22 | Natural

437 50 2
                                    

Duff.

Pasamos por el umbral de la puerta del patio para entrar a la gran casa.
Creo qué al señor Finney le ascendieron, porqué aquí huele a dinero por todas partes.
Adoro a está familia, todo lo reconozco, no son personas frívolas. Son amables, transparentes, cálidos y honestos. Los padres de Purple trabajan muchas horas para conseguir todo lo que tienen a día de hoy, y bueno, porqué los abuelos de Purple también tenían dinero para pagar buenas carreras universitarias a sus hijos. Sé que a Purple le gustaría pasar más tiempo con su familia, podría decir qué considera a Donna cómo una figura materna, cómo yo, esa mujer es muy importante para mí.

Supongo qué la del pelo azul se acostumbró a estar sola desde qué la enviaron a Londres.

Destiny y Spencer también deben sentirse así.

Camino detrás de la chica del pelo castaño. Es extraño, ¿por qué no me atrae Destiny, si es de mi edad y en cambio Purple sí?

La vida, supongo.

—¿Qué ocurre? —Pregunto sin parecer preocupado.

Ella me mira y no luce nada feliz.

—Tú eres amigo de Saúl Hudson, ¿no? —Pregunta y asiento confundido— Purple no ha contado nada de él, pero cómo os lleváis bastante bien y eso... ¿Purple tiene novio?

Alzo una ceja.

—Joder Destiny, pensé qué me ibas a contar algo de vida y muerte.

Ella me da una sonrisa tímida.

—Lo siento...

—No, Hudson no está con ella —le afirmo y ella me mira directamente, me encojo de hombros— Y no tengo ni idea sobre la vida amorosa de tu hermana.

Suspira aliviada.

—Me dejas más tranquila, sabes... yo la veo aún cómo mi bebé —Confiesa y sonrío— Es mi mayor prioridad, ella odia este mundo en el vivimos. Espero qué tenga el valor de enfrentar a mis padres algún día —suspira con tristeza.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué dices eso?

—No debería contártelo, pero tenemos confianza... —Se encoge de hombros y luego se cruza de brazos mirando a otra dirección— Nuestros padres siempre han controlado nuestras vidas, los quiero, no tengo duda. Pero siempre querían lo mejor de nosotros y mantenernos en el trabajo familiar. Nos obligaron a estudiar lo qué no queríamos y ser infelices... Purple no va a rendirse fácilmente —Me explica— Ella no es así, odia que la manipulen, qué la obligan a algo con lo qué no va a ser difícil —hace una pausa— A mi novio nunca le dieron el visto bueno, pero finalmente terminaron aceptándolo, a Spencer le presentaron miles de chicas qué tenían contactos con mis padres, gente rica, para mantener el negocio. Ya sabes, esas mierdas, qué sólo parecen en las pelis —sus ojos se pierden y me duele escucharla decir todas esas, sé qué nunca  nuestras vidas han sido fáciles— Tengo miedo a qué hagan los mismo con Purple, qué le impongan a estar con un chico con él qué no quiere estar...

Lo último qué dice con tal solo de pensarlo se me revuelve el estómago.

—Tranquila —toco su hombro de forma amistoso y le doy una sonrisa de boca cerrada— Serían incapaces.

—Ojalá tengas razón.

Purple.

Camino por los pasillos de la gran casa para llegar a la cocina, dónde se qué está.

Aunque lo podríamos considerar bodega.

Bajo las escaleras de madera que chirrian bajos mis pies descalzos.

Lo sé, soy una descuidada.

Tan pronto bajo, lo localizo sentado con la espalda apoyada en la pared.
Sus ojos verdes se encuentran con los mios e instantáneamente sonríe.

En el momento que esa persona aparece frente a ti, qué tu estómago se revuelve, qué tus manos sudan, que tu respiración se acelera, tu fortaleza se tambalea y es tan injusto después de  que te ha costado tanto construirla.

Duff McKagan está frente a mí y una sola mirada de esos ojos que tanto amo es suficiente para debilitarme. Su sola presencia sobrepasa mis sentidos. Sin embargo, lucho con mi corazón, mis emociones, todo lo que despierta en mí y mantengo la cabeza en alto.

Todo es natural a su lado.

—¿Qué vas a hacer está noche? —Pregunto, inocentemente.

Duff me mira de reojo y sus comisuras forman una sonrisa pícara.

—¿Por qué lo preguntas? —Cuestiona.

—Eh... por nada, curiosidad nada más —Respondo sonrojada, no me di cuenta de qué me pregunta parece una insinuación.

—Pues pensar.

—¿Tú piensas? —Pregunté en tono de burla.

—Sí, enana. —Ríe y yo sonrío.

Me cruzo de brazos y frunzo el ceño.

—No soy enana.

Duff se pone de pie.

—O bueno, quizás sí.

El rubio suelta una carcajada y me jala para abrazarme, luego deposita un beso en mi cabeza y me permito respirar con tranquilidad.

—¿Cómo llevas el curso?

—Es demasiada materia.

Acaricia mi pelo y me permito cerrar los ojos mientras me pierdo en su olor y todo lo qué me provoca.

—Sabes qué puedes con todo —hace una pausa y luego vuelve a hablar— Después del instituto... ¿Qué vas a estudiar? —su voz sale nerviosa, levanto mi cabeza para mirarlo y alzo una ceja.

—Ya te dije qué Biología marina.

Él me da una sonrisa tensa.

—¿Tus padres lo saben?

¿Este interrogatorio a qué viene?

—Que van a saber —río sin humor— Hace días qué no los veo. Te noto nervioso, ¿estás bien?

—Sí, sí —Responde nervioso y lleva de nuevo mi cabeza a su pecho.

¿Por qué siento qué me está ocultando algo?

💧💧💧💧💧💧💧💧💧💧
La semana qué viene habrá especial Halloween ❤

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora