Capítulo 11: Mi historia

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Todo comenzó cuando cumplí los ocho años. Desde siempre me había destacado entre las demás sirenas, ya fuera por mi voz, mi belleza o mi increíble capacidad para controlar el agua. Con tan solo siete años ya era capaz de provocar tormentas y curar. Cosa que no es nada fácil ya que requieren, ambas acciones, de mucha concentración y fuerza.

Todo se complicó cuando se enteraron de que yo era hija de la Reina. Mi relación con la familia real siempre se ocultó. Mi madre era consciente de lo peligroso que resultaba que se revelara mi existencia. Como en todos los reinos, no todo el mundo estaba contento con el gobernante. Ese es el caso de Atlanta, una sirena de alta cuna, prima segunda de mi madre. Un pensamiento comenzó a surgir entre las sirenas: la gobernante y la guardiana del mar no debían ser la misma persona. Dar esos dos deberes suponía que dicha persona tuviera un control absoluto. Lo que, en caso de no ser apta, podría suponer una tiranía. Un auténtico peligro.

Cada vez era más fuerte ese pensamiento y mi madre tomó una decisión drástica a la hora de detener las malas lenguas. Se casó con un hombre, el hijo humano de una de las sirenas que apoyaban a Atlanta. Un sacrificio por la paz. Con la unión de ambos las lenguas se detuvieron. Si la primera niña resultante quedaba vigilada para asegurar que no era un peligro, las cosas continuarían como siempre. De esa unión nació mi hermana, dos años menor que yo. Pero no todos quedaron contentos con esa medida.

Mi madre sabía que detrás de esas preocupaciones fingidas había una auténtica ansia por conseguir el poder sobre el destino de todo su pueblo. Jamás confesó que ya era madre de una niña. Cuando la verdad ya no se pudo ocultar todo cambió para mí. Sabían que era una bastarda pero también sabían que era la legitima heredera, al ser la primogénita, y eso las enfurecía. Hacer Reina a una bastarda es una deshonra. Además, yo no era como ellas esperaban. No era domesticable.

Un año después, mi madre murió. Tras su muerte, y como yo era demasiado joven para subir al trono, fue escogida una nueva Reina Regente que reinaría hasta que yo cumpliera la mayoría de edad. Un miembro de la familia real ocupó el trono.

Atlanta no se parece en nada a mi madre, lo único que desea es poder. Le da igual a quién tenga que pisotear. Sabe que la única que le puede hacer frente soy yo. Es por eso que tras ser coronada me expulsó del Océano Ártico, el lugar donde pase mis primeros años.

Las sirenas le tienen mucho miedo. Siempre ha sido palpable que la familia real es fuerte, muy fuerte. Por eso nadie osa enfrentarse a ella. Es una cruel dictadora que cuenta con un gran ejército leal a su Reina Regente. Hay muchas que no aceptan que exista un ser tan poderoso como la Reina de las Sirenas. Una figura con ese poder puede ser muy peligrosa si enloquece. Es por eso que quieren erradicarla por completo. Y eso lo conseguirán matándome.

Tras ser desterrada estuve vagando buscando a mi padre, la única familia que me quedaba. Fue en ese momento cuando conocí a los Cullen.

En Alaska fui atacada por dos vampiros. Yo era pequeña y no tenía la fuerza como para enfrentarlos. Creí que moriría. Pero no pasó. De repente aparecieron de la nada Emmet y Jasper. Se lanzaron sobre los vampiros y los descuartizaron, después los quemaron. Estaba herida, me habían mordido e inyectado su ponzoña. No podía moverme. Emmet me cogió en brazos y me llevó a la casa que tenían en aquella época. Estuve varios días agonizando hasta que por fin mi cuerpo eliminó todo el veneno y me recuperé. Un milagro. Por lo general la ponzoña resulta muy tóxica y letal para nosotras.

Después de aquello los Cullen me acogieron como a una más y cuidaron de mí. Estuve con ellos durante seis años. Después por casualidades de la vida me enteré de que Carlisle conocía a mi padre biológico. Me sorprendió enterarme de que ya no era humano sino un vampiro vegetariano que vivía en Escocia. Decidí irme a vivir con él durante un tiempo y es allí donde he estado los últimos años.

Sin embargo, hace una semana recibí la visita de una vieja amiga de mi madre, Vivian, una sirena del Océano Índico. Me contó que Atlanta había enviado a un escuadrón guerrero para capturarme y llevarme viva hasta su castillo donde sería ejecutada.

Quedarme en Escocia no era seguro así que me dirigí hacia aquí con la esperanza de que perdieran mi rastro. Pero la muerte de anoche confirma que me equivocaba. No pararán hasta dar conmigo y matarme. Atlanta desea más que nada mi muerte, sabe que tengo el poder suficiente para acabar con ella. Sabe que cuanto más tiempo pasa mi poder más aumenta, mi fuerza seguirá creciendo hasta la primera luna llena de mis dieciocho años, en la cual por derecho de nacimiento debo convertirme en la nueva Reina del Mar. Es por eso que hará lo posible por matarme antes de que eso pasé. Es la forma más rápida de acabar con la línea de sangre y que no nazca una sirena con el poder para dominar todas las mareas.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora