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Purple.

Dos meses después

Muchas personas les gustaría contraer matrimonio este día, pero dentro de unos cuántos años. El catorce de febrero dicen qué es el día ideal para jurar amor eterno, adoro recorrer las calles y mirar los globos con forma de corazón, los vendedores de flores, los grupos musicales que tocan en los parques. Me gusta ver todo decorado de rojo y rosa; pero, lo qué más amo, es la celebración que hacen en el instituto.

Abren las puertas del enorme gimnasio y nos dejan volvernos locos. No en el sentido realmente de enloquecer y subirse a las gradas para imitar a Tarzán; pero sí en aquel en el qué podemos atascarnos de comida y jugar a juegos bobos de San Valentín.

Me dirijo con Polly a un puesto de patatas fritas, pero luego veo otro de helados, al lado uno de hamburguesas y de donas que me juran amor eterno, por algún lado vi uno de tacos y no puedo no mencionar en de la pizza.
Le hago caso a quién jura cuidar mi corazón, así qué cojo una porción de pizza. Me quedo a mitad de camino, estorbándole al resto de los estudiantes porque la primera mordida en las más importante. Gimo con deleite al saborear el manjar.

—Duff debe de volverse si gimes igual en la cama —Se ríe Polly.

—¡Joder, Polly! —Chillo y suelta una carcajada.

—L-lo siento, lo siento —levanta sus manos en forma de disculpa y luego limpia una lágrima que caí de su ojo.

Está mujer llora de la risa consigo misma.

Mi móvil vibra y veo un mensaje de Duff.

Te espero en el aparcamiento. ❤

—Corre, vete con tu chico —Dice las castaña— Ya me quedo yo sola con la comida de aquí —Me informa apenada y rodeo los ojos.

—¿Dónde dejaste a Izzy? —Inquiere.

—Qué le jodan, yo qué sé —Contesta y suelto una risita.

—Nos vemos, te quiero —La abrazo.

—Adiós, guapa.

Al llegar al aparcamiento veo el coche de Duff alejado, espero qué nadie lo vea, no es la primera vez qué me viene a recoger al finalizar las clases pero las cosas se han vuelto más peligrosas de lo normal.

Hay demasiadas cámaras de seguridad puestas en mi casa y mi madre sospechaba de algo.
Últimamente me ha dicho qué Duff y yo nos llevamos de maravilla, dejando caer las cosas, me comporte de una manera tajante, fría e indiferente cuándo me habló de él y creo qué ya sospecha nada... espero.

Abro la puerta de copiloto y deposito un beso romántico en sus labios.

—Hola, enana —Sonríe contra mis labios y recorre mi cuerpo— ¡Joder! Esa falda me va a matar —Dice y suelto una risotada.

—Tú también estás muy guapo —le guiño un ojo y él me sonríe con picardía mientras saca algo detrás de él.

—Bombones suizos... —susurro mirando la caja con forma de corazón— Pensé qué no sabías ni qué día era hoy.

Se encoge en hombros.

—Es un día materialista qué solo sirve para hacer propaganda y vivimos en un país capitalista —Comenta sin ganas— Pero sabía qué a ti te gusta esas cosas de San Valentín y quería darte un detalle —Confiesa y sonrío calladamente, le doy un besito en la mejilla.

—Gracias Duff, son mis favoritos.

—¿Y ahora qué hacemos? Tengo el día libre.

Me gustaría poder decirle qué pasemos un día sin preocupaciones, siendo simplemente Duff y Purple.
Pero hoy todavía era día entre semana.

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora