Oasis (Higuel)

-Tiempo-

La música había dado inicio al inicio de toda la celebración de la nueva pareja en el palacio. El vino llenando a cada copa de cada invitado, las risas, cantos, bailes y abrazos también no se hacían esperar.

El sol estaba en su apogeo de llegar al atardecer, las aves aún volaban por todo el lugar , era extraño que en aquella fiesta aún siguieran dando su canto en el ambiente.

La familia real tenía en sus rostros aquella alegría contagiosa que solo con verlo te unes a ellos. Flores, telas de colores, platillos, eran un sin fin de hermosos adornos en el lugar.

Jamás Abtule había tenido estas fiestas tan llenas de cariño y amor. Hasta el mismo joven Marco había aceptado que está boda era única y hermosa que el de él.

Sin embargo, en uno de los lugares lejos de los miembros reales, se encontraba el joven Hiro observando aquél ambiente. Uno que nunca había visto en sus años de vida en su reino, la familia Hamada era reservada en este tipo de celebraciones y a veces solían ser algo serías. Pero ahora, el Omega sabía que este nuevo mundo ya se había convertido en su segundo hogar.

Kubo se veía tan tranquilo y feliz tomado del brazo de su ahora esposo. Con aquella vestimenta ya se podía ver un poco de su vientre, pero, aquellas telas le hacían ocultarlo a todas las personas que estaban allí. Mientras Hiro miraba, un joven de tes morena similar al joven médico entró en junto de una dama mayor. Aquél joven tenía ciertos rasgos similares al alfa de la medicina, sin embargo, se podía notar que era algo mayor que él.

Leo detuvo su conversación y fue en dirección de estas personas, en su rostro se había formado una gran sonrisa. Al llegar abrazo con fuerza a la mujer mayor y después lo hizo con el joven, los acercó a donde estaba y comenzó a presentarle al joven sirviente quién ya tenía en sus mejillas aquél color carmesí.

-Son su familia- dijo una voz masculina que hizo saltar de susto al Omega asiático.

-Ay...Miguel...no me asustes de esa forma.- respondió Hiro quien tenía su mano en su pecho.

- Lo lamento, no pude evitar que estabas mirándolos por mucho tiempo. ¿Sucede algo?.

-No, no es nada. Solo miraba como su felicidad es tan contagiosa...- dijo el asiático sonriendo levemente.- Kubo se lo merecía de tanto que ha hecho por nosotros.

- Eso es verdad ...nunca imaginé que ellos seguirían.

-Si...algo así...- comento Hiro quien de pronto algo había llamado su atención. En la otra extremidad del lugar estaba llegando Asra junto a un joven de ropas negras y un báculo en mano. Su corazón comenzó a latir rápidamente a ver aquél joven misterioso, algo le hacía tener un especie de sentimiento de ansiedad y temor. Miguel notó que su pareja estaba actuando algo extraño, cuando miro al responsable de su comportamiento, recordó aquel rostro familiar.

Asra parecía estar de lo más tranquilo de la vida, disfrutaba también la fiesta, sin embargo, el joven acompañante no emitía ninguna emoción.

Miraba a todos los puntos posibles hasta que llegó a nuestros queridos protagonistas.

-Que extraño es ese chico...no entiendo porque Asra traerá un nuevo achichincle.-comento Miguel quién cruzaba sus brazos.

- No lo sé, debe ser un...augh...-se quejó Hiro de pronto, sentía en su vientre un dolor punzante como si se tratara de una especie de daga. Podía sentir como su pequeño se movía con desesperación, algo estaba mal, llevó de inmediato su mano a su vientre en busca de alguna alivio, pero era inútil.

-Hiro...¿Que pasa, Hiro?- dijo asustado el alfa tomando el brazo de su pareja. El asiático aún sentía aquél inmenso dolor, ¿Que estaba pasándole?, el dolor se intensificaba, miró con dificultad en dirección donde estaba Asra, aquél chico de ojos carmesí lo estaba viendo directamente a él. La vista del Omega estaba en la mira de aquel misterioso joven, podía notar como poco a poco se notaba una sonrisa en sus labios, como si estuviera cumpliendo su objetivo. Hiro comenzó a perder el equilibrio por el inmenso dolor, no podía más, caería al suelo en unos segundos, pero, un brazo de un joven lo tomó con cuidado.