capitulo 3

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Capítulo 3



La luz del día comenzó a filtrarse por la ventana, sus ojos se fueron abriendo lentamente, lo primero que reconoció fue esa fragancia conocida que emanaba del pecho del joven que la tenía abrazada, al levantar su mirada se encontró con los zafiros ojos de Terry que la miraban con adoración y con una sonrisa pintada en su rostro

—Buenos días pecosa dormilona, como te sientes.

—Agrrr Terry... más en un suspiro que en un reclamo le dijo al joven, —Nunca cambias mocoso malcriado, nunca dejas de llamarme pecosa

—Esa es mi forma especial de llamarte, no puedes esperar que te llame como todos los demás, le respondía mientras acariciaba los rubios risos de ella

Candy no pudo evitar sonrojarse antes de la caricia y sonreír, hacía mucho tiempo se había resignado a la cálida sensación que sentía en su corazón al mirarlo, no, no podía negárselo, ese mocoso malcriado se había forjado a pulso un lugar en sus pensamientos, y en su corazón y eso le provocaba miles de emociones, miedo, felicidad, angustia, alegría que no podía ya controlar, sin poder, ni querer disimularlo.

—Que te sucede pequeña pecosa, porque me miras de esa manera, es que acaso quieres declararme tu amor, lo decía Terry mientras sonreía en esa forma picara tan suya

Candy lo miro fijamente y con una sonrisa traviesa le respondió:

—si eso quiero, ven te puedo llevar a un sitio donde poder hacerlo con calma, le dijo mientras se levantaba de la cama y lo invitaba a seguirla

Terry estaba congelado, nunca esperó una respuesta como esa de parte de ella, de hecho esa misma frase había usado el años atrás, cuando después de salvarla de Niel y sus secuaces ella intento agradecerle, pero en esta ocasión era ella, ella quien jugaba coquetamente con el de esa manera, en un instante se levantó de la cama y la siguió hasta el sofá le

—no juegues conmigo pecosa traviesa, mientras su corazón latía esperanzado

—Y quien está jugando, le respondió Candy con toda seriedad

—Que quieres decir, dijo Terry con los nervios a flor de piel

—Quiero decir que ya es hora de abrir un nuevo capítulo, de iniciar nuestra vida como debe ser le dijo ella

—Explícate por favor pedía Terry más en forma de súplica que de pregunta

—Tu sabes comenzó a decirle Candy, que siempre me gustaste, desde que nos conocimos, surgió una atracción que ninguno buscó, pero que igual se dio, y si bien es cierto que nunca permití que pasara a otra, tu sabes la razón de sobra, en ese tiempo mi corazón estaba comprometido y yo luche inútilmente en aferrarme y cuidar ese sentimiento que me unía a...

—A Anthony, le responde Terry

—Si, a él, le dice ella en casi un susurro

—Pero entonces, le interrumpió Terry

—Tú has sido fiel al sentimiento que en ti nació por mí, a pesar de mi rechazo nunca dejaste de cuidarme y de quererme, incluso más allá de todo llegaste en el instante que más necesitaba de ayuda y tú me la diste sin pedir nada, cuidaste de mí, curaste mis heridas, tanto físicas como emocionales

—Candy nunca te pedí nada, no tienes que hacer nada para agradecerme lo sabes, le dijo Terry mientras se levantaba del sofá y trataba de avanzar hacia la ventana

—Sí, si tengo, le dijo Candy mientras se abrazaba a su espalda, —y déjame terminar por favor, no estoy haciendo nada que no sienta, de hecho lo que trato de decirte, es que estoy abriendo las puertas de mi corazón, que quiero darme la oportunidad de amarte, tú has ido conquistando tu propio sitio en mi corazón y colmaste mi vida con detalles, con tus bromas y sobre todo tu amor, has ido llenando mi vida de luz, luz que creí que ya no tendría nunca más.

perdonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora