Las avesillas ya revoloteaban por los jardínes del palacio, anunciaban ya de que las mismas tinieblas se habían alejado. Su cantó inundaba por completo el lugar, solo la paz y la tranquilidad era la única presente en ese momento, los rayos del astro rey ya iniciaban a iluminar cada rastro de la fría noche que había pasado.
En lo silenciosos pasillos, resonaban unos lentos pasos acompañados por un leve tarareo, un joven de rasgos asiáticos, cabello corto y atado por una pequeña coleta, era él que caminaba por esos solos pasillos. De pronto detuvo su paso frente al jardín de su amo, notó que aquél árbol de cerezo ya estaba dando los pequeños botones de su flor, se acercó para darse cuenta de que una de ellas ya estaba abriéndose lentamente.
El joven Omega soltó una leve sonrisa al ver que aquella hermosa flor proveniente de sus lejanas tierras, ya estaba dando nuevas señales de que sus flores estaban a punto de nacer, siempre e hacían relacionarlos cómo los bebés que vienen a este mundo. Eran similar a las flores, dondé en una época llena de luz y calor deciden florecer a su máximo esplendor, trayendo una grata felicidad a su dueño quién con amor los plantó y cuidó. A todo esto se preguntarán por que nuestro joven sirviente tenía esté pensamiento, bueno, él siempre anhelaba tener una familia, en la cuál contarles grandes historias de Abtule, cantarles con su shamisen que el mismo Miguel le regaló cuándo ajusto sus 10 años. Kubo había sido rescatado cuando era muy pequeño, el Sultán le había tratado cómo un miembro de su familia, sin embargo, él siempre estuvo dispuesto a servirles cómo agradecimiento a la familia real.
Pero todo cambió cuándo conoció al amigo de su amo: Leo. Todo su rumbo había cambiado, sabía que ahora tenía una persona muy importante para su vida y una razón para seguir dentro del palacio, y ahora estaba más claro él saber que una pequeña semilla dentro de él, estaba comenzando a florecer.
-¿Kubo?-una voz masculina hizo aterrizarlo, dió vuelta para mirar a Miguel quién ya estaba comenzando hacer sus actividades.-Buenos días, ¿Te encuentras bien?.
-Claro que sí mi señor. Miraba cómo va floreciendo el cerezo, ha crecido bastante.
-Si es verdad ha crecido bastante, a mi abuela Coco hubiera querido verlo con flores.-dijo Miguel con algo de nostalgia.
-Ella siempre lo mirá mi señor. Tal vez, ella nació de vuelta en esta flor y ahora le demuestra su felicidad por sus nuevos retoños.
-La extraño demasiado...
-Todos la extrañamos mi señor.
Miguel miró a su fiel sirviente con una leve sonrisa quién no dudó en responder de la misma manera. De pronto, el joven médico real llamó su atención de ambos jóvenes, sin dudar, se acercó a ellos para hablar.
-¿Cómo están? ¿Me perdí de algo?
-No nada Leo, sólo hablabamos un poco. ¿Cómo siguió Hiro?.- preguntó Miguel.
- Está bien, sólo fue un leve mareo, todas las cosas se le vino encima, y decir que te pasaste un poco de la raya.
-No me lo recuerdes- dijo el joven Alfa rascándose la nuca, Kubo no pudo evitar reír por el comportamiento de su amo, pero de eso estaba seguro que Abtule estaba volviendo a tener aquella tranquilidad.
Mientras tanto, en los aposentos del Hamada menor, se encontraba en su cama aún reposando por lo que había pasado hace unos momentos. Leves mareos ha estado pasando por todo su cuerpo al Omega, pero aún no sabía el porque estaba sucediendo, unos leves ronroneos se hicieron presentes , miró que el pequeño mínino estaba acercándose a él con mucho cuidado.
Llegó a la parte de sus piernas y comenzó a mandarlo con sus pequeñas patitas. Hiro sonrió levemente al saber que su compañero de habitación sabía lo que estaba pasándole.
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Oasis (Higuel)
FanfictionEl reino de Abtule, es gobernado por una gran familia de Alfas, donde el príncipe Miguel no esta de acuerdo en tomar responsabilidades tan pronto, teniendo en cuenta que sus miembros más mayores ya tienen arreglado sus tareas próximas como Sultán. P...