La Foto II

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Se acomodó en la silla, listo para interrogar al chico frente a él. Notó que Castiel se percataba de ello, porque lo miró fijamente, como si esperara la primera bala.

-¿Cómo conociste a Anna?

-La conocí en el bus.

-Oh, un clásico.-dijo con cierta diversión.

-No fue de esa manera. Yo recién había llegado a la ciudad, y nunca había estado aquí. Me tomé un bus directamente en la terminal. Al poco rato Anna se sentó a mi lado.-explicó.

-No era lenta, ¿eh?-y las palabras venenosas se escaparon antes de que pudiera detenerlas. Se golpeó mentalmente. No quería ser un patán que se burlaba de una víctima, pero no había podido evitarlo.

-Yo creo más bien que se dio cuenta de que estábamos en la misma situación.-respondió Castiel, y Dean se sorprendió de que no defendiese a Anna más intensamente, pues sabía que a ese chico no le faltaba intensidad para defender lo que creía correcto. ¿Por qué se mantenía relajado, entonces? Tomó nota mental de ello, mientras le indicaba que continuase hablando.- Puede parecer una locura, pero uno lo percibe. Nos pusimos a hablar un poco, le comenté que acababa de llegar y no conocía nada. Ella también recién llegaba pero al menos tenía ya un cuarto alquilado. Me ofreció hablar con la casera para ver si tenía un cuarto disponible para mí. Anna era muy amable.-remarcó.- Así fue como nos hicimos vecinos. Los dos estábamos aquí a nuestra suerte, así que era bueno tener a alguien cerca por cualquier cosa.-y cuando hablaba parecía también nostálgico, como si recordara algo que se le antojaba muy, muy lejano.

-¿Y eso desembocó en el enamoramiento?-preguntó rutinariamente, odiándose a sí mismo.

-No, no.-aclaró Castiel rápidamente, como si tuviese que dar explicaciones de sus sentimientos. -No estábamos enamorados. Nunca lo estuvimos.-y Dean sintió que algo dentro de él se aligeraba, aunque no supo por qué.- Quiero decir, me gustaba Anna, pero estar enamorado...creo que es otra cosa. Nosotros más bien...unimos soledades. Creo que es algo bastante común en circunstancias así.-explicó seriamente, y con cierta tristeza.

-¿Qué ocurrió luego?

-Ninguno conseguía trabajo, supongo que no éramos los únicos jóvenes sin experiencia que querían empezar a valerse por sí mismos. Cuando la situación se agravó, se nos ocurrió una solución. Comenzamos a alquilar un solo cuarto entre los dos.

-Comenzaron a convivir.-aclaró, tratando de concentrarse en el caso.

-Sí.-y agregó, otra vez como si estuviera excusándose- Pero no te hagas la idea equivocada, no formalizamos nada. Teníamos que sobrevivir, y entre los dos era un poco más fácil. Y tengo que admitir que era divertido.-sonrió por primera vez desde que había comenzado a hablar de Anna.- Al tiempo conseguí el trabajo de modelo.

-¿Te ayudó Gabriel, no?-preguntó recordando lo sucedido con la revista.

-No se te escapa una.-respondió, asombrado de que Dean supiese eso.

-Es mi trabajo.-respondió con soberbia.

-Así fue. Conocí a Gabriel al poco tiempo de estar en la ciudad y enseguida nos hicimos muy cercanos. Él tiene muchos contactos, así que en un momento dio con los agentes de la empresa y me recomendó. Me hicieron algunas sesiones de prueba y les gusté, así que me dieron el trabajo.

-Y a Anna no le gustó para nada.-dijo con precisión.

- Exacto.-respondió en un suspiro cansado, pues evidentemente eso había motivo de desacuerdo en la pareja.

El asesinato de Anna Milton [Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora