Mi amada esclava [Precuela]

Capítulo 22: Karin Uzumaki

—Una batalla cuerpo a cuerpo.

Sus orbes verdes se le quedaron mirando con signos de interrogación.

El viento sopló removiendo las rubias coletas —tengo entendido que practicabas artes marciales y que eres buena — elevó su pulgar derecho apuntando hacia sí misma —y yo voy a evaluar eso.

Cuando su mano bajó sus voluptuosos senos se movieron, los ojos jade no dejaban de mirarlos, aunque no quisiera, resaltaban mucho.

—¡No te desconcentres! — los enormes pechos se movieron aún más rápido y desaparecieron de su vista.

Cuando Sakura logró reaccionar ya se encontraba a varios metros lejos de su maestra, cayendo al suelo después de haber salido volando.

Desde su mismo lugar, Tsunade posó su mano en la cintura y la miró con una ceja alzada —¿A dónde crees que estás mirando? — se acercó a grandes zancadas a la chica en el piso. 

—L-lo-lo, lo siento señora Tsunade — se sonrojó y desvió la mirada —desde que se ha quitado la chamarra, yo-yo, usted...

Su mentora había quedado en una pequeña blusa sin mangas que con dificultad sostenía los grandes pechos.

—¡¿Aaahh?! ¿Te molestan mis pechos? — un aura maligna en conjunto con una expresión diabólica hizo temblar a su discípula. 

—No, no, no, lo siento, lo siento — comenzó a hacer reverencias desde el suelo, aterrada —por favor, deme otra oportunidad.

—Levántate — le ordenó cruzando sus brazos y mirándola desde su altura.

—¡Sí! — se levantó de un solo salto y se puso en guardia de inmediato. Inhaló profundo y soltó lento, concentrándose.

—Te daré con todo Sakura. Sí acierto un golpe en un lugar vital... Podrías morir —  le advirtió —no soy buena midiendo mi fuerza — sonrió con orgullo.

Tsunade comenzó a atacar, era muy rápida, por poco Sakura pudo esquivarlos, ¿qué tan fuerte se debe dar un golpe para asesinar a alguien? pensó, ¿le estará tomando el pelo?

—¡NO TE DISTRAIGAS!

Reaccionó a tiempo para interponer sus brazos a un fuerte puñetazo directo a su rostro. Pero su cuerpo terminó estrellando contra la corteza de un árbol a un par de metros tras ella.

Maldición.

—¡Guaah! — su cuerpo se desplomó hasta caer sobre sus piernas. Su pecho hacía movimientos desesperados por jalar aire y su corazón intentaba bombear sangre rápido.

—Si no preparas tu cuerpo, terminará destruido — le dedicó una mirada con lástima, sobre sus hombros desde su altura.

Sakura odiaba ser vista de ese modo, ya habían sido varias ocasiones que miraba a Tsunade desde el suelo. Sus puños se apretaron tomando tierra entre sus dedos.

—No importa — musitó tranquila, mientras limpiaba la sangre que había brotado de su boca con el dorso de la mano. —Una vez más, por favor — le lanzó una mirada decidida.

La expresión de la señora Senju cambió, curvando la comisura de sus labios rojos. —Bien dicho ¡LEVÁNTATE!

Sinceramente, había esperado la reacción de cualquier otra niña, que hubiera llorado, quejado, hecho un berrinche y renunciado, pero a sabiendas que Sakura no era una chica normal, había decidido entrenarla. 

No iba a darle todas las facilidades del mundo, no iba a tener lástima, ni siquiera planeaba salvarla... Solo quería enseñarle y prepararla, darle las armas para que ella sola peliara su propia batalla en la vida.