Capítulo 21: Que comience el juego

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Los días transcurrían, y la agonía en su pecho crecía. Debía asistir a clases por la mañana para evitar las sospechas de su familia, lo que significaba una pérdida de tiempo, pero en cuanto salía del colegio, subía a su auto y viajaba hasta Yokohama para buscarla, han sido tres días llendo y viniendo, las sombras oscuras bajo sus ojos le están cobrando factura por la falta de sueño.

No la ha podido localizar, y hoy es su cumpleaños.

Había recurrido a todos los medios para encontrarla, tenía detectives de confianza bajo su mando, recorriendo todo el puerto.

Después de haber recorrido toda la ciudad, estación por estación, incluso llegó a pensar que habría transbordado y dirigido a otra ciudad cercana, tomó una decisión desesperada.

No le ha quedado otra opción que tragar su orgullo e intentar contratar al mejor detective conocido... Su hermano.

Pisó el acelerador mientras lo meditaba una y otra vez antes de llegar de nuevo a la capital. Lo tenía realmente todo, dinero, poder, inteligencia, atractivo, una futura hermosa y heredera millonaria esposa, no había nada que no pudiera hacer... Excepto por dos cosas, tenerla a ella y renunciar a su herencia.

Había decidido en el último momento darse la oportunidad de elegir ser feliz con quien él quiera, justo cuando ella desapareció ante sus ojos, después de haberla tratado como un objeto y desechado como tal, prácticamente le había dicho que prefería mantener la compañía de su familia aun que tuviera que casarse con alguien que no quería.

Recordó todo lo malo, que buen momento, justo cuando necesitaba más estrés. Apretó en sus puños el volante mientras recordaba como la había aborrecido y por ende, como la había tratado.

Se atrevería a decir que no la merecía, pero su orgullo no se lo permitió, estando convencido que él se merecía todo lo que él quisiera.

En su mente apreció ella, su expresión cuando destruyó cualquier pizca de amor que la chica había despertado por un ser tan mezquino como él, había roto su corazón, pudo verlo en su mirada transparente.

¿Cómo pudo enamorarse? Entonces comprendió que ella era una niña inocente y pura que aparentaba ser fuerte y valiente mientras caía en sus propios sentimientos.

¿Cómo no enamorarse? Si le había mostrado y enseñado nuevas cosas, emociones y él mismo le había dado su amor primero. Ella solo había correspondido a él. Quería darse de topes contra el volante.

¿Cómo no odiarlo? Si había sido cruel y la había usado, incluso, había pensado en esclavizarla convirtiéndola en su amante, amenazándola con perjudicar a su familia y así tenerla para toda la vida.

Nunca había llegado a ese grado tan mezquino para conseguir algo, porque siempre lo tenía todo al alcance, tal vez había "exagerado un poco" por llevársela a la cama, aun que claro, ella también tendría beneficios de aquello. Sasuke había convertido a una chica buena en su prostituta, y no le había importado hasta ahora, que la ha perdido.

(...)

Se encontraba afuera de su casa cuando regresó a la realidad, suspiró profundo antes de salir del coche.

—Bien, ya lo decidí, estoy dispuesto a perderlo todo por ella, es lo menos que puedo hacer por mis pecados — llenó de aire sus pulmones y lo soltó en un grito —¡ITAACHIII! ¡SAL AHORA MISMO! ¡TENEMOS QUE HABLAR!

—¿Desde cuando eres tan ruidoso, hermanito? — dijo sin mirarlo.

A su derecha, su hermano mayor estaba sentado en una banca al inicio del jardín, vestido en pijama con pantuflas, cruzando las piernas mientras hojeaba el periódico y bebía una taza de café, no eran ni diez metros de distancia a la de Sasuke, había estado tan metido en sus pensamientos que jamás notó que estaba ahí.

Mi amada esclava [Precuela] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora