Estaba en mi habitación buscando un conjunto que me gustara. Nessie estaba sentada en mi cama mirándome mientras yo le iba enseñando prendas de ropa para ver si le gustaba. Desde mi llegada nos habíamos vuelto inseparables. La pequeña me perseguía allá donde iba. Me recordaba muchísimo a mi medio hermana pequeña. Después de un buen rato encontré lo que estaba buscando y se lo enseñé a Ness para que me diera su aprobación. Ella sonrío y asintió dándome su visto bueno. Sonreí triunfante y me lo puse.
Era un conjunto sencillo una camiseta fina negra de encaje ajustada con manga larga, unos pantalones vaqueros blancos con rallas grises y mis botines negros de plataforma. Llevaba el pelo suelto, ya me llegaba un poco más abajo de la cintura, con mi rizo natural.
Me miré en el espejo y me gustó lo que vi. Cogí a Nessie y salimos de la habitación. A medida que bajábamos, pude oír una conversación que parecía acalorada. Ese día solo estábamos en casa la pequeña, sus padres y yo. Más tarde vendría Seth pero aún era muy pronto. Agudicé el oído para saber de que iba la discusión. Ellos estaban en el porche, con ellos me refiero a Edward, Bella y un chico que no reconocí.
Me percaté de su efluvio, era parecido al de los demás metamorfos pero más fuerte, además tenía algunas diferencias, como todos, que lo hacían único.
Dejé a Renesmee en el suelo al llegar al final de la escalera. Me había sorprendido algo de la conversación. Había muerto un humano en la playa la noche anterior y en el cuerpo había olor a sirena. Palidecí en cuanto empecé a atar cabos. Salí por la puerta para enfrentarme a ese chico que había venido a pedir explicaciones.
--- ¿Qué?
Intenté salir pero Edward no me dejaba pasar.
--- Edward aparta -ordené.
Mi estado de sorpresa y miedo se convirtió en ira. La noche anterior había sido luna llena. No había muchos motivos para que una sirena viniera a esas costas salvo que estuviera rastreando a alguien, y por desgracia, sabía que ese alguien era yo. Seguramente la luna llena la había pillado desprevenida y no se había podido controlar. Un error fatal, pero un error al fin y al cabo. Asesinar a humanos estaba prohibido, era peligroso para nuestro deseo de mantenernos ocultas. Me encaré con Ed, no podía creerme que no me lo hubiera contado. La muerte de aquel pobre hombre había sido culpa mía, el chico que había podido oír que se llamaba Jacob tenía razón. Pero no como él pensaba. Esa sirena me había venido a buscar a mí y el pobre hombre había tenido la mala suerte de encontrarse con ella en una noche de luna llena.
--- Edward, ¿por qué no me lo habías contado? -le reproché enfadada.
--- Porque no tenía nada que ver contigo -me dijo un tanto arrepentido.
--- ¿Qué? -no daba crédito a lo que estaba oyendo-. Por supuesto que tiene que ver conmigo. ¿Por qué crees que esa sirena está en estas costas? Me están buscando.
Notaba como el chico me miraba fijamente. Desde que había salido de la casa no me había quitado la vista de encima. Genial. Otro acosador. Le ignoré completamente y me dirigí de nuevo hacía Edward, si sabían que estaba escondida allí no tardarían en venir. Dos días, dos malditos días habían tardado en localizarme. Eso me decía que la influencia que ejercía en el mar cada vez era mayor. Maldición.
Respiré hondo intentando tranquilizarme y volví a hablar.
--- Tengo que irme -dije firmemente-. No puedo quedarme más tiempo. Pensé que aquí estaría segura pero me equivocaba.
--- Sabes que no hay ningún lugar en el mundo dónde lo estarás. Ellos te perseguirán hasta que te atrapen. Y como por desgracia son inmortales, al igual que tú, te pasarás toda la eternidad huyendo de un lugar a otro -me recordó.
Tenía razón, pero yo sola no era lo suficiente fuerte para luchar con todas ellas. Es cierto, podía inutilizar sus poderes y la influencia que ejercían en el mar, pero no podía hacer nada contra su velocidad y su fuerza física que eran semejantes a las mía. Yo sola podría cargarme a cinco tal vez diez pero no a todo el circulo que se componía de las cien hermanas. Era por esa razón que desde mi destierro había estado huyendo. Ahora que cada vez más se acercaba la fecha señalada, Atlanta tenía más prisa que nunca por capturarme y matarme.
--- Nosotros te protegeremos -dijo Ed sacándome de mis pensamientos- No estás sola en esto y lo sabes.
Si no supiera que no podía leerme la mente juraría que había estado escuchándome mientras pensaba. En ese momento, y por primera vez desde que yo había salido en escena, el tal Jacob se hizo notar.
--- ¿Alguien me puede explicar de que va todo esto? -dijo un tanto confundido.
--- Está bien -dijo Bella-. Pero será mejor que entremos y te sientes, esto va para largo.
Entramos los cuatro en la casa. Nessie se tiró a los brazos de Jacob en cuanto lo vio entrar. Me sorprendió la facilidad que tenía la niña de hacerse con todos. Jacob la cogió en brazos y le dio unas cuantas vueltas y luego la dejó en el suelo para verla. Se quedó con la boca abierta cuando vio cuanto había crecido o eso parecía.
Después de un rato nos sentamos para que yo pudiera relatar mi historia. Jacob se sentó en el sofá y a su lado Nessie. Edward se puso al lado de su mujer sentado en una silla. Bella se quedó de pie, le daba igual una forma que otra. Yo por mi parte me coloqué en el sillón. Todas las miradas estaban atentas a mí, esperando que empezara con el relato, carraspeé y me dispuse a narrar la historia. El recuerdo aún resultaba doloroso. Siempre lo era.
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Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]
Novela JuvenilTras el encuentro con los Vulturis la paz parece llegar a la vida de los Cullen. Pero una visita inesperada hará que esa paz sea amenazada. Jacob, después de estar un año viajando por el mundo en su forma lobuna, decide volver para la boda de Emily...