Bound [ spanish version ]

capítulo veintiocho

[ Lea ]

Eran cerca de las seis de la tarde cuando la puerta sonó. Frunzo el ceño mientras me pongo de pie del sofá. Los gemelos estaban algo ocupados con unos ejercicios de matemáticas que les había puesto. Por supuesto que al principio se habían rehusado, pero al final, habían aceptado.

Después de todo, eso los ayudaría para cuando entrarán a su nueva escuela. Ya les había buscado una cerca de aquí, y también un pequeño trabajo para mí. Por supuesto que me iba a quedar bajo el mismo techo que Justin, pero tenía planeado mudarme después.

Vivir aquí era algo temporal... como siempre. Ya había aceptado que nunca viviría aquí el resto de mi vida. Todo parecía demasiado bueno para ser verdad.

Cuando abrí la puerta, me encontré con mamá y Jeremy. Una inconsciente sonrisa aparece en mis labios y los invito a pasar. Era lindo que ellos vinieran de sorpresa, además siempre me ayudaban a relajar mi mente. Necesitaba una charla con mamá. Ella siempre me entendía.

Quería compartir algunas noticias sobre Justin y yo... no todo por supuesto, como el mágico final que tuvo mi fiesta de cumpleaños. Le diría que nos habíamos besado y que había aceptado vivir aquí. Quería saber lo que pensaba sobre estas situaciones, porque yo... bueno, estaba algo perdida.

No estaba muy segura de poder vivir aquí por mucho tiempo, teniendo que soportar verlo con Janice. No era lo suficientemente fuerte.

—Lea– escucho la suave voz de mamá llamarme. Salgo de mis pensamientos, sonriéndole.

—¿Sí, mamá?

Ella me estudia con sus ojos, bajando el cuchillo con el que estaba cortando las zanahorias. Como siempre, estábamos en la cocina, preparando la comida. Resultaba que mamá y Jeremy habían venido por una razón.

Ellos no pensaron que fuera necesario darnos un aviso, antes de invitar a la familia a una cena en la casa de Justin. En lugar de ser solo nosotros siete, Jaxon y su prometida vendrían a cenar.

—¿En qué estás pensando?– pregunta suavemente, limpiando sus manos con una servilleta. Pongo una mueca en mis labios y miro hacia la estufa.

—En muchas cosas, de hecho– suspiro. Miro a mamá, ella ya tiene sus ojos en mí.

—¿Te importaría compartir?– dice con una pequeña sonrisa. Imito su acción.

—Yo... yo he decidido quedarme– anuncio con voz suave. Mamá pausa, sus ojos abiertos como platos.

—Tú... ¡¿Tú qué?!– respira con emoción y felicidad. No puedo evitar reír.

—He decidido quedarme aquí, en Denver– repito. Un pequeño suspiro sale de sus labios y antes de que me de cuenta, ella me está dando un abrazo de oso. Suelto un jadeo de sorpresa pero no dudo devolverle.