04 | Honey

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Purple.

—¡¡Purple baja la música!! —Vocifero mi madre desde el pasillo. Rodeo los ojos y me acerco al altavoz qué esta conectado a mi móvil.

—¡Mamá el heavy metal o se escucha alto, o no se escucha! —Contraataco y la oigo gemir de frustración, solté una risita, era tan divertido chincharla.

Unos segundos después, alguien abrió la puerta lentamente, mi hermana apareció delante mía con una sonrisa divertida.

—A mamá le ha dado una jaqueca y se ha ido a dar una vuelta —Me informa— ¿Qué es este grupo demoníaco? —Arruga el morro cómo un perro mientras sus ojos grises tienen una pizca de humor. Somos bastante diferentes tanto por dentro cómo por fuera.

Destiny tiene los ojos grises y un precioso pelo castaño por los hombros, con reflejos rubios. Ella es bastante más alta qué yo, y muy delgada.

—Es Megadeth, y no es demoníaca —Respondo con fastidio.

—Vale, vale —levanta las manos en forma de disculpa y se sienta en mi cama— ¿Sales está noche?

Asiento.

—Ay mi pequeña, has cambiado tanto —Me sonríe con satisfacción.

—¿Debería importante? —Pregunto sin importancia mientras hago extraños movimientos para pintarme las uñas de los pies.

—Yo te veo genial, estás más mayor y madura —Señala mis pechos— ¡Nena! ¿Has visto eso? Tienes más tetas qué yo —suelto una carcajada— Y me gusta tu pelo, la verdad es que las puntas azules al final del pelo le dan el toque —Me halaga con sinceridad— Aunque mamá odié esa música —hace un ademán al estéreo— Papá adora que su hija haya salido toda una heavy —Agrega.

Suelto una risita y le doy un fuerte abrazo.

—Te he echado de menos —Confieso.

—Y yo, honey.

—¿Seguirás llamándome así? —Inquiero divertida mientras paseo por mi cuarto para ir al vestidor.

—Sí, hasta que papá y mamá me den un vestidor más grande qué el tuyo.

—No necesitamos tanto y lo sabes —Frunzo el ceño mientras abro la puerta y las luces se enciende automáticamente.

Ella suspiro y se estiro a lo largo de mi cama que estaba situada a la pared izquierda con miles de almohodones a juego con los colores de las paredes de color grisáceo. En frente estaba mi sofá y al otro lado mi tocador con espejo, y el escritorio.

—Lo sé, Purple. Pero nos criamos así —la vi de reojo encogiendose de hombros.

—Tienes veintidós años, ¿no te gustaría ganarte las cosas por tu propia cuenta? —Cuestiono mientras cojo una toalla y atravesar mi cuarto para ir a mi baño.

—A veces sí —Sonríe con anhelo— Bueno voy a ir mi habitación a prepararme, luego nos vemos en el muelle.

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Después de cenar una pizza y darme una refrescante ducha, comencé a arreglarme. Labios de un profundo color rojo, highlitter y rimmel en las pestañas, hice un pequeño delineado y luego me alisé todo el cabello. Iba vestida con unos simples shorts negros, mis reebok blancas y un top de encaje de blanco.

Bajé las escaleras y en la entrada guardé chicles, llaves y algo de dinero en los bolsillos.

—Cariño —oí la voz ronca de mi padre qué observaba desde la entrada, le dediqué una sonrisa— Estás preciosa.

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora