10 | Doll

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Purple.

Han pasado dos semanas y la verdad es qué todo sigue bastante normal en mi vida. Aunque bueno, Duff y yo nos hemos vuelto muy amigables, hablamos siempre antes de dormir. A veces está conmigo en la playa o yo voy a la cocina de abajo para verle.
Cualquier excusa para estar a su lado para permanecer despierta junto a él, me vale.

—¡Qué me dejes en paz! —espeto mientras subo las escaleras gruñendo.

—¡Purple soy mayor qué tú, debes tenerme respeto! —Me grita Spencer desde abajo.

—¡Eres mi hermano, no mi padre! No soy una maldita muñeca —Me defiendo— ¿¡Por qué no me cubres?! ¿Por qué mierdas te jode tanto qué salga de fiesta? No soy un bebé —Escupo con cólera.

—Eres un desastre, Purple. Puede pasarte cualquier cosa. ¡Eres una amenaza!

¿Por qué demonios Spencer le tuvo qué decir a mis padres qué me escape el otro día para salir? Estúpido.

—¡Entonces véndeme y cómprate un conejo!

—Al menos un conejo se comportaría mucho mejor qué tú —Masculla.

—Hazlo, te va a gustar mucho ver que es más listo qué yo —le lanzo una mirada gélida.

—Y más educada —contesta de forma arisca.

—¡Y lo quieres por qué huele mal cómo tú!

Me fulmina con la mirada.

—¡A tu habitación!

—Adivina dónde estoy —Alzo la voz con sarcasmo, le enseño mi dedo del medio y entro a mi cuarto cerrando la puerta de un portazo.

Suelto un largo suspiro y me resbalo por la puerta hasta sentarme en el suelo. Apoyo la cabeza en está y unas lágrimas de impotencia salen de mis párpados.

Pego un mini chillido cuándo veo una sombra entrar por el balcón. ¿Qué mierdas...?

Paso rápidamente el dorso de mi mano por mis mejillas y enfoco la figura. Mi corazón se para en seco cuándo Duff pasa el umbral.

—Se oyen los gritos desde afuera —Me explica y tiende su mano para levantarme del suelo— Vámonos.

—¿A dónde? —Pregunto confundida.

—A un lugar dónde vas a estar mejor.

🌙🌙🌙🌙

—Piensa qué bebo cómo una desequilibrada mental, o me lío con todos los tíos qué pasan —Hago aspavientos frustradas— Antes me defendía siempre, no sé porque me delata con mis padres, no soy un bebé —Suspiro, resignada.

—Por eso exactamente —señala— no eres un bebé, y sé comporta sobreprotector contigo.

Duff decidió dar un paseo por la ciudad, compramos malteadas de chocolate y caminamos por el parque del lago. Sé me hacía raro estar así con él, quiero decir, nunca habíamos hablado mucho pero desde qué paso lo de Slash... nos hemos vuelto muy amigos.

Aunque era difícil, Duff nunca querría nada conmigo y yo no quería problemas con mi familia, y duele.

¿Qué puedo hacer? Mi mente era un caos.

—¿Qué vas a estudiar después del Instituto? —Pregunta a la azar.

Doy un sorbo pensativa.

—Siempre he querido biología marina... —Me interrumpe con una risita.

—¿Por qué no me sorprende? —Dice con ironía y sonrío.

Me quedo mirando su perfil por unos segundos. De verdad qué la genética de este hombre es de otro mundo. Esa mandíbula de Adonis, esos brazos tan bien trabajados y ...

—¿En qué piensas tanto? —me saca de mis pensamientos mientras subimos unas pequeñas escaleras para subir al mirador del parque.

—En n-nada... —Balbuceo apartando mi vista de él.

—Estás roja —Señala mis mejillas.

—Hace calor —Me encojo de hombros mientras la vergüenza me carcome.

Sí tú supieras...

En un momento determinado reímos calladamente y no sabemos porqué, pero de repente el cielo qué ya estaba oscurecido de antes, emite gotas.

—Mierda —maldice el rubio al ver la tormenta qué se avecina, y hace algo qué me sorprende. Coge mi mano.

Bajamos las escaleras trotando, el cielo truena y comenzamos a correr cómo dos niños debajo de la lluvia. Lanzando risitas y emitiendo jadeos por el esfuerzo. Seguramente lucimos ridículos, pero eso es lo qué menos importa en este momento. Lo único qué quiero hacer es ser yo misma.
Las gotas empapan mi cuerpo, su mano se cierra en la mía y me dirige hacía mi casa. Me dejo llevar porque no me importa el lugar si es con él con quién pasaré el tiempo.
Con rapidez meto la llave en la cerradura y atravesamos corriendo el jardín delantero. Corro hacía mi balcón y nos escondemos en unos cuántos árboles y pinos, refugiándonos debajo de la copa de uno de ellos.

Duff y yo nos miramos, y comenzamos a reírnos mientras la lluvia cesa.

—¿Purple? —la voz de mi madre de infiltra en mis oídos y miro directamente a Duff.

Él lleva su dedo índice a la boca haciendo qué me quedé en silencio.

—Sube rápido por el balcón —Me pide— yo te cubro —me indica y asiento.

Mi corazón late desenfrenado mientras escalo las piedrecillas, mi balcón no está a una altura demasiado alta por lo qué tengo riesgo de morir.

Aunque me como el suelo de mi terraza en cuánto pongo un pie en éste

—¿Michael? Oh dios, cariño —elevo mi vista desde el hueco del balcón y veo a mi madre salir al jardín apresurada al ver a Duff qué parece qué se ha metido en la piscina— ¿Qué haces aquí con la tormeta qué acaba de haber?

Duff carraspea la garganta y toca su pelo —Estaba buscando a Draco —le explica.

Draco es el perro labrador de Duff, suele estar en el jardín trasero al lado de su habitación.

—¿Y por qué iba a estar aquí? —Indaga mi madre— Donna le dio de comer hace un momento.

—Oh... por eso no lo encontraba —Se encoge de hombros con una sonrisa nerviosa. Mi madre asiente no muy segura.

—Vamos dentro anda, vas a pillar una pulmonía —Toca su hombro y entra a la casa.

Duff la sigue pero antes de entrar, gira su cabeza y eleva su pulgar en mi dirección mientras guiña su ojo.

—¿Michael?

—¡Eh, sí! Ya voy, señora Finney.

Suelto una risita mientras sacudo mi cabeza

Me estoy enamorando cuándo sé qué el sentimiento no es mutuo.


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El próximo capítulo se viene.... 😈🔥

Cloud «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora