La vida tiene bajas y altas, caminos por descubrir y llevarse bendiciones gratas.
La unión del reino de Abtule y Melek derrochaban esperanzas a toda su gente para un nuevo destino para ambos.
La mañana ya estaba haciendo su rutina para dar la nuevas nuevas, los campesinos empezaban a dar vida a la tierra. Ya los comerciantes alistaban sus productos, las mujeres ya tejiendo bellos telares.
El ambiente era energético y alegre, muy diferente al reino de Hikari, reino perdido en los crímenes y comercios ilegales.
La sultana Karmi ya había iniciado con sus deberes en curar y ayudar a todos los habitantes que solicitaban la medicina. Siempre tenía como el título de una "Sultana Mágica", sus conocimientos habían curado hasta la más temible enfermedad que se pudiera imagina su reino. El joven médico de Abtule todavía estaba a unos pasos de estar lleno de esos conocimientos, pero, aún así su pasión y fortaleza hacía lo imposible.
-Mi señora- dijo una de sus sirvientas quien llegó con una canasta llena de pan recién horneado.- ¿Desea algo para comenzar sus energías?
- Oh, claro que sí.- miró con una amplia sonrisa la Alfa, se levantó ella misma para tomar uno de los bollos- mmm huelen deliciosos, ¿Ya les llevaste a nuestros invitados?.
-Aún no. Uno de los guardias me menciono que ambos jóvenes no han despertado, pero, iré en este momento para poderles ofrecer el desayuno.
- Me parece bien, solo ...- dijo la joven mordiendo su pan- me gustaría que le llevarás un desayuno especial este día.
-¿Hay alguna celebración, mi señora?- cuando se trataba de un desayuno especial, siempre se debía a una celebración, dónde incluían todos los frutos tropicales , platillos tradicionales y los más dulces postres que el cocinero real pudiera hacer. La alfa soltó una pequeña risa que hizo confundir más a su sirvienta.
-No, pero, hoy es una mañana diferente. Al fin la comprensión hizo de las suyas- dijo la sultana mientras se acercaba a una ventana que daba afuera de su palacio. Podía ver a todos sus habitantes pasar, eso le hacía sentirse igual con su reino. La sirvienta sonrió en respuesta y se retiró para preparar lo necesario.
Sin embargo, en el otro lado del palacio, en aquella habitación de huéspedes se encontraban ambos jóvenes, perdidos en las suaves sábanas blancas. Los rayos del sol apenas se estaban colando por la ventana, la brisa fresca inundaba todo el lugar haciendo leves toques en los cuerpos desnudos de los invitados.
De pronto, los ojos del príncipe Miguel estaban comenzando abrirse, con flojera tallo sus ojos y enfocó su vista. Una leve sonrisa se formó en su rostro al recordar aquella noticia: Iba ser padre.
Recordó como aquella ira se había convertido en una grata alegría al escuchar cada palabra de su amante Omega. Aquella noche no sólo fue digna de escuchar la verdad, si no que cada palabra se había convertido en caricias entre ambos jóvenes.
Con lentitud, dirigió su mirada a su acompañante que aún estaba perdido en sus sueños. Aquella pálida espalda le hacía ver la suavidad de su piel, miró de nuevo a su cuello donde yacía su marca y la otra que ya solo tenía fachada de una simple herida. Se acercó a su pareja, abrazándolo con delicadeza, oliendo aquél aroma que le traía tranquilidad desde hace un tiempo.
Su mano recorrió el vientre de Hiro, el cual ya estaba un poco abultado. Podía sentir pequeños abultamientos en él, el moreno no dejaba de sonreír al sentir a aquel ser que poco a poco iba creciendo.
-Miguel...- escuchó la voz adormilado del Omega.
-Buenos días mi flor de cerezo...lamento despertarte.
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Oasis (Higuel)
FanfictionEl reino de Abtule, es gobernado por una gran familia de Alfas, donde el príncipe Miguel no esta de acuerdo en tomar responsabilidades tan pronto, teniendo en cuenta que sus miembros más mayores ya tienen arreglado sus tareas próximas como Sultán. P...