12 | Fools

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Polly.

Amo a Izzy, todos estos días sin hablar con él han sido un tormento, pero se lo merece. Quiero qué me demuestre lo que me quiere, qué luché por mí, porqué a veces he pensado las veces qué él me dejaría porque yo no soy lo suficientemente buena para él.

Pero esos pensamientos se acabaron.

Yo valgo la pena.

Me voy a hacer valer, y él va a tener qué buscar la manera de demostrar si realmente me quiere.

Ha intentando llamarme, me ha ido a buscar a casa pero yo estaba muy mal para poder mirarle a la cara.
Cuándo Sasha me informó de cómo iban a ser esas carreras me invadió un miedo terrible. Tenía qué venir.
Izzy decía palabras tranquilizadoras en el oído mientras yo lloraba y temblaba desconsoladamente. Estoy baja en defensas.

—Tranquila, nena —susurra dando besitos en mi frente— Todo va a estar, te quiero —repitió imnumerables veces.

Estoy sufriendo un ataque de pánico.
La gente corría de un lado hacía otro. Espero qué Purple éste bien, porque no entiendo qué estaba pasando.
Izzy me coge entre sus brazos y corre mirando a todas las direcciones.

—Tenemos qué irnos ya —me explica y su voz suena tan lejana.

Nos encontramos en un coche. En su coche. Reconozco el aroma de cítricos y menta. Respiro con dificultad, Izzy me pone el cinturón de seguridad, luego piso el acelerador alejándonos del polígono.

—¿Por qué viniste? —Pregunta enojado, ya antes me hizo la misma pregunta pero entonces estaba muy acalorada en ese momento, qué sólo le eché cosas en cara.

Izzy tomaba siempre sus propias decisiones y a veces me dejaba a mí fuera de ellas. Está había sido mi decisión: si él se ponía en peligro, yo también lo haría y me importaba tres pimientos lo qué tuviese qué decirme, ya afrontaría las consecuencias más adelante.

Logré calmarme al fin, ya podía respirar con regularidad.

—Te dije qué te fueras —me recrimina. Estaba furioso, pero yo también, no pensaba amilanarme, las cosas no se hacían así y quería demostrarle qué si seguía en ese mundo, yo estaría a su lado, y si eso ayudaba a qué lo dejase atrás pues merecía la pena correr el riesgo.

—Y yo decidí no hacerlo —repuse clavando mi mirada en la carretera.
Mi voz seguía agitada.

Estos días no había sido completamente yo. Éramos yo y mi soledad. ¿Dónde se quedó mi yo y su locura? La gente ya no me veía tan risueña cómo siempre, y me siento culpable que el motivo por el que no sonreía era por un chico.

Qué nunca os quite la sonrisa una persona, por favor, nadie se merece eso.

—Acelera, quiero salir de aquí —ordeno mientras miro por el retrovisor, lo qué menos quería era una multa y a la policía detrás nuestra.

El móvil de Izzy empezó a sonar.

—Cógelo —me ordena concentrado en la carretera— está en mi bolsillo izquierdo.

Me inclino sobre él y meto la mano en el bolsillo de sus vaqueros hasta sacar el teléfono.

—Ponlo en manos libres —masculla.

Lo hice y la voz de alguien que conocía muy bien resonó en el interior del coche.

¡Tíos, la pasma va para allá! ¡Han pillado a varios grupos! ¡Esto es una locura! —Chillaba nada más y nada menos qué... Axl Rose.

—¡No me jodas, Axl, me dijiste qué estaba controlado!

—¡Lo sé, no sé qué ha pasado, alguien habrá dado el chivatazo, tienes qué salir ahora mismo de la carretera!

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora