Capítulo 26

1.7K 152 14
                                    

—Sara a que debo tan sorpresiva visita

—tía, es una sorpresa encontrarla, he venido con Eliza para hacer unas compras en la ciudad, ella se quedó en el hotel, yo vine para ver si tenía la dicha de encontrarla pues me dijeron que era probable que usted estaba acá y aprovechando el haber podido coincidir con usted quiero pedirle que seamos nuevamente una familia como siempre hemos sido, recuerde que usted es y ha sido siempre una madre para mi

—ya que estas en la ciudad pueden quedarse entonces conmigo en la mansión, avisare a Dorothy que prepare sus habitaciones, ve por Eliza

—gracias tía, ahora voy por ella

Sara se retira de la mansión y la señora Elroy se dirige al despacho en busca de George

—no me agrada nada George

—debemos seguir las indicaciones del señor William

—lo sé pero es difícil, a los muchachos no les será fácil disimular, menos a Anthony

—ya tengo todo listo, la reunión será mañana

—es increíble que nuevamente Candice me haya devuelto a un sobrino de las garras de la muerte, cuéntame nuevamente por favor George como fue que lo encontró y pensar que hasta la juzgue injustamente por ayudar a su amigo y quien me iba a decir que ese amigo era William, si en vez de juzgarla la hubiera ayudado y accedido a conocerlo nos habríamos ahorrado tanto sufrimiento

—no vale la pena ahora pensar en eso

—pero cuéntame George, cuéntame otra vez, muero de ganas de abrasarlos pensé que los había perdido, nunca podre agradecer lo suficiente por haberlos recuperado

George y la tía abuela estuvieron conversando un rato más, terminando también los detalles para lo que el patriarca había solicitado, unas horas después llegaron las mujeres Leagan

—pero que haces esta no es la habitación que siempre usamos, para donde llevas nuestras cosas, reclamaba como siempre altanera Eliza

—lo lamento señorita, son ordenes de la señora Elroy

—ni se te ocurra tocar mis cosas, he dicho que quiero mi habitación de siempre

—que sucede aquí

—querida tía abuela, esta inútil que se niega a darme mi habitación de siempre

—Eliza recuerda que eres una invitada, ya he asignado sus habitaciones, así que deja a la joven hacer su trabajo

—pe pero tía

—nada Eliza

—como usted diga tía con su permiso

La infernal pelirroja se fue a buscar a su madre a la habitación que le habían asignado, iba echando chispas, pero por el momento no le convenía hacer más escandalo

—es el colmo madre

—lo se Eliza, pero por ahora debemos aguantarnos, hemos conseguido más de lo que esperábamos, ahora nos será más fácil dar con la huérfana pues según escuche vendrá a ver a la tía abuela, dispusiste ya todo como habíamos acordado

—por supuesto madre

000

Cerro la puerta tras colocar el rotulo, vio que su pecosa ya se encontraba peinando su cabello, ya se había colocado su bata y se veía simplemente hermosa, al igual que ella tenía su cabeza hecha un remolino de emociones, todo lo acontecido era para turbar a cualquiera, temía que dañaran la felicidad que ambos habían construido, ese precioso mundo en que su pecosa y el formaban una nueva familia.

perdonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora