La Luna estaba dejando el paso al Sol, la noche se había esfumado completamente. Y más para el chico Omega que yacía en una de las habitaciones alejada a la visión de cualquiera del palacio, y supiera de su existencia.
Su vista aún estaba limitada a ver en dónde estaba, sus manos eran las únicas que estaban atadas, podía lograr sentir las sábanas de seda en la que su cuerpo estaba reposando. Estaba un poco asustado, el silencio que abundaba en la habitación, lo hacía sentirse con miedo, a lo lejos oía los pequeños grillos que comenzaban a terminar de tocar y ser reemplazados por kos cantos de las avesillas.
De pronto, el sonido de la puerta azotada por un golpe hizo que retrocediera de un golpe, aún sin saber qué o quién había llegado.
-Allí lo tiene mi señor Asra, tal cómo lo dijo- se oyó un hombre ya dentro de dónde estaba el Omega.
-Muy bien, recuerden que la fiesta se hará en la noche, así que tienen el tiempo suficiente para darle todo lo necesario. Háganlo parecer más...de categoría. Si el Sultán se entera que es un Omega cualquiera, tendremos malas consecuencias.
-Si señor, cómo usted ordene.
-Bien, también preparen a Rasiti, ella ya sabe lo que tiene que hacer, pero si ocupa algo más no duden en llevarselo. Estos dos nos van a dar un gran paso para ganar la confianza del Sultán.
El chico aún sin saber quien era, no entendía el lenguaje que hablaban, sus nervios estaban desbordándose por todo su ser, no quería imaginar que entre esa charla que aquellos hombres tenían, tratara de matarlo en ese instante.
Unos pasos comenzaron a acercarse ante él, sintió como estaban retirando sus vendajes de sus ojos, al fin verá lo que está sucediendo. En primera sus ojos estaban intentando ver claramente pero, tanto tiempo en la oscuridad el dolor era inmaginable. Poco a poco su vista empezó a adaptarse de vuelta y miró a los dos hombres frente a él, uno de ellos sus ropas finas hacían darle aquel brillo de elegancia con los leves rayos de Sol que comenzaban a salir. Otro solo llevaba algunas prendas más bajas de calidad, se notaba que era uno de los sirvientes de el otro hombre.
Comenzó a mirar a sus alrededores, era una gran habitación, cortinas gigantescas que evitaban ver a través de ellas, se entendía que no querían que supieran que había dentro, vio dónde estaba colocado, una amplia cama de suaves sabanas de seda, blancas como la nieve y suaves cómo el algodón.
-Señor, el collar ¿Se lo retiro?- dijo aquél hombre, haciendo que el chico aún sin entender la lengua lo miró con extrañes.
- Déjalo hasta que ya hayan terminado de darle sus baños, alimento y ropas. No quiero que ande allí provocando a los demás.
Los dos hombres se miraron y salieron de la habitación, el chico se levantó rápidamente para alcanzar al menos huir tras de ellos, pero la puerta azotó antes de cumplir su cometido. Comenzó abrirla de todas las formas, pero no logró nada con éxito.
El omega corrió hacía las ventanas, pero para su sorpresa él, la habitación se ubicaba en una torre, se notaba que era una de las más altas del lugar, las lágrimas comenzaron a salir, sus esperanzas eran nulas de salir de allí, estaba muy lejos de su hogar, con gente extraña y que lo limitaban a estar sólo allí en esa habitación. ¿Qué es lo que desean de él?.
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-Príncipe Miguel, despierte- se encontraba aquél beta sirviente, moviendo al joven Alfa, que estaba cubierto por sus sábanas y sin dejarle ver su rostro.
-Unos minutos más Kubo...- se oía un leve quejido debajo.
-Pero...señor tiene que levantarse su Padre lo espera en la puerta, recuerde que hoy iban a ir al pueblo.- siguió moviendolo para ver si reaccionaba.
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Oasis (Higuel)
FanfictionEl reino de Abtule, es gobernado por una gran familia de Alfas, donde el príncipe Miguel no esta de acuerdo en tomar responsabilidades tan pronto, teniendo en cuenta que sus miembros más mayores ya tienen arreglado sus tareas próximas como Sultán. P...