Capítulo 20: Ritual

11.3K 796 2
                                    

Mariam

Estaba asustada, aterrada. Había llegado el momento que tanto esperaba pero no sabía si estaba preparada. Ambre me dijo que no tenía nada que temer, que yo era fuerte y lo superaría, pero no estaba segura.

Me encontraba tumbada en la hierba, las cadenas que estaban atadas a mis muñecas y tobillos me sujetaban al suelo. Si intentaba escapar para ir a la playa no podría. Estaba metida en un circulo de perlas negras y blancas que formaban un campo de fuerza a mi alrededor. Otra precaución por si lograba romper las cadenas.

Cuanto más tarde se hacía más nerviosa me ponía.

--- Tranquilízate Mariam. Esto acabará antes de que te des cuenta. -intentó calmarme.

--- Para ti es fácil decirlo, no eres la que está encadenada y a la espera de algo muy doloroso. -dije temblando.

--- Pero te recuerdo que lo he estado. Por eso necesito que te calmes -contestó muy seria.

Tragué saliva y puse todo mi empeño en tranquilizarme. Logré hacerlo un poco.

Cuando la Luna estaba en su punto más alto empecé a sentir esas ganas irrefrenables de matar. Ambre sacó de una caja la piedra luna. Con los segundos pasando, empezó a brillar en el momento que yo noté un profundo dolor en el pecho. Era como si mi cuerpo se estuviera quemando de dentro a fuera. Me retorcí a causa del insoportable dolor y empecé a gritar. De nada servía, el fuego iba creciendo dentro de mí sin freno alguno. Desde mi pecho se fue extendiendo por todo mi cuerpo. Intenté dejar de gritar apretando los dientes con fuerza, pero me salía un grito ahogado. El fuego fue en aumento más y más, desee que me mataran con tal de apagar el dolor.

¿Valía la pena pasar por ese dolor? Podía marcharme de Forks y la mayoría no se daría cuenta. Entonces empecé a pensar en las personas que a lo largo de mi vida había matado, en sus familias... Pensé que en cuanto esto acabara sería libre, libre de esa maldición que nos perseguía a las de mi especie. Eso me dio fuerzas para aguantar el profundo dolor durante horas.

No sabía bien cuanto tiempo había pasado. ¿Eran minutos, horas o días? No lo sabia. Empecé a sentir que en las puntas de los dedos de las manos y los pies se iba consumiendo el fuego. Cada vez quemaba menos. Y como una reacción en cadena el fuego, siguió desapareciendo. Empezando por las extremidades hasta la cabeza. Solo en el pecho aún sentía fuego. Pero poco a poco fue menguando hasta no quedar nada. Sentí mi cuerpo ligero como una pluma. Era como si me acabaran de quitar un objeto pesado de encima que me oprimía, pero que no me había dado cuenta nunca de que lo tenía hasta que me lo habían sacado. Era libre, por fin libre. Esas ganas de hacer daño habían desaparecido para siempre. Pasaría milenios y milenios y no volvería a ser obligada a matar. Una paz en mi interior empezó a surgir de inmediato. Ambre tenía razón, no había sensación mejor que el sentirse completamente libre.

Escuché un murmullo de voces a mi alrededor.

--- ¿Está bien? ¿Lo ha conseguido? -preguntó Esme preocupada.

--- Sí, está bien. Lo ha conseguido.

Un suspiro de alivio se extendió como si hasta ahora hubiesen aguantado la respiración, que no me extrañaría para nada, siendo vampiros.

Abril los ojos y contemple el amanecer. Había estado en ese estado de agonía prácticamente toda la noche. Me incorporé y miré a mi alrededor. Todos estaban allí, sonriendo. Ambre se acercó y me quitó las cadenas.

--- Enorabuena Mariam. Eres libre. -me dijo con una sonrisa de oreja a oreja-. Te dije que lo conseguiría.

Una gran emoción surgió en mi interior. Mi sueño ya era una realidad. Las lágrimas brotaron de mis ojos sin que pudiera retenerlas. Ambre me abrazó y seguidamente hubo una ola de muestras de cariño de los que consideraba una parte de mi familia. Un nuevo día empezaba, uno que me daba la tranquilidad y la confianza de que ya no tendría que temer a la Luna.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora