Capítulo 8

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El cuerpo lo sentía extraño, tenía una sensación de mareo, a pesar de tener aun los ojos cerrados, sentía una ligera molestia en su intimidad, no entendía que sucedía, poco a poco abrió los ojos, se quedó helada, esta no era su alcoba, las luces estaban apagadas, pero se distinguía claramente todo con la iluminación que llegaba por la ventana superior pese a que aún no amanecía, no era posible, estaba desnuda, su ropa estaba desgarrada repartida por el piso, y a su lado Anthony, por amor al cielo ¿qué sucedió? y entonces comprendió, vio la sangre entre sus piernas, había ocurrido lo irreparable, al menos para ella así era.

Como pudo se levantó se puso la primera bata que tuvo a la mano, le quedaba grande pero no importaba, tenía que salir de allí, todo era confuso, demasiado doloroso para ser real, pero en eso Anthony despertó, la vio con su bata puesta y tratando de recoger la ropa y su ira se encendió

— ¿qué haces aquí?, no te basto lo que has hecho sino que ahora te metes en mi alcoba para comprometerme, eres peor de lo que creía, eres una cualquier

Plaff la frase quedo incompleta pues la mano de Candy se estrelló en la mejilla de Anthony

—nunca más te atrevas a ofenderme, nunca me entiendes, y esto no te lo perdonare nunca, esta ha sido la última humillación que me haces

—Humillación la que tú me has hecho durante todo este tiempo haciéndome quedar como un idiota, si no, dime ¿qué son estas fotografías? con la misma le entrego un sobre lleno de fotografías, donde salía ella en diferentes momentos, en todas se mostraba una imagen de ella en compañía de algún hombre, primero Terry, ya sea el muy cerca de su oído, o muy cerca de ella, con ella en brazos, en otras salía ella entrando al departamento de Albert, y otras tomadas a la ventana del apartamento en donde se veía ella abrazando a Albert el cual estaba claramente sin camisa, Albert no se distinguía bien pero lo que si se notaba es que estaba abrazando a un hombre

—estas son tus dichosas pruebas dime, esta es la confianza que me tienes, para que lo sepas a mí también me ha llegado hace mucho un sobre similar con fotografías tuyas en situaciones peores, pero yo a diferencia tuya si confié en ti

Y con la misma salió corriendo hacia su habitación sin importarle dejar tirado todo

En el camino Dorothy la vio y la siguió a su habitación, trato de consolarla mientras ella lloraba amargamente, le preparo un baño, y le pidió que la esperara en lo que iría por sus cosas, salió un momento de su habitación y al volver venía con sus ropas hechas harapos, y los ojos rojos de rabia, le ayudo a vestirse, le dio de tomar un té para ayudarle a calmarse, le aconsejo que primero que nada tratara de hablar con Anthony, que él le debía una explicación, renuente Candy le hizo caso y fue a buscarlo, no estaba en la habitación, buscándolo llego al estudio, pero al acercarse escucho unas voces parecía una discusión, era Anthony, no sabía con quien se encontraba pero se escuchaba alterado

—y crees acaso que solo por el hecho de que una mujerzuela amanezca en mi cama yo voy a caer rendido, no, no lo hare, es más si hubiera alguna consecuencia de esa vergonzosa situación no dudaría en quedarme con mi hijo y alejarlo de semejante mujer que nunca llegaría a ser una buena madre si fue capaz de hacer algo así para atarme, y si, sabes bien que la tía abuela me apoyaría, nunca dudaría en ayudarme para quitarle a mi hijo a una sinvergüenza semejante

Candy no pudo escuchar más, su corazón se partía en mil pedazos, debía huir, no podía quedarse allí, era demasiado, no había tiempo para pensar, debía escapar, y así como pudo fue a su habitación y sin que nadie se diera cuenta tomo sus cosas, lo más básico y huyo, dejando sobre la cama un sobre que se había caído de su maleta.

Era aún temprano, nadie la vio salir, camino largamente hasta que logro detener un coche y llego rápidamente al apartamento de Albert, este muy extrañado la recibió, la consoló pues esta no paraba de llorar amargamente, la recostó en su cama, y la dejo descansar un momento, se notaba que sus emociones la habían agotado, y se fue a la cocina a tratar de preparar algo para comer, tal vez le ayudara a sentirse mejor.

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