Capítulo 24

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—ven para acá tramposa

—no, no quiero

—hiciste trampa, debes pagar

—no oo

Pero el joven fue más rápido y atrapo a la joven de negros cabellos y ojos violeta, tomándola por la cintura y pegándola a el

—te tengo y vas a pagar

—y como piensas cobrarme, respondió aun agitada por la carrera

El no respondió solo tomo su rostro entre sus manos y suavemente atrapo sus labios entre los suyos, saboreando lentamente la dulzura de su boca, era un beso suave, lento, sin prisas, pero firme con determinación, al terminar el beso la abrazo fuertemente aferrándose a la calma que le transmitía aquella proximidad, ella no preguntaba nada, solo se dejaba llevar y en parte era mejor así, pues el aun no comprendía, su corazón aún estaba inundado por la rubia que fue la dueña de sus sueños durante muchos años, pero ahora ella no estaba y en realidad eso era lo de menos, no podía negar todas las sensaciones que le provocaba la presencia o ausencia de Lucia, la joven que sin proponérselo se estaba instalando en su vida, sin siquiera haber pedido estar allí.

Algo sonrojados y en silencio se acercaron a la casa tomados de la mano, en el camino se encontraron con Dorothy quien le indico a Anthony que lo esperaban en el despacho para una importante reunión, Lucia se retiró a refrescarse un poco y le indico que lo vería después, por lo que a prisa el rubio menor se dirigió a la reunión, no comprendía de que se trataba, solo que Annie la había solicitado con premura.

En la reunión estaban ya Annie, Patricia, la tía abuela, Stear, Archie, el señor Watson y Dorothy, el rubio se sentó y sin demora Annie comenzó a hablar

—sé que les extrañara que haya solicitado estar reunión, pero considero que era de urgencia comunicarles lo que he descubierto, como ustedes saben siempre mantuve la postura de que mi hermana estaba viva

—pero Annie... estaba diciendo Archie

—no me interrumpan, por favor, esto es realmente importante, por mi cuenta seguí con mi corazonada y busque ayuda en donde nadie más hubiera podido, en mi tristeza acudí a nuestras madres en el hogar de Pony, allí no tenía el valor de decirles de la supuesta muerte de mi hermana de la que yo no creía que fuera posible y afortunadamente no fue necesario hacerlo, pues cuando llegue me recibieron con la buena nueva de que habían recibido una nueva carta de Candy, desde algún sitio de Florida, en el que les repetía que estaba bien y que era feliz, comente entonces con mis madres sobre los acontecimientos acerca de la supuesta muerte de Candy, sobre la necesidad de comprobar que las pruebas de su muerte eran incorrectas y ellas decidieron ayudarme, primero me ayudaron a ponerme en contacto con la señora Mary Jean quien fuera la mentora de Candy en la Escuela de Enfermería y luego con el señor Tomas Botton quien es policía de esta ciudad.

Con madame Mary Jean logramos verificar que la supuesta lista en donde aparecía el nombre de Candy había sido alterada, pues quien tenía la lista oficial era la misma Mary Jean, quien me confirmo que Candy nunca se enlisto, ella logro comprobar que quien había puesto el nombre de mi hermana en esa lista había sido la misma persona que había confirmado que ella se encontraba en el transporte que se accidento con lo que comprobaron su supuesta muerte y esa persona era la enfermera Julia Beans quien al ser confrontada acepto haber sido sobornada por Eliza Leagan.

Todos se encontraban atónitos y no podían ni pronunciar palabra, cosa que Annie no permitiría en ese momento, pues continuaba hablando

—El señor Botton es un humilde policía que hace algún tiempo adopto un pequeño en el hogar de Pony, por lo que al presentarme como una hija del mismo hogar no dudo en confiar en mí, el me confió que al día siguiente de haber sido secuestrada Candy, una dama elegante que se identificó como miembro de la familia Andrew había pedido que todo lo sucedido se mantuviera en secreto, por lo que el jefe de policía nos ordenó que lo único que se debía informar a cualquiera que preguntara es que había sido secuestrada pero que luego había sido liberada, a él le pareció muy extraño que se pidiera tal cosa, pero los jefes así habían ordenado para seguir las indicaciones de la dama.

perdonarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora