tu lado y tú trajiste a mamá-tomaste tu maleta y abriste la puerta para salir de la casa y no volver, al menos no por un tiempo.

-¿Así que solo harás eso? ¿Huir de tus problemas y dejarme solo con mamá?-Te detuviste al escucharlo, sonreíste y con una ceja en alto te giraste a verlo.

-¿No es exactamente lo que hiciste tú hace cuatro años?-Y sin más continuaste tu camino, sin sentir culpa porque no estabas huyendo de tus problemas, eso lo habías dejado atrás hace tiempo, te estabas preocupando por tu estabilidad mental y estar en casa de tu hermano con tu madre cerca no era lo mejor para ella.

Tomaste un taxi que te llevo directo al aeropuerto y por obra divina te las arreglaste para conseguir un boleto de avión que salía a Los Ángeles, ciudad en la cual te reencontrarías con Andy.

Su mano recorrió tu brazo y simplemente sonreíste amable, como siempre, Remington apretó el cuero del sillón e intentó respirar hondo pero no podía evitar sentirse inseguro, el chico con el que hablabas era bastante atractivo, parecía sacado de la portada de men's health, entonces miro a su alrededor y se sintió fuera de lugar, nadie llevaba maquillaje como él, ningún hombre en la habitación lucia como él. Sus ojos divagaron hasta volverte a encontrar, el chico a tu lado comenzó a inclinarse y entonces tú pusiste su mano frente a su cara y con una sonrisa le dijiste algo que lo dejó boquiabierto, sacudiste la mano en forma de despedida, diste la media vuelta y caminaste directo a tu novio regalándole una sonrisa en el momento que tus ojos se posaron sobre los de él.

-¿Puedes creer que el idiota no dejaba que me fuera?-Remington te observó en silencio y al no obtener respuesta lo miraste con una ceja en alto pensando en si habías dicho algo que lo hiciera sentir incómodo.

-Creí que...

-¿Coqueteaba con aquel idiota? Ni pensarlo amor, además para que molestarme cuando tengo al chico perfecto a mi lado.

-La mira llena de amor que me dio en ese momento fue ese voto de confianza que necesitaba para relajarme y olvidar a todos lo que estaban a mi alrededor, recuerdo poner mi brazo sobre sus hombros, besar su coronilla y dejar que la confianza que me proveía me embriagara, ¿Sabes?-Tomó el resto de su vino de un solo trago y pidió al barman que rellenara su copa-no debería estar aquí desahogando mis penas contigo pero no sabía a quién más llamar.

El chico a su lado le miró y dio un sorbo a su cerveza, giro el banco hacia Remington mientras se cuestionaba seriamente el que hacía sentado ahí escuchando su ebrio balbuceo sobre cómo te necesitaba pero sabía que no podía hacerte más daño.

-¿Qué quieres que te diga Remington?-Preguntó con su ronca voz, el chico levanto la mirada de la barra y aún con los brazos apoyados en esta le miró fijamente y preguntó:

-¿La tratas bien?

-La trato como merece, Remington.

-Cómo una reina-murmuraron ambos al mismo tiempo y Andy sonrió dando un sorbo a su cerveza, si, Remington era un idiota pero al menos se preocupaba por ti, te rompió el corazón, pero aun así Andy sabía que tenías un lugar especial en su mente.

-¿Quieres mi consejo Remington?-Preguntó Andy parándose del taburete a la vez que sacaba un par de dólares de su billetera.

-Por favor, ilumíname con tu sabiduría-aunque Remington lo había soltado con un toque de sarcasmo estaba ansioso por escuchar el consejo de su amigo.

-Ve a terapia y aprende a aceptarte y a lidiar contigo mismo-dicho eso último tiro los dólares en la barra, encendió su cigarrillo y abandonó el bar para poder reunirse contigo, porque te iba aprovechar todo el tiempo que tuviera contigo mientras durará.

-Terapia-repitió Remington para sí mismo-no estoy loco.

Y entonces soltó una risita sin importarle que el barman lo viera de manera extraña, dio un sorbo más a su copa y externo sus pensamientos.

-¿Cómo no voy a estar loco si no me amo ni un poco a mí mismo?

Maquillaje || Remington Leith ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora