Capítulo 23

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Sus besos se volvían demandantes, acariciaba su larga cabellera con una mano y con la otra tomaba su rostro sintiendo como ella se estremecía al contacto, ella se rindió quería más y con sus dedos acaricio su cabello que se sentía tan suave, las manos de él comenzaron a descender al igual que sus besos, su boca busco su cuello, sus manos se detenían en sus pechos, un suave gemido se escapó de los labios de ella, lo que el tomo como un asentimiento a sus acciones por lo que sus manos comenzaron a acariciar a través del vestido sus suaves pechos, ella estaba enloqueciendo con sensaciones nunca antes sentidas, esa boca iba quemando todo a su paso y ya se encontraba al inicio de sus senos

—oh Anthony

De pronto despertó sobresaltado, con sudor en su rostro, su respiración agitada y su masculinidad totalmente dispuesta, pero todo había sido un sueño

—¡rayos!, que sucede, yo no debería tener este tipo de sueños, Lucia es solo mi amiga, como se supone que yo aún amo a Candy teniendo estos sueños con otra, serénate Anthony, se decía así mismo y se fue a dar una ducha fría para refrescar sus pensamientos que en ese momento estaban revueltos.

En la misma ciudad Lucia despertó al mismo tiempo, sudada, también con su respiración agitada, sintiendo en su cuerpo sensaciones que nunca había sentido antes, sintiéndose culpable de lo que soñó.

— ¡Anthony!, fue solo un sueño, no puedo soñar con él, eso no puede ser, el nunca será para mí, yo no debo enamorarme y menos de el

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—princesa ¿qué te sucede?, ¿Qué le ocurrió Albert?

—no lo sé Terry, vi que conversaba con un joven y corrí hacia ellos pero el joven se fue y ella quedo como la ves ahora, pálida y como en shock

Terry abrazo fuertemente a la rubia y beso suavemente su frente mientras le tranquilizaba diciéndole que estaban allí con ella, poco a poco la rubia se fue tranquilizando en los brazos del castaño

—Terry, estoy bien, oh Terry era Niel, Niel estuvo aquí

— ¿te hizo algo?, ¿dónde está?

—calma amor, no me hizo nada, de hecho se portó muy amable, me pidió disculpas por su comportamiento anterior y me prometió que no diría a nadie que me ha visto, pero tuve tanto miedo Terry

—nadie volverá a hacerte daño amor

—no quiero que nos separen Terry, no quiero perderte

—nadie, me entiendes nadie nos va a separar, de mi lado no te lleva nadie

En lo que el castaño calmaba a la rubia, Albert ya había revisado el teatro con los guardaespaldas pero ya no había rastro de Niel, Terry decidió que debían ir a buscar a sus padres, necesitaría apoyo si Niel decía el paradero de Candy, aunque estuvieran casados debían estar preparados para evitar que los separaran, por lo que contar con ayuda era ahora una prioridad, Terry fue a buscar a Robert para explicarle que tenía que irse por lo que Albert se quedó con Candy, y si después de estar en los brazos del castaño aún quedaba alguna preocupación, el solo ser cobijada en los brazos del rubio mayor le quitaba como siempre cualquier angustia, esos brazos siempre le transmitían serenidad y calma, era como recibir el abrazo protector de un hermano que siempre estaba para ti.

Al llegar a la mansión los padres de Terry fueron enterados de inmediato del encuentro de Candy con Niel y el temor de la rubia por ser descubierta por su familia, Eleonor abrazo a su nuera con cariño y se sentó con ella en el sofá y a su lado se sentó el Duque quien tomó la palabra

—ahora eres una Grandchester, no debes temer hija, nadie va a separarlos, serán muy tu familia, pero ahora estas casada y si ellos intentan alejarte de Terrence nosotros daremos la batalla y no dudare en usar todo mi poder como Duque para protegerlos

perdonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora