Capítulo 3

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—Omega ¿por qué no pasas un rato por mi casa?

Luke ignoró esas invitaciones y siguió su camino a través del pasillo, tratando de no explotar en llanto frente a todos.

Apretó sus libros contra su pecho y bajó la vista, ignorando las miradas y risas de burla. Es uno de los pocos omegas hombre que había en la escuela, aunque él parece ser el favorito de todos al momento de las burlas y los golpes.

—Fue horrible —le dijo a Calum apenas entró al salón—. Ya no aguanto ni un segundo más, es que ¿nunca terminarán con esto?

—Al parecer no —murmuró su amigo concentrado en lo que sea que estuviese escribiendo.

—Desesperante. Además están apestosos, como si nunca hubiesen visto a omegas, lo digo por las chicas.

Calum asintió, la verdad es que no le estaba prestando atención. Estaba buscando la mejor forma de comunicarle algo importante, pero su cerebro no parecía funcionar.

Luke se dio cuenta de la extraña actitud de Calum, pero no quiso decir nada. Quizás significaba malas noticias, y prefería saberlo al final de la jornada escolar. Aunque Calum nunca estaba tan raro como en ese momento.

—¿Ocurre algo? —preguntó finalmente.

—No —respondió Calum después de unos minutos—. Está todo bien.

El omega cerró su libreta y miró al rubio, quien estaba mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Traje almuerzo —habló el moreno—. No comeremos las porquerías de aquí.

Luke sonrió y asintió mirando las bolsas en el banco de su mejor amigo. Comenzó a sacar sus cosas y trabajar en su parte del trabajo de fotografía. En serio ama esa clase, lo único bueno en esa escuela.

La mañana iba rápida, sin golpes. Calum parecía haber recuperado su humor habitual y Luke estaba un poco más tranquilo.

"Luke ¿puedes preparar la cena y salir esta noche? Es algo importante, hijo. Tengo una cena de trabajo y necesito tu ayuda"

El omega frunció el ceño al leer ese mensaje de su padre, de todos modos le dijo que sí. No tendría nada que hacer en la tarde, había quedado de ir por un helado con Michael pero el alfa parecía no recordar lo que hablaron hace tres noches.

Cerró la puerta de su automóvil y comenzó a caminar a través del estacionamiento de ese gran edificio, donde su padre era el jefe y su madrastra la mujer con más éxito en el lugar. Todos adoraban a Joy y Michael también, ya que ha sido una verdadera madre en los últimos años.

No sabe para qué lo citó en su oficina, si pueden hablar en casa. Debe ser un tema demasiado importante para ella.

Saludó a la gente en recepción y en menos de dos minutos ya estaba caminando por el pasillo que daba a la oficina de aquella mujer. El edifico era algo antiguo, aunque hubo remodelaciones, Joy no quiso modificar tantas cosas, porque perdía la esencia de sus padres.

—¿Quieres tomar algo? ¿Tienes hambre? —pregunta Joy después de saludarlo.

—Comí hace poco, Joy. Gracias —responde sentándose frente a ella.

Joy lo mira con una sonrisa, sonrisa que se vuelve una mueca preocupada.

—Tengo que viajar —dice finalmente—. La empresa ya cumple 30 años a mi cargo, tengo reuniones importantes y contratos por cerrar en Australia.

Daydreams |Muke| Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora