05 | Surreal

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Purple.

No sé en qué momento nos divimos.
Avril y Polly se fueron por mi izquierda atravesando a la gente, pero yo no me quería ir todavía a casa.

¿Qué demonios iba a hacer?

Quería quedarme un rato más con Slash, Duff pasa de mí y yo tengo el lujo de hacer lo qué quiera.
En ese momento Slash él cuál se había ido por el lado contrario que mis amigas se volteo a mirarme y alzo los brazos.

—¿Qué pasa?

Madre mía hijo, qué fumon que llegas.

—Es qué... mis amigas se han ido a casa y me han dejado sola —Solté lo primero qué me vino a la cabeza.

Y el Óscar a la mejor actriz del año era sin duda para... Purple Finney.

—No me dejes sola —Agrego.

—Claro linda, ¿cómo te voy a dejar sola? —Dijo sujetando mi cadera y alejándome del lugar— Pero acompáñame a hacer pis.

Asiento y me doy unas palmaditas mentales en la espalda.

Mientras caminaba junto a él por un estrecho camino, nos cruzamos con Steven Adler.

Mierda, mierda, mierda.

Es uno de su grupo, uno de los mejores amigos de Duff.
Slash no se dio cuenta de su presencia, pero Steven sí, agarró del brazo a Slash y lo acerco a él mientras yo me quedé apoyada contra una farola.

—Ey, ey ¿Qué piensas a hacer? —Miro sobre su hombro en mi dirección.

—Hacer pis —contesta obvio el rizoso y llevé una mano a mi mentón.

Luego Steven posó su mirada en mí y me sonrío saludandome con dos besos en ambas mejillas.

—¿Qué tal?

Luego no sé qué demonios dijo qué se tenía que ir a por unas bebidas, dejándome otra vez sola con Slash.
Santa madre de cristo, qué ese tío es un bocazas y va ir contando qué me iba sola por ahí con Slash.

Bueno, no sonaba tan mal.

Aunque a mi hermano -Spencer- no le haría gracia saber qué me han visto sola con un chico de veintiún años, un tío de su misma edad.
Me quiero reír tanto, qué se joda.

Continúe caminando junto a Slash que se para en seco.

—¿Un sitio qué no haya gente?

Ay dios mío.

—P-puede qué allí —hice con un ademán con la mano hacía un callejón en frente nuestra dónde daba a una pequeña plaza rodeada de cuatros edificios.

Slash se giro, y bajo la cremallera de su pantalón mientras iba a hacer pis.
En ese momento le mandé un mensaje a Avril.

De: Purple.

Estoy sola con Slash.

Avril🌼

¿Te esperamos?

Id tirando a casa, creo que esto... va para rato.

¡AHHHH!


Puedo imaginarme a mis dos amigas gritando cómo locas. Slash se giro y me miró.

—Ya está.

Luego se situado a mi lado y se apoyo en la pared de un edificio. De repente un nerviosismo abundo todo mi sistema. Benditos dioses, qué me he quedado sola con este pedazo de hombre. A ver, se qué va a pasar por la manera coqueta en la qué me mira...

—Me pone nerviosa qué me mires así —Le informo.

—Si quieres no te miro.

—No, no. Es qué sólo qué estoy nerviosa.

Sonrío.

—¿Por qué?

—Cuándo me quedo sola así... con un chico —Justifico.

—¿Pasaría algo si te doy un beso?

No sé en qué momento estábamos tan cerca, qué Slash junto sus labios con los míos. Eran suaves y cálidos. Sus manos acaricaban mi abdomen y me gustaba lo nerviosa qué me ponía. No era una experta besando, tan sólo había dado simples picos con chicos, por lo qué fue mi primer beso en serio. Su lengua se hizo presente en mi boca, y agradezco haber masticado chicle de menta después de fumarme dos cigarrillos.

Nuestros labios seguían bailando, mordiendo entre ellos. Eran tan... caliente.

Ya no estaba nerviosa.

Rodeo su cuello con mis brazos para profundizar el beso, después sus labios bajaron por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, donde mi respiración se acelero. Y apretaba mi culo de vez en cuándo.
Desde hoy sé, qué mi punto débil es el cuello. Era pura satisfacción, no sé en qué momento la mano de Slash bajo hasta mis piernas con intención de meterla bajo mi short.

Wow.

Era muy rápido.

Aunque le hubiera dejado, pero es qué estoy con la maldita regla y llevo un tampón.

—Am... —Dije sofocada separándome de él, dejándole confuso— Tengo qué irme.

—¿Por qué?

Mordí mi labio y tomé una respiración.

—Mi hermano está esperándome y no quiero ir sola —Mentí.

—Te puedo acompañar yo luego.

—N-no, da igual.

Nos quedamos unos minutos en silencio sin decir absolutamente nada.

—Puedes quedarte si quieres, o irte porque... bueno puedes.

Te aplaudia en la cara, Slash.

Si volvía a enrollarme con él, las cosas llegarían más lejos, así que lo mejor qué hice fue pararle. Además era una cobarde, ¿por qué simplemente me complicaba tanto la vida y no le decía qué no quería seguir por qué estoy con la jodida regla?

—Me voy —me miro directamente, y sonreí con suficiente— Buenas noches.

Me di la vuelta y continúe mi camino con una sonrisa en la cara, alucinando de la situación tan surrealista qué me acaba de pasar. Miré mi móvil y les mandé un mensaje a mis amigas. ¿En que jodido momento son las cinco y media de la mañana?

Me sentía poderosa, ¿Slash se cree que vamos a follar detrás de un arbusto? No señor, yo me hago de rogar. Valgo la pena. Las cosas son así.
Bueno, me tocaba volver sola a casa. Para mi suerte mucha gente paseaba por el paseo marítimo por lo qué si me pasaba algo, podía pedirle ayuda a alguien.

Avril y Polly me mandaban mensajes cómo locas.

Me abracé a mi misma mientras atravesaba en camino estrecho dónde me encontré con Steven. Estaba temblando, de los nervios y de la brisa qué recorría en el aire.
Al subir el escalón de la calle, me tropecé. Madre mía parecía qué me había metido algo.

Maldije cuándo vi al grupo de Slash. Pase por su lado y enfoqué a Duff, me miro preocupado. Luego vi a Izzy qué me sonrío con sorpresa.

—¡Hasta luego! —me gritó.

—Adiós —un intento de sonrisa salió de mi boca.

Diez minutos después estaba entrando en mi casa, llegué a mi cuarto y tiré en la cama boca arriba. De repente salté de ella en un brusco salto.

Madre de dios.
Me enrollé con Slash.

La palabra que definía mi vida en estos momentos era: surrealista.

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora