-Abtule se alza-

1.8K 211 112
                                    

Al día siguiente, Asra había llegado de su misterioso viaje que había tomado anteriormente.  Aquél hombre ni siquiera inmutarse con todo el desastre que había dejado aquél rey de la calamidad. La gente miraba extrañado el regreso del consejero real sin expresión alguna de lo sucedido, él ya sólo había entrado sólo en su caballo. De reojo sólo veía a la gente, no era de esas personas que debía ser amable, solo los veía cómo una simple servidumbre. Al llegar a las puertas del Palacio una extraña risa ladina se formó al ver cómo sacaban los cuerpos de aquella masacre, cómo algunos construían los muros destruidos por la furia del Rey de la calamidad.

Ése fue siempre su objetivo, esperaba ver el cuerpo del Sultán ya listo para irse bajo la tierra, así tendría una gran ventaja de tener el trono sin chistear, ¿Saben porqué?, pues si el Sultán moría sin decir el que candidato de la familia quedaría, todo el poder pasaría directo al consejero real a cargo. Asra deseaba con todo su ser que fuera así pero, al entrar al palacio, los sirvientes trabajaban sin cesar, cultivando, cocinando, haciendo nuevas ropas y entre otras actividades más. Entonces, en uno de los pasillos caminaba el joven sirviente del príncipe Miguel, en sus manos llevaba un pergamino del cuál no quitaba la vista al estarlo leyendo, el hombre con una fingida sonrisa se acercó al Omega.

-Mira nada más...qué gusto volver a verte Kubo- pero esté lo miro con extrañeza y molestia y volvió a envolver el pergamino, cosa que le llamó la atención a Asra para saber que es lo que decía.

-Oh...buen día señor Asra. Qué sorpresa volverle a ver en Abtule.

-Tenía que venir de inmediato, cuándo supe que mi gente había sido atacado por el rey de la calamidad. Estaba demasiado preocupado por mi señor.

-Si, entiendo su preocupación.

-Y dime Kubo- se acercó al joven rodeando uno de sus brazos en su delicado cuerpo.-¿Qué llevas allí? ¿Es alguna orden que debemos de saber?.-esté lentamente acercaba su mano para arrebatarle el pergamino, pero el joven sirviente lo alejó.

-Son asuntos importantes que debo de hacer en estos días antes de que terminé la semana. Además, son ordenes específicas de mi señor el Sultán.

-Pero, el consejero también lo debe de saber. Si mi señor ya no se encuentra con nosotros-fingió tristeza por la "temible" noticia. Pero cuándo miró al joven Omega esté estaba con una seriedad, que hasta el mismo Asra quería quitárselo de un golpe.

-Si tanto venía con apuro, al saber cómo estaba el palacio. Al menos debió enterarse que nuestro Sultán esté en los mejores estados que se puede imaginar.-Los ojos de Asra se abrieron al escuchar que su "señor" estaba vivo, y que otro de sus planes habían salido mal de vuelta. Al parecer su sueño de obtener el trono de esa manera no sería posible, pero aún así , el consejero tenía otros ases bajó su manga.-Bueno, con su permiso Asra.- dijo Kubo con un poco de sequedad en su voz. Asra lo miró con algo de furia al ver que ese joven sirviente lo tratará  de esa forma, sin dudar, fue directamente hasta los aposentos dónde estaba el rey, sin embargo en el camino, no se percato de que un par de ojos afelinados vieron su viaje hacía su destino.

Cuándo llegó a su destino, golpeó aquellas inmensas puertas de madera de la mejor calidad. Un sirviente fue a su recibimiento,  Asra entró con una fingida tristeza ante su señor de Abtule. dentro de la habitación se encontraba la sultána dandolé de beber un poco de té, el Sultán Enrique lo recibió con una amable sonrisa.

-Asra, querido viejo amigo. Bienvenido, pensé que tardarían un poco en tu viaje de negocios.

-No mi señor, regresé ya que...obtuve la mala noticia de que Abtule estaba siendo atacado. No quería dejarle solo, pero la distancia que ya tenía tardaría más en llegar enseguida. Pero, le agradezco a Alá que todo esta bien y que no se lo llevó mi señor.

Oasis (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora