-Premonición-

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*Nota pequeña: ignoren la imagen que buscaba una para los personajes de hoy, sin embargo...bueno sigamos 7w7.

La fiesta había terminado por completo, los invitados ya habían tomado su camino de regreso, dejando un simple silencio en todo el palacio.

La luna llena ya había pasado de su punto de resplandor dejando a su paso una avance más para el término de la noche. Sin embargo, el príncipe Marco caminaba algo nervioso por el pasillo en dirección de sus aposentos. Aún seguía anodadado por el baile que había hecho el Omega mayor de los Hamada, sabía perfectamente que aquellas miradas coquetas le eran un gran reto para controlarse.

Podía percibir que cada movimiento que se acercaba a él, el aroma de sus dulces feromonas que desprendían del cuerpo bien formado de su amante. Cuándo estuvo a punto de abrir las puertas de sus aposentos, un olor a durazno llegó a sus sentidos, su corazón comenzaba a acelerarse, sus respiraciones eran más agitadas y pesadas. Un extraño choque eléctrico recorría su cuerpo, de un pequeño clic el joven Alfa tragó saliva y lentamente abrió las puertas, ese único olor que le hacía volverse loco era de una única persona: Kyle.

Al entrar, sus ojos se sorprendieron al ver la silueta del Omega sentado a la orilla de la ventana, la luz de la Luna iluminaba aquella pálida piel la cuál, aún estaba adornada por aquellas tras patentes telas de seda y joyas. Estaba perdido, mirando aquél nocturno paisaje, sin embargo, sus feromonas estaban desprendiendo poco a poco.

-..amm..¿Kyle?- habló el príncipe Marco quién aún se mantenía en la puerta mirando a su amante. Pero los ojos del Alfa se sorprendieron a ver una expresión única en el asiático, sus mejillas estaba completamente rosadas, sus ojos mostraban algo diferente a la seriedad. Los instintos de tomarle y serlo propio se habían desbordado, sin embargo, Marco estaba intentando controlarlos, temía que su pareja le negaría aprovechar esta situación.

- Estás...en celo ¿Cierto?.

-Ja, creo que debí suprimirlo antes- respondió Kyle, era sorprendente que el joven Omega tuviera control, pero no dudaría en cualquier mentí sus feromonas se volvieran más fuertes. Pero debemos aclarar, que está noche, debía completar con la etapa final de la ceremonia de cortejo, y esa era que la pareja unida debía pasar la noche juntos hasta el nuevo día que Alá les bendiga.

-Tu baile...fue...interesante.- decía Marco quién intentaba desviar su mirada ya sonrojada y agitada por la sensación de las feromonas.

- Fue idea de Héctor...yo solo debía hacer...mi deber cómo prometido.- podía ver el joven príncipe cómo una sonrisa excitada se formaba en el rostro del Omega, el menor pasaba con pesadez la saliva por su garganta. Era una tortura ver cómo aquél asiático con complejo de Alfa estaba dándole es imagen indefensa de él, si no hubiera cambiado su personalidad, de inmediato ya lo hubiera tomado sin pedir consentimiento.

Kyle miró con curiosidad al príncipe quién no se movía de su lugar, había añadido a su lista de pasatiempos el verle en situaciones críticas al moreno, le encantaba verle cómo se quejaba o el simple hecho de verle inmune a una gran tentación. Agradecía a Alá que está nueva situación, aprobada por las leyes de Abtule y la aceptación de unión por el Sultán Enrique, aprovechar esta última noche cómo soltero y comenzar su papel cómo pareja del príncipe. Se levantó de su lugar y caminó lentamente hacia dónde estaba el moreno, de inmediato su pareja llevó su mano a su rostro, podía ver el rojo carmesí inundar por completo al joven. Cuándo estaba demasiado cerca del joven Alfa, este lo miró directamente y lo tomó de su brazo para ponerle contra la puerta, aún que el Omega fuera un poco alto que el moreno, en este momento era débil y estaba totalmente perdidos en las nuevas sensaciones que tenía en su cuerpo, así que no hizo nada en contra del príncipe.

Oasis (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora