El vuelo había sido largo y con algunas turbulencias a causa de la tormenta. Por suerte, ella no se había enterado de nada. Se había pasado la mayor parte de éste durmiendo profundamente.
Al desembarcar se dirigió a la salida directamente, pues no traía nada más que una maleta de mano en la que llevaba unas mudas. Las personas se movían a su alrededor buscando sus cosas o reencontrándose con sus familias. Con gran agilidad esquivaba al gentío rogando por no llamar la atención de nadie, pues eso le acarrearía muchos problemas.
Decidió que era mejor tomar un taxi que la llevara a Forks. No había avisado a Carlisle que iría de visita, pero había sido todo tan precipitado que prácticamente no le había dado tiempo a nada. Aún así, sabía que no necesitaban una llamada para saber que se dirigía hacia allí.
Al llegar pagó al taxista y se encaminó hacía la casa de la familia Cullen. Durante los cuatro años que había estado con su padre no había tenido contacto alguno con ellos. Por eso, tras tanto tiempo, se moría de ganas de volver a verlos. Hubiera tenido por delante un buen camino para llegar hasta la casa si no fuera por su increíble velocidad, comparable a la de los vampiros, que le permitiría estar allí en pocos minutos. Esperó hasta que el coche desapareció y emprendió su camino. Corrió a toda velocidad por el terreno algo resbaladizo. Sentía como su cuerpo parecía liberarse, al deshacerse de las cadenas que la obligaban a seguir el rol de ser humana, y eso la llenaba de satisfacción. El viento en su melena, en su piel, era refrescante.
Sin embargo, algo llamó su atención y la detuvo. El viento cambió de dirección y, en cierto momento, detectó un olor que jamás había sentido nunca. Agarró con fuerza su maleta e inspiró profundamente. Era parecido al de los humanos pero con un toque extraño que no lograba identificar, mas le resultaba familiar. No sabía de dónde provenía, pero lo cierto era que no le desagradaba, es más, se podía decir que le gustaba. Miró a su alrededor para identificar su origen.
El sonido de unas ramas quebrándose la alertó y, sorprendida, se giró hacia el ruido y aroma. Sus ojos se posaron en unos arbustos y entre las hojas verdes vio a tres grandes lobos acercándose a ella cuidadosamente, como si esperaran algo. Salieron de su escondite y, gracias a eso, pudo ver su tamaño parecido al de un caballo. ¡Qué grandes! Son hermosos.
El más grande, situado en el centro, poseía un pelaje negro carbón y sus ojos, llenos de curiosidad, no se apartaban de ella. El lobo de la izquierda tenía el pelaje gris y parecía querer desafiarla; cosa que sólo provocó que hundiera ligeramente el ceño. El último, un poco más pequeño que los otros dos, tenía el pelaje color chocolate y su cara reflejaba sorpresa.
Ambre sabía que era peligroso quedarse allí, pues no sabía si podían ser agresivos, y tampoco quería comprobarlo. Así que decidió emprender la marcha otra vez. Supuso que no podrían seguir su velocidad. Mas, para su sorpresa, a medida que corría los lobos la seguían, no eran tan rápidos como ella, cuando se esforzaba, pero eran capaces de alcanzarla. De igualarla incluso.
Sus píes casi volaban debido a lo rápido que iba, se deslizaba por la tierra sin hacer ruido y con una majestuosidad impropia de un humano. Los lobos, sorprendidos por sus capacidades, intentaron seguir su ritmo a duras penas. Parecía una carrera para demostrar quién era mejor.
Dispuesta a perderlos de vista, aumentó su paso dejándolos atrás y siguió corriendo hasta llegar a un río. Aprovechando el impulso, saltó y llegó a la otra orilla sin problemas. Se detuvo para ver si la seguían y, al ver que ya no estaban, siguió su camino. Corrió un poco más y divisó la casa. Bueno una casa como tal no lo parecía. Era más bien una enorme mansión muy bien iluminada. Ese era su destino. Una sonrisa cruzó sus labios y sus ojos brillaron ante la excitación de volver a ver a esa extraña familia.
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Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]
Genç KurguTras el encuentro con los Vulturis la paz parece llegar a la vida de los Cullen. Pero una visita inesperada hará que esa paz sea amenazada. Jacob, después de estar un año viajando por el mundo en su forma lobuna, decide volver para la boda de Emily...