El sabor de la edad

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Hermione le abofeteo mientras Rose y Hugo, observaban la escena con horror, Molly y Arthur también estaban ahí, sosteniendo a sus nietos por los hombros... Hermione sollozaba fuertemente, no podía creerlo...

Su esposo...

Le había sido infiel.

Ron le veía apenado, sus lacios cabellos rojizos caían sobre sus ojos, ocultándolos entre los mechones.

- ¿Parkinson, Ron? ¡¿Parkinson? -gritó la castaña, Rose se estremeció ante el grito.

Hermione respiraba agitadamente, mientras los residuos del llanto se iban secando sobre su rostro, la castaña volvió su mirada hacia sus hijos, ambos con once años de edad y apunto de entrar a Hogwarts, bajó la mirada, no debió actuar de aquella forma ante sus hijos, pero haberse enterado que su marido estuvo engañándola durante tanto tiempo con aquella serpiente, le hizo pensar una cosa...

Jamás debió renunciar a Draco y eso le dolía, miró a sus hijos y sonrío tristemente, se acercó a ellos y les abrazó fuertemente.

- No es nada...No es nada.- tranquilizó la castaña mientras besaba la frente de los gemelos, Hermione levantó la mirada y se encontró con los ojos de Molly, entendía la mirada, demostraba lamento y comprensión.

- Hermione...-Llamó Ron.

- ¡Hablaremos luego, Weasley! -contestó Hermione aún enfadada, Ron intentó acercarse, pero su padre se adelantó y lo detuvo, tomó por el brazo y lo llevó a la cocina.

- Lo lamento mucho, Hermione.- habló entonces Molly.

- Rose, Hugo... vayan a sus habitaciones...

- ¡Pero mamá! -exclamaron ambos chicos.

- ¡Vayan...ahora! -exclamó la madre, Rose le miró suplicante a su madre, pero luego bajó la mirada, le dolía que sus padres discutieran, le dolía pensar que probablemente la familia se dividiera... Hugo hizo caso inmediatamente, Rose le siguió después.

- Volveré más tarde... necesito despejarme.- Hermione tomó su gabardina tinta y salió de la casa, soltando un portazo a su salida.

- ¡ ¿Pero en que mierdas estabas pensando, Ron? -se escuchó el grito de Arthur por toda la casa.

Rose y Hugo observaron a su madre salir volando sobre la escoba, cada uno por sus respectivas ventanas, Rose cerró los ojos, su padre no tenía vergüenza, no tenía perdón, empuñó las manos, su madre siempre había sido tan buena con todos, jamás había faltado al respeto al voto de matrimonio...

Hermione aterrizó sobre el jardín del colegio, había solo un lugar en el mundo que le haría relajarse...

Draco dejó las notas a un lado, sus alumnos de tercero eran excelentes, esa generación había superado a la anterior y esperaba lo mismo con su hijo, Scorpius, quien ya había ingresado al colegio apenas un año, junto con Potter, Longbotom y algunos de los Weasley... suspiró, pero su tranquilidad fue interrumpida por varios pasos bastantes fuertes que provenían del pasillo, se suponía que no había nadie en el colegio, pues eran Vacaciones.

Hermione corría por entre los pasillos, mientras las lagrimas caían por sus mejillas cremosas ¿Por qué lloraba? Se sentía traicionada por la persona que se supone que más la amaba, cuando se enteró por primera vez, de una posible infidelidad por parte de Ron, no podía creerlo, de eso hace ya diez años, pero ahora lo había visto, no con la ayuda de la bola de cristal... si no que lo había presenciado, Ron en un callejón tragándose a besos a Pansy Parkinson, quien se supone debía estar casada con Zabini Blaise.

Draco abrió la puerta y vio a una oscura gabardina ondulando a los lados, pero reconoció a su dueña, aquellos castaños rizos no pertenecían a cualquieral anduvieran... le siguió.

El Pasillo de los AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora