Ellen & Jo

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-¿Quieren ordenar?-preguntó amablemente la moza.- ¿Son ustedes cuatro?

Castiel miró a Dean, y a Ellen, y a Jo. No parecían malas personas. Y realmente le habían insistido en que se quedase. Asintió con la cabeza,y no se le escapó la pequeña sonrisa que asomó de los labios de Dean. Mientras ordenaban, Jo volvió a su lugar y Ellen se sentó junto a ella, y frente a ellas, Dean junto a Castiel.

Luego de que la moza les tomase el pedido y se fuera, se generó un silencio incómodo y tenso. Más allá de su poco disimulada sonrisa, y del pedido de que se quedase, lo cierto es que Dean seguía enojado con Castiel. Su último encuentro había sido casi feroz, criticándose mutuamente en vez de trabajar en conjunto. Al rubio le dolía la desconfianza del oji azul, y lo cegaba tanto que siquiera intentaba comprenderlo. Sólo quería que colaborase con el caso, y que dejase de criticar a los policías como él. ¡Si hasta estaba soportando al idiota de Uriel sólo para saber más sobre Anna! Pero ese tonto de Castiel sólo pensaba en él y en su visión cerrada del mundo, callándose cosas que seguro eran vitales para reconstruir el asesinato de Anna. Sólo hablaba para criticarlo.

Y mentirle.

Una vena comenzó a marcarse en su frente. Él había sido tan amable...para nada. Ese idiota se creía que por tener los ojos más lindos del mundo y un buen trasero podía mentirle a él, Dean Winchester, quien lo había tratado más como un conocido que como un sospechoso de asesinato, yendo a su casa a esperar su café tranquilamente.

Castiel se removió un poco en su silla, consciente de todo lo que debía estar pensando Dean. Y bueno, no es como si fuese invisible la vena latente en su frente. Así como él tenía involuntariamente el ceño fruncido. ¿Cómo no tenerlo teniendo sentado al imbécil que había irrumpido en su casa como un criminal? Mucha placa del FBI, pero sus métodos eran iguales a los que se supone que combatía. Aún podía sentir el temor de un intruso en su hogar, peor, empujándolo a él. Muchas posibilidades habían pasado por su cabeza en ese momento: alguna desgracia accidental, alguien de su pasado volviendo a remover su peor mierda, alguna acosadora poco estable mentalmente. Ninguna era más loca que la otra. Lo realmente loco es que fuese ese tarado agente del FBI. El mismo que se dedicaba a llamarlo a él criminal. ¿Qué mierda le pasaba? No es como si tuviesen pruebas contra él. Y aunque así fuese, tampoco colaboraría. No con un policía.

Pero lo que más le generaba furia no era la irrupción en su casa, si no haber tenido que darle la dirección de El Purgatorio. No había podido impedir que Gabriel se viese envuelto en todo eso, y lo lamentaba. Sin embargo, el chico del bar parecía muy contento con conversar con Sam, así que lo compensaba un poco. Además, Gabriel era una persona adulta e inteligente, así que sabría ingeniárselas. En cambio, El Purgatorio ya había sufrido bastante como para tener que formar, encima, parte de una investigación policial. Castiel no dejaría que eso ocurriese. No quería que nadie más sufriese por su culpa. Dean no sabría más del lugar ni iría ni nada de lo que seguro pretendía. Él se encargaría de eso.

Ellen y Jo se miraron, extrañadas del tenso ambiente que se había generado en la mesa. Dean generalmente era muy sociable, hacía bromas malas, reía, preguntaba, y animaba el ambiente. Y allí estaba, con cara de pocos amigos, con esa vena cada vez más marcada en su frente, visiblemente enojado. Y aunque no conocían a Castiel, se había mostrado muy amable, incluso tímido, pero ahora estaba con el ceño fruncido, como si estuviese enojado. ¿Qué les pasaba? Jo le hizo una seña a su madre. Ella se encargaría del asunto.

- Dean, no me habías dicho que conocías a Castiel, el ángel.-comentó emocionada, rompiendo el silencio, en un intento de animar el ambiente.

Dean la miró, volviendo a la realidad. Porque francamente sólo podía pensar en que estaba sentado al lado del idiota de Castiel, y se había olvidado de la presencia de Ellen y Jo. Carraspeó, incómodo.

El asesinato de Anna Milton [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora