Capítulo 13: Segunda visita a La Push

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Por la tarde apareció Seth para jugar con Nessie. Pensamos que era buena idea contárselo todo y que nos acompañara a La Push por si alguno de los chicos se ponía violento al verme. Él escuchó atentamente mi historia sin musitar palabra y solo habló cuando se aseguró que ya había acabado de relatar.

--- ¡Dios! Si ya teníamos bastante con las sanguijuelas ahora le sumamos sirenas -dijo riéndose cuando yo acabé.

Agaché la mirada arrepentida. Por mi estancia allí ahora los estaba poniendo en peligro. Jasper, Edward, Bella y Jacob le dirigieron una mirada asesina que hizo que se callara al momento.

--- No te preocupes cariño -me animó Esme-. Ya verás que todo se arregla.

En un momento de la tarde Edward y Jacob se fueron a fuera a charlar, supuse que tendrían cosas que discutir así que no le di importancia, aunque Bella parecía un poco tensa.

--- No te preocupes, no es que se vayan a matar. Solo van a hablar -dije intentando que se calmara, pero hizo el efecto contrario.

En ese momento entraron ellos dos, ambos llevaban sonrisas en su rostros. Edward se acercó a Bella y le dio un beso en los labios; mientras, Jacob se sentó a mi lado en el sofá.

Jacob

Edward me hizo una señal para que saliéramos fuera. Estaba seguro que quería hablar sobre lo de mi repentina imprimación así que le seguí.

--- ¿Qué quieres? --pregunté aunque me lo imaginaba.

--- La vas a ayudar, ¿verdad? -dijo serio. Eso me descolocó, no me lo esperaba.

--- Por supuesto, me da igual si son vampiros o sirenas o lo que venga, nadie le pondrá un dedo encima. -dije.

¿Qué se pensaba? No la iba a dejar sola después de escuchar todo lo que se le venía encima. Ella era mi imprimada, me gustara o no, y la protegería con mi vida. Edward leyó mis pensamientos y sonrío.

--- Ha sido muy oportuno. Por primera vez agradezco que los metamorfos os impriméis -dijo con una gran sonrisa. Él sabía que al imprimarme mi amor por Bella había desaparecido y eso le encantaba-. Nosotros también ayudaremos. Gracias al escudo de Bella sus cantos no nos afectan. Ella es parte de la familia y no la dejaremos sola cuando más nos necesita. Espero que puedas convencer a los demás.

Sonreí al escuchar eso. Sabía que eramos muy fuertes, pero, si lo que decía Ambre era cierto, no tendríamos ninguna posibilidad sin el escudo de Bella.

--- Por supuesto que los convenceré.

Era verdad, a lo mejor algunos se negaban al principio pero en cuanto se enterasen de que ella era mi imprimada no podrían negarse. Ahora Ambre, quisiera o no, formaba parte de la manada, aunque yo esperaba que se uniera por propia voluntad. Además, ¿quién me aseguraba que dentro de cuatro meses no se iba a vincular conmigo al cumplir la mayoría de edad? Eso pareció hacerle gracia a Edward pues soltó una risita.

--- No si de ilusión y esperanza pueden vivir algunos -dijo soltando una carcajada.

Yo pusé mala cara a su comentario y me encaminé para entrar a la casa. Era hora de ir a La Push.

Ambre

--- Ambre -dijo Jacob después de sentarse-. Tenemos que irnos.

--- Sí, es verdad. Ed cogeré el Volvo.

Él asintió. Me levanté y cogí mi abrigo y las llaves del coche. No entendía porque me ponía siempre abrigo si mi cuerpo estaba adaptado al clima del Ártico. Recordé que debía mantener las apariencias y me lo puse. Aunque no lo parecía era un abrigo muy fino para así pasar el menos calor posible.

Me dirigí al garaje seguida de Seth y Jacob. Al entrar hubo una pequeña discusión sobre quién conducía. Yo no quería ceder pero Jake tampoco. Al final acabó conduciendo él y yo me puse de copiloto.

Al llegar a una casa de madera salimos y nos acercamos a la puerta. Jacob entró a la casa para buscar a Sam y yo me quedé fuera con Seth esperando. Entonces en el fondo, saliendo del bosque, aparecieron unos enormes chicos, eran metamorfos, lo pude deducir por el olor. Algunos pude reconocerlos de la noche anterior pero otros no. Imaginé que a esos les tocaba la vigilancia cuando yo fui y por eso no los vi. Tragué saliva al ver las caras desfigurada por la furia que ponían mientras sus cuerpos ya se convulsionaba, Seth fue corriendo hacía ellos para calmarlos.

--- Paul cálmate, no es lo que piensas -dijo, estaba nervioso se le notaba en la voz.

--- ¿Qué no es lo que pienso? -dijo cada vez más enfadado sin quitarme la vista de encima-. Es una maldita asesina, no has debido traerla. Es más, deberíamos haberla matado en cuanto la vimos por primera vez, así al menos aquel hombre seguiría vivo.

Desde luego no tenía pelos en la lengua. Estaba a unos treinta metros de mi posición. Entonces, se inclinó hacía delante y se transformó, frente a mis atónitos ojos, en un enorme lobo deseoso de utilizar mi cabeza como balón de fútbol.

Mareas Misteriosas {#Libro 1} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora