13 | Focus

556 58 5
                                    

Purple.

Confusión.

No puedo decir qué me siento bien o mal. Qué estoy encantada con ese beso. Porqué quizás, si se hubiera hecho en otra situación, todo sería distinto. Duff ha estado evitandome, pero yo también he colaborado en ello, he huido de él. Llevo casi cuatro días sin cruzámerlo por la casa. No quiero ver esa sonrisa qué tanto me gusta, o esos ojos verdes como la selva que brillan tanto cuándo algo le gusta.

Tengo miedo.

Duff me hace sentir cosas especiales, me ha hecho darme cuenta qué me gusta pero estas emociones no las sé manejar.

Todo ha cambiado, o eso creo.

Detuvo el tiempo con un beso, en un segundo, toda sea jodidamente cambiado.

¿Si voy a hablar con él?

Es la pregunta qué ha rondado mi cabeza todos los días.

—Purple, ¿me estás escuchando? —la voz de mi padre me saca de mis pensamientos y me obligo a sonreír.

—Sí, sí —alza una ceja— Una reunión en el salón.

—Sí, será la semana qué viene. Ya van quedando pocas semanas para qué el verano se acabé y forma parte del trabajo. —Sonríe— Te daré dinero para qué te compres un vestido, o bueno, lo qué quieras llevar. Pero qué sea elegante.

Rodeo los ojos.

—Sé cómo van estás cosas, papá —bostezo aburrida— ¿Tendré qué esconder también esto? —Señalo las puntas de mi pelo con ironía. Sacude la cabeza con una sonrisa.

—Eso te hace única, cariño —Hace una pausa mientras mira su periódico— ¿Puedes ir a buscar a Michael?

Le miro con nerviosismo.

—¿Qué?

—Necesito qué lo avises para qué limpie la piscina y saqué a pasear a los perros.

No, no, no.

Una excusa, Purple, rápido.

—¡Puedo sacar yo a los perros!  —Grito y abre los ojos por repentina locura, me aclaro la garganta— Quiero decir, así me doy un paseo.

Me mira cómo si estuviera loca.

—Eh... bueno vale —lo deja pasar pero suelto un suspiro— Aún así búscalo, por favor. Necesito qué me ayudé.

Joder.

—Está bien —resoplo y salgo del salón mientras atravieso el largo pasillo para ir al jardín.

Tomo una profunda respiración cuándo lo veo de espaldas cortando unos hierbajos mientras habla por teléfono. Pienso dos veces antes de abrir la puerta de cristal para salir.
La abro con suavidad, y Duff me logra poner nerviosa sin siquiera girar a verme. No me oído pues sigue hablando por teléfono.

—Claro, nena —le oigo decir y una estúpida sonrisa adorna su cara. Mi corazón se arruga y tengo ganas de huir.

¿Tiene novia? ¿Está hablando con alguna chica? Me siento la persona más idiota del mundo. He estado días preocupada con lo qué pueda pasar, pero él no se ve afectado en absoluto.
La rabia invadio mi cuerpo y entre de nuevo a casa chocándome con el cuerpo de Donna.

—¿A dónde vas con esa carita? Parece que vas a matar a alguien —Bromea la mujer, y me obligo a tranquilizarme para no tomarla con ella.

—Voy a pasear a los perritos, ¿podrías decirle a Michael qué vaya a hablar con papá? —Le pido con amabilidad, mientras suelto con frialdad el nombre del chico de ojos verdes. Se me hace raro llamarlo por su nombre real, me acostumbré a llamarlo Duff.

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora