26 | December

497 51 2
                                    

Purple.

Salgo del Instituto apresurada y corro para ir al coche de Destiny.
Al abrir la puerta del copiloto, prácticamente salto para sentarme.

—¿Todo dieces?

Niego con la cabeza.

—Hay algún siete... —susurro cabizbaja.

Destiny me mira compasiva y arranca el coche mientras comienza a conducir por las calles de Tybee Island.

—Sí mamá te regaña por no ser la niña perfecta —una pizca de ironía en sus últimas palabras— Te voy a defender, ¿vale? Sé qué te has esforzado para tenerlos contentos pero lo tienes qué hacer por ti. No por mamá ni por papá ni por ninguno de nosotros —Dice con la vista pendiente de la carretera.

—Gracias, Des —le sonrío con agradecimiento— ¿Van a preparar la gran fiesta de navidad? —Inquiero con aburrimiento.

—Sí... Max va a venir, pero será algo más familiar. En Nochevieja va a ver una gran fiesta en el salón.

—Joder.

—Ya, es una puta mierda pero es lo qué tenemos que aguantar —Maldice mi hermana mayor.

Al llegar a casa, dejé mi mochila y corrí al despacho de mi padre, le entregué las notas y me fui sin decir nada.

Ahora mismo sólo quería abrazar a Duff.

Bajé las escaleras de la cocina y vi cómo lavaba los platos sucios.

—Hola, feo —le saqué la lengua.
Su expresión de cansancio cambio a una sonrisa extraordinaria y mi corazón quiso derritirse un poco más.

—¿Qué tal las notas?

—Todo aprobado pero... —hago una pausa y me acerco a él— Se las di ahora a mi padre.

Él besa mi frente y continúa lavando los platos, le abrazo por la espalda.

—Eres la mejor, no tienes por que preocuparte. Tienen qué entender de una puta vez qué no todo son dieces en la vida.

—Tú eres un diez —Coqueteo.

—Soy la única excepción, cómo decía... —suelta con arrogancia y le interrumpo con mi carcajada— Voy a pasar aquí la navidad.

Abrí mi boca en shock.

—¿En serio?

Asiente y se gira para mirarme.

—Mis padres van a venir de Seattle para estar aquí —Me explica y aplaudo emocionada. Parezco una chiquilla pero me importa una mierda.

Duff.

Mamá cogió mi cara con sus manos y tiró fuertemente de mis mofletes mientras yo me quejaba sin para.

—¡Qué guapo estás, mi niño! —Me grito entusiasmada mientras me abrazaba con fuerza.

—Nos vimos hace un mes —Resoplo.

Al separarse de mí, fruncio el ceño.

—Demasiado tiempo, niño malcriado. ¡Qué ni te estás molestado en llamarme! —Me recrimina y rodeo los ojos.

—Por dios, deja al muchacho ya —Dice mi padre apareciendo detrás con sus maletas, le sonríe y me abraza con fuerza— Te he echado de menos, campeón.

—Yo también papá.

Mamá da un repaso a la casa y me sonríe apenada.

—Nunca quise qué trabajaras cómo nosotros, Michael. Te mereces más qué estar limpiando platos y fregando suelos cuándo tu sueño siempre ha sido tocar música.

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora