Bound [ spanish version ]

capítulo treinta

[ Lea ]

Reí, mirando a los gemelos. Los dos estaban bastante ocupados haciéndole caras tontas al otro, en una competencia de "a ver quién ríe primero". Yo encontraba toda la situación divertida y un poco tonta.

—¿Qué se supone que significa eso?– escucho a Drew preguntar. Tomo la ropa ya doblada que había sobre la cama y la llevo hasta el armario. La noche anterior, el resto de nuestras cosas finalmente habían llegado. Así que ahora me encontraba acomodando todo en su debido lugar.

—Janice– Sophia susurra, supongo que espera que yo no la haya escuchado. Escucho las risas y no puedo evitar reír también. Sacudo mi cabeza, acomodando lo que queda de las camisetas de Drew.

—Y he terminado– anuncio, suspirando mientras quito la maleta de la cama y la coloco debajo de esta.

—¡Sí! ¡Sí! ¿Podemos jugar ahora?– Drew pregunta con esperanza. Junto mis labios en una línea, mirando entre ambos.

—¿Han terminado los ejercicios de inglés que les he puesto?– alzo una ceja. Sophia asiente en respuesta, Drew se mantiene con expresión neutra.

—Drew...– presiono. Suspira.

—Sólo me quedan dos preguntas– ríe.

—Termina eso primero, y entonces puedes ir a jugar. Sophia tú puedes ir– le doy una sonrisa. Ella ríe, pero se detiene cuando ve el ceño fruncido de su hermano.

—Te ayudaré– le ofrece, Drew no duda un segundo y se pone de pie. Una calidez invade mi corazón y sonrío.

Acciones como esas entre ellos hacían que recordara a Mary. Un nudo se apoderó de mi estómago. Cuando éramos pequeñas, sólo éramos nosotras dos. Aunque ella era más querida por las personas que nos dieron la vida, me trataba de igual manera.

Con amor.

Aunque suene raro - nosotras nunca discutimos. Estábamos juntas contra el mundo. Ella estaba ahí para mí cuando todo a mi alrededor estaba de cabeza. Y yo estaba ahí para ella también.

Estábamos ahí la una para la otra.

Pero las cosas habían cambiado con el tiempo. Cinco años sin contacto, podría tener grandes consecuencias. Con odio y mucho enojo de parte de ella. Sólo esperaba que las cosas entre nosotros volvieran a ser como antes.

Como cuando éramos niñas.

Y fue así, como me di la motivación de hablarle. De arreglar las cosas.

Mi burbuja de pensamientos se deshizo cuando una familiar figura entró en la habitación. Su fuerte u deliciosa colonia entró por mis fosas nasales. Murmuré en silencio, mientras lo miraba. Mi corazón acelerándose.

Su torso estaba cubierto por una camisa color azul, las mangas estaban enrolladas hasta los codos, dejando ver sus brazos con tinta. Sus usuales pantalones negros de vestir estaban abrazando sus piernas. Sus pies estaban descalzos y su cabello era desastre. Parpadeé repetidamente cuando me di cuenta de que lo miraba fijamente.